Bruselas
Guerra abierta
Bélgica, como nación, hace mucho tiempo que dejó de existir, desde que el territorio histórico conocido como los Países Bajos acabó dividido en dos comunidades lingüísticas diferentes hace ahora 180 años. Los flamencos y los valones no sólo tienen lenguas diferentes, holandés y francés respectivamente, sino que sus ciudadanos poseen también características físicas, culturales y de desarrollo económico que acentúan la diferencia.Para citar un ejemplo que lo dice todo, el rey no es el rey de Bélgica sino de los belgas, y así se menciona en las pocas veces que aparece en los textos legislativos que se aprueban.En realidad desde que Bruselas se convirtió de facto en la capital europea, después de que los padres fundadores del Mercado Común y posteriormente de la Alianza Atlántica decidieran trasladar a esa capital central europea el resto de las instituciones comunitarias, la pugna entre flamencos y valones se convirtió en una guerra abierta de carácter separatista.Por esta situación Bruselas recibe muchos fondos extra de la Unión Europea, que es la que le hace sobrevivir sin el apoyo valón o flamenco, y por eso es el objeto de deseo de ambas comunidades. El resto del territorio lleva mucho tiempo dividido políticamente: el norte flamenco, con el 60% de la población, y el sur francófono con el otro 40 por ciento.