Galicia

Hugo Silva un hombre con «Agallas»

Silva (en la imagen, en una escena del filme) asegura que le apetece «encarnar a personajes que no tengan nada que ver conmigo»

Hugo Silva, un hombre con «Agallas»
Hugo Silva, un hombre con «Agallas»larazon

Dice que Lucas, el personaje que lo encumbró a las carpetas de todas las adolescentes con gusto y que ayer morían otra vez por sus huesos en Málaga, fue «importante para mi carrera desde el punto de vista mediático», y que con esa serie, «Los hombres de Paco», «aprendí tres años de interpretación gracias a mis compañeros». Hugo Silva, que también protagoniza «Mentiras y gordas», esa película española que barrió por sorpresa la taquilla en su primera semana, presentó ayer su nuevo trabajo, «Agallas», un «thriller» ambientado en Galicia sobre narcotraficantes sin escrúpulos ni remordimientos que protagoniza junto a Carmelo Gómez. Delincuente espeso Con una cazadora de cuero y otra vez barba (se la afeitó para darle cuerpo y voz a Sebastián, un delincuente espeso que acaba trabajando para un capo con menos entrañas que él) , Silva habla de este interesante filme no exento de humor negro realizado por los debutantes Samuel Martín Mateos y Andrés Luque Pérez: «He visto la película sólo una vez y es complicado que tenga ya una idea objetiva porque posee numerosos giros¿ Sin embargo, consigue lo que queríamos, que sea entretenida y que el espectador vaya siempre por detrás de la historia», asegura.

Y advierte que al cine español le falta «empuje y valentía para conseguir una identidad propia, como sucede con el francés o el iraní. Y no han de pensar tanto en el estudio de mercado. Es importante que el público vaya a las salas, aunque también arriesgar». No teme Silva al encasillamiento (suele interpretar papeles de tipos duros que coquetean siempre en el filo de la navaja). Es más: «Estoy contra las etiquetas. Hay una idea errónea, que es ver en un actor al personaje que encarna, aunque nos cuidamos mucho de mostrarnos y de que la gente nos conozca por la calle», asegura alguien a quien la fama le ha dado algún disgusto. Eso, al menos, se rumorea.

«Me apetece encarnar a hombres que no tengan nada que ver conmigo por lo que llevan dentro, Sebastián está muy alejado de mí...». Revela que, para concebirlo, la primera idea que se le ocurrió fue visitar a los animales del zoo «porque me parecía todo instinto, un instinto que está por encima de su inteligencia emocional. Luego yo tenía una serie de recursos propios.De niño viví en un barrio bastante deprimido de Madrid. Y, por otro lado, conocía a una persona que estaba terminando una condena en la cárcel y lo visité. Él me abrió su corazón. Y me daba pudor, porque lo que estaba haciendo era chupar cuanto pudiese para dar vida a Sebas». En cuanto al excelente Carmelo Gómez, con quien Silva forma una pareja que es pura química, apunta que, aun tratándose de dos artistas tan diferentes, «viajamos en la misma barca; los dos somos bastante trabajadores. Ocurre algo parecido con los mafiosos que encarnamos, no tienen nada que ver y, no obstante, se hacen falta entre ellos». Ambigüa moral Y de la Galicia de los asuntos turbios a otro «thriller» bajo la influencia de Hitchcock.

Se trata de «Un buen hombre», la segunda cinta realizada por Juan Martínez Moreno, quien debutó en 2001 con la comedia «Dos tipos duros» y que también concursó en Málaga. La existencia de Vicente (Tristán Ulloa) y Fernando (Emilio Gutiérrez Caba), profesores en la Facultad de Derecho, vira de manera dramática cuando el primero es testigo de cómo el segundo mata a su esposa: «Sí, supone un cambio con respecto a mi ópera prima, pero me gusta contar historias, no moverme constantemente en el mismo género», indica el autor del filme.