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El primer crucero ecológico

El «Eoseas» contará con 1.000 m2 de placas solares y un sistema hidrodinámico que reduce la fricción de la nave con el agua. El trasatlántico ahorrará el 50% de combustible y reducirá a la mitad las emisiones de CO2 a la atmósfera frente un barco «tradicional».

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Vacaciones a bordo de un gran barco? Descansar mientras se surcan los mares de todo el mundo parece una propuesta más que sugerente. De hecho, cada vez más personas se decantan por subirse a un trasatlántico. Sin embargo, estos «colosos marinos» son una gran fuente de contaminación, ya que para moverse demandan mucho combustible que, en la mayoría de los casos, es muy dañino para el entorno, pues suele ser de baja calidad. Y eso sin olvidar los vertidos que dejan en el ecosistema marino. Para intentar paliar los efectos que estas naves causan, Stx Europe, la compañía constructora de trasatlánticos más grande de Europa, está fabricando en sus astilleros de Sant-Nazaire (Francia) el primer crucero ecológico. Dentro de cinco años, 3.311 pasajeros navegarán en esta nave de 12.440 metros cuadrados (m2) conscientes de que en su viaje se ha reducido considerablemente el impacto medioambiental, ya que la embarcación logra ahorrar el 50 por ciento de combustible y reduce las emisiones contaminantes a la mitad. ¿Cómo? Gracias a la utilización de sistemas sostenibles para la propulsión del barco y abasteciendose mediante el uso de las últimas tecnologías respetuosas con el entorno. Y este logro no es baladí, ya que este tipo de cruceros, según un informe elaborado por Oceana –asociación internacional que se dedica al estudio medioambiental marítimo– son capaces de consumir el mismo combustible que 12.000 vehículos.

Como un velero El secreto para lograr dicho ahorro de carburante está en las cinco grandes velas de 12.440 m2 con las que el crucero navegará por sí mismo como si se tratase de un velero gigante si el viento sopla a favor. Y si las condiciones climáticas son más adversas, aportarán el diez por ciento de la energía que el trasatlántico necesita para navegar, logrando el consiguiente ahorro de fuel. Esta característica es precisamente la que hace que este buque sea único en el mundo. A esto se añade que la propulsión de la embarcación es ayudada con un moderno sistema hidrodinámico que consiste en un «colchón» de aire bajo el casco principal que reduce la fricción entre el crucero y el agua un 17 por ciento, lo que se traduce en una disminución de la necesidad de combustible de un diez por ciento. Y aún hay más, ya que el «Eoseas» ahorrará fuel utilizando energías alternativas para abastecer las necesidades energéticas de la nave. De hecho, el barco está cubierto por ambos lados con 1.000 m2 de placas solares que conseguirán proporcionar la electricidad necesaria al barco.Al reducir la combustión de fuel en los motores de la embarcación, la compañía ha conseguido otro logro muy a tener en cuenta: disminuir considerablemente las emisiones nocivas para la atmósfera frente a las emitidas por un crucero «tradicional», que puede llegar a producir el mismo CO2 que 350.000 coches. Así, este barco «verde» reducirá un 50 por ciento las emisiones de dióxido de carbono, mientras que las de dióxido de nitrógeno bajarán un 90 por ciento. Otros gases contaminantes, como las partículas en suspensión o el dióxido de azúfre (SO2) serán evitados por completo.Además, la compañía tiene previsto crear una pequeña planta de reciclaje en el interior del barco que le permitirá reciclar la materia orgánica generada con el fin de disminuir el vertido de residuos. Pero esta basura tendrá su «misión» particular, ya que una caldera de biomasa será la encargada de generar 500 kilovatios (Kw) de energía eléctrica, la suficiente para iluminar todas las habitaciones del crucero durante su travesía. Mantener la temperatura idónea en el interior de un trasatlántico suele ser, por lo general, un derroche de combustible y, a su vez, de emisiones contaminantes para la atmósfera. Sin embargo, el diseño del «Eoseas» ha tenido en cuenta este problema y ha previsto la instalación de un generador eléctrico que funciona con gas natural licuado, el cual proporcionará aire acondicionado y calefacción a los pasajeros sin gastar una gota de combustible. Además, el barco estará recubierto de una capa aislante que conserva la temperatura de la nave como si se tratase de una doble piel.

Agua de la lluvia Los vertidos de aguas residuales ocasionados por las navieras son uno de los factores que más daño causan a los mares y océanos de todo el mundo. Oceana especifica en su informe que una de estas embarcaciones puede generar hasta 800.000 litros de aguas grises (procedentes de duchas, lavabos, piscinas y lavadoras) y 115.000 litros de aguas negras (correspondientes a los cuartos de baño). Con el fin de reducir la cantidad de residuos que se vierten al mar, la compañía instalará en el Eoseas una planta de reciclaje de agua y un sistema de membranas que captará la lluvia. Con ambos procesos se puede llegar a obtener hasta 500 litros de agua por día.Los materiales con los que se contruye la nave también están en el punto de mira del proyecto de Stx Europe. De hecho, todo los componentes con los que el «Eoseas» surcará los mares provienen de plantas de reciclaje.La puesta en marcha del buque «Eoseas» es parte del proyecto Ecorizon, cuyo principal objetivo es proteger los mares y preservar los recursos naturales de la Tierra limitando el impacto de la actividad humana. Así, la compañía lleva trabajando dos años en el diseño de cruceros, ferries, plataformas y buques respetuosos con el medio ambiente. Pero, por desgracia, la sostenibilidad tiene un precio. En este sentido, la empresa prevé que la construcción del «Eoseas» cueste un 30 por ciento más que la de una embarcación convencional de características similares. Sin embargo, los responsables de la compañía recalcan que el ahorro de combustible de la nave logrará que en un plazo de tres años el comprador del crucero recupere todo el dinero que ha invertido.Para Oceana las lindezas de este proyecto suponen un paso adelante en su lucha contra la contaminación de los cruceros. De hecho, recoge algunos de los planteamientos que se han elaborado desde esta asociación para evitar que los trasatlánticos dejen huella en las aguas. «Las tecnologías que se usan en el barco están perfectamente desarrolladas para ser implantadas. Creo que naves así deberían ser una tendencia a seguir», explica Ricardo Aguilar, director de investigación de la asociación, quien añade que la raíz de este problema se encuentra en el vacío legal que existe en el uso de cruceros, ya que, según recalca, «la legislación no cubre la actividad de trasatlánticos siendo estos grandes contaminantes. En cambio, sí se aplican medidas para otras embarcaciones como los buques mercantes».Surcar los mares a bordo del «Eoseas» será como viajar en un velero gigante –en contacto con el agua y sin escuchar los motores–, pero con todas las comodidades del más lujoso de los cruceros, ya que el lema bajo el que el trasatlántico se pondrá en marcha es «dejar huella en la mente de las personas y no en el mar».

UNA OPCIÓN DE MODA

Los viajes en crucero se han visto considerablemente incrementados en las últimas décadas. Las grandes víctimas de este aumento son, sin duda, los mares y océanos, que cada vez se ven más contaminados por los vertidos y emisiones de estas embarcaciones.Mientras que en los años 70 apenas 500.000 personas elegían pasar sus vacaciones en un crucero, actualmente esta cifra ha aumentado hasta alcanzar los 12,5 millones de pasajeros, lo que ha llegado a generar un beneficio de 12.000 millones de euros al año.Además, los destinos turísticos preferidos son a su vez aquellos más vulnerables. El Caribe, Alaska, el Mediterráneo, los fiordos nórdicos o muchas pequeñas islas se enfrentan continuamente a la presencia de estos grandes buques.En la isla caribeña de Gran Caimán se ha destruido 1,2 millones de metros cuadrados de arrecife por las grandes anclas de los cruceros y en zonas como Jamaica y Florida ya sólo se conservan entre un cinco y un diez por ciento de sus corales vivos.