Los Ángeles

Alonso este año sí

La Razón
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El sello de los pioneros
Cuando la historia juzgue a Fernando Alonso sólo le podrán aplicar los parámetros gloriosos que se aplican a los pioneros del deporte es- pañol, que ha cerrado 2008 como el mejor año de su historia gracias a quienes pusieron en el mapamundi deportivo a un país que hasta anteayer sólo se sentía ganador cuando había suerte en «el tradicional duelo ibérico» de hockey sobre patines con los vecinos portugueses. Como el automovilismo, la F-1, más aún, es una actividad en la que influyen más factores que el mero talento, el compatriota ganador ha llegado con unas décadas de retraso. Pero ello no lo aparta de la senda marcada por los Blume, los Seve, los Nieto, los Santana, los Fernández Ochoa o, más recientemente, Miguel Indurain. La magnitud de su figura no puede ser entendida desde el paleto comple- jo noventayochista que todavía atenaza a muchos ciudadanos de este extraño país. Aquí, si un señor no se calza una montera o se arranca por bulerías cuando gana, no es un deportista querido, sino un tío antipático y estirado que se merece todas las maldiciones cainitas. Claro que un piloto no puede triunfar sin un gran coche, pero sólo en manos de los muy grandes ponen las escuderías los volantes de sus mejores bólidos. Y si en McLaren la prioridad, legítima, era que un inglés venciese y Renault no es capaz de ser tan competitivo como en las inolvidables campañas 2005 y 2006, pues habrá que buscarse la vida en Ferrari. ¿O acaso extrañó que Gasol cambiase Memphis por Los Ángeles?

Lucas Haurie

Vinagre de manzana
Aquí empieza un artículo contra Fernando Alonso de una forma un poco rara, miren Vds: Alonso es un fenómeno. Sí señor, que vaya eso por delante. Alonso es un piloto asombroso que ha convertido los bares de carretera de La Mancha en gabinetes de análisis de la conveniencia de ir a dos o tres paradas, de montar los neumáticos de lluvia extrema o la apertura de la trazada con gomas blandas. Alonso ganó dos Mundiales con un coche regulero gracias a lecciones de pilotaje y audacia. Este mismo año sin ir más lejos empezó con un Seat Panda y si el Mundial tiene cuatro carreras más a lo mejor va el tío y gana. Y encima es asturiano el gachó. Pero, aun así, una no tiene a Alonso en su particular Olimpo de deportistas españoles junto a Torres, Nadal y Gasol. Debe ser por esa actitud algo chulesca, que no digo yo que no haga falta en ese mundo de tiburones en el que vive. O por su paso por McLaren, cuando le pusieron las cosas difíciles, pero seguro que algo tuvo que ver él y su complicado carácter, algo sabihondo y algo soberbio, por más que se nos quiso convencer de que Hamilton era más malo que el sebo y Ron Dennis deja olor a azufre cuando pasa por el pasillo. Que el tipo es un fenómeno está claro, pero parece que haya que estar diciéndoselo todo el rato para que no bufe. Y una piensa que los fuera de serie tienen la caballerosidad de Nadal cuando habla de Federer o la cara de buena gente de Pau cuando habla de cualquiera. O son del Atleti, como Torres. Ahora que lo pienso, a ver si es eso.

María José Navarro