Música

Los Ángeles

Jackson fundido en negro

Entre los Oscar y la NBA. El funeral de Jackson se convirtió en un espectáculo netamente americano. Hubo lágrimas, bromas y música en un acto emocional y hollywoodiense. 

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Del Harlem a Nerverland y del Staples Center de Los Ángeles al resto del mundo. La despedida a Michael Jackson se convirtió en el último «show» del cantante. Música, amigos, seguidores y docenas de televisiones preparadas para retransmitir un espectáculo típicamente americano. El funeral del artista estuvo a la altura de un jefe de Estado y de un país como EEUU, que tiende a convertir la imagen de sus ídolos caídos en mitos intemporales. Caravanas de coches con carrocerías tan negras como interminables y una escenografía de cine, aunque ajustada al comedido tono que ayer requería la ceremonia, arroparon un funeral tan emocional y popular como pagano, donde las lágrimas y las sonrisas apuntalaban en la memoria de los presentes los recuerdos que había dejado el hermano pequeño de los Jackson 5 entre los asistentes que acudieron a su funeral. Escenografía austeraSmokey Robinson, una de las referencias de la Motown en los años sesenta, leyó los mensajes de Diana Ross, que no pudo asistir, y de Nelson Mandela, también ausente. Era el preámbulo de un funeral que arrancaba en el templo de Los Ángeles Lakers (donde el músico ensayó por última vez la coreografía de un concierto que ya nunca podrá ser) y que ayer presentaba un decorado austero y apagado que reproducía la atmófera de las iglesias afroamericanas con coros de gospel que sustituyeron a las bocinas de los marcadores y las ventanas góticas de iglesia, robaron la atención a las canastas de baloncesto. «Su vida fue maravillosa. Siempre buscaba hacer lo que nadie había hecho. Ha sido el mayor "entertaiment"que jamás ha habido», afirmó Berry Gordy, fundador de la Motown, quien quitó hierro a la solemnidad del instante al contar alguna de las anécdotas referidas a los Jackson 5. El día comenzó con un funeral privado, reservado para un centenar de personas escogidas, en Forest Lawn, un cementerio de los L. A. La comitiva recorrió después las calles de la ciudad californiana hasta el Staples Center, donde, con una luz azul cenital, se recibió el ataúd recubierto de flores del artista. Uno de los portadores era Jermaine, uno de los hermanos de Jackson, que después se sentó junto al resto de sus hermanos (todos llevaban puestos un guante con diamantes en la mano derecha) y sus padres en las filas reservadas del estadio. Un coro de gospel inició el espectáculo. La primera artista que salió a homenajear al autor del álbum «Thriller» fue Mariah Carey. Traje oscuro, escote inadecuado y una versión edulcorada de «I'll be there», uno de los éxitos de Michael, en los labios. Cantó a capella y emocionó. Las imágenes del cantante precedieron la entrada de Lionel Richie, que escogió, como tributo personal, el tema «Jesus is Love».Tristeza y anécdotasDespués entró la actriz Queen Latifah y Berry Gordy. No permitió que los sentimientos le desencajaran la voz y, con la garganta bien sujeta a las palabras de su intervención, disipó la tristeza del público con algunas historias personales. Las canciones y los testimonios se sucedieron a partir de ahí. Stevie Wonder interpretó al piano las notas de «Never dreamed you'd leaved in summer» y, en uno de los anfiteatro del «basket», no podían faltar dos jugadores como Magic Johnson y Kobe Bryant, el pasado y el futuro de uno de los grandes equipos de la NBA. «Los dos fuimos amigos. Lo conocí hace treinta años. Me invitó a su casa y conocí a sus padres, a sus hermanos. Hizo de mí un jugador mejor», dijo Johnson. Bryant apuntó un dato que ha pasado desapercibido estos últimos días: «Tenía él récord de actuaciones benéficas». Magic Johnson remató el discurso: «Esto es la celebración de su vida». Una embarazadísima Jennifer Hudson eligió la canción «Will you be there», con un marcado acento gospel, y luego aparició el reverendo Al Sharpton, un activista pro derechos civiles y político, que pronunció un mensaje exaltado que, con su lema «never stop», condujo el acto a uno de sus instantes más intensos.

La familia, con sus hermanos, su madre y sus hijos, la mayoría con gafas negras, despidieron emocionados el acto. Uno de sus hermanos suspiró, por fin, y dijo: «Quizá, Michael, ahora por fin te dejarán en paz». Paris, la hija de Michael, se acercó al micrófono y se puso a llorar: «Sólo quiero decir que, desde que nací, papá siempre fue el mejor padre que uno pudiera imaginar. Sólo quiero decir que lo quiero». EE UU contuvo la respiración durante las dos horas que duró el acto. Muchos siguieron el espectáculo en la calle. Cientos de neoyorquinos y turistas se reunieron en Times Square para ver el funeral de Michael Jackson, que se retransmite en directo desde Los Ángeles a través de una de las pantallas gigantes de la céntrica avenida neoyorquina. «Quería honrar a Michael Jackson en comunidad, en vez de desde el salón de casa, ya que fue parte de mi adolescencia y una gran influencia en mi vida», explicó a Efe Cheryl Hart, quien dijo que había conducido dos horas para despedir al cantante desde el corazón de Manhattan.El funeral también batió récords en internet, donde millones de personas lo siguieron en directo o «twitteando» sobre él. Pero la televisión, ayer, se llevó la palma. El homenaje en el Staples Center fue retransmitido en directo en la red por cadenas como CBS, Fox y CNN.Final apoteósico Antes de bajar el telón, los bailarines de su último «show» interpretaron «This is it», la canción que grabó en sus últimos ensayos para los conciertos del 02 de Londres. El acto acabó con «We are the world» interpretada por todos los que habían cantado durante el acto. Una vez hubo acabado el funeral, sus restos mortales fueron trasladados a un cementerio situado a 20 kilómetros del pabellón deportivo donde se realizó el homenaje. En este cementerio descansan los restos de celebridades como Humphrey Bogart o Sammy Davis Jr. Un punto y final apoteósico para un funeral que marcará un antes y un después.

Mensaje a los hijos«Nuestro corazón está roto», gritó con fuerza al mundo entero. Y se dirigió a los hijos del cantante con estas palabras: «Nada de lo que hizo vuestro padre fue extraño. Lo extraño es a todo lo que tuvo que hacer frente él». De esta manera, Sharpton intentaba alejar las acusaciones que se habían arrojado contra el cantante a lo largo de su trayectoria y que tanto daño le hicieron. Salió John Mayer y, detrás de él, la actriz Brooke Shields, que era amiga especial del artista desde la adolescencia. Sus lágrimas y su emoción dieron a la ceremonia toques que evocaban a la despedida de James Brown. La actriz contó cómo Michael Jackson intentó enseñarle a bailar, sin demasiado exito, su famoso paso, «moonwarlker». Destacó que los dos habían compartido la experiencia de convertirse en adultos siendo todavía demasiado jóvenes para afrontar las responsabilidades que conlleva esa edad. «Tú empezaste a los cinco años, yo comencé a los once meses», añadió Brooke Shields. Después llegó la esperada aparición de uno de los hermano s de Jackson, Jermaine. Interpretó a capella, aunque con algún momento de duda (la voz casi se le quiebra en un pasaje), la canción favorita de su hermano: «Smile», de la película «Tiempos modernos», de Charles Chaplin. Después subió al escenario la hija de Martin Luther King, una congresista que insistió ayer en que el congreso de los Estados Unidos ya había rendido homenaje a Michael Jackson durante una de las sesiones que han celebrado. La ceremonia continuó con el rapero Usher y con el cantante Shasheen Jafargholi.

Un féretro de oroDe bronce y con un baño de oro de 14 kilates. Su interior, en terciopleo azul eléctrico y con un espejo pulido a mano. El féretro de Michael Jackson no podía ser de otra manera. Fue el mismo modelo que se usó en el funeral del padre del soul, James Brown, y que, según TMZ, él mismo expresó su admiración hacia él en aquella emotiva despedida que tantos artistas reunió. Este modelo es casi exclusivo y pertenece a la compañía Batesville, y tiene hasta un nombre propio: Promethean. Todo, en esta emocionante despedida, fue como la vida del cantante. Se ha mezclado lujo y exceso. A pesar de la sobriedad de algunos pasajes de la ceremonia, otros instantes remitieron a una biografía que está repleta de metáforas. Desde los guantes con pedrería que definieron a Jackson y una comitiva fúnebre sin fin hasta intervenciones de una gran seriedad y contagiados de reivindicación de la memoria del que ya es un mito más de la cultura norteamericana. Y el público actuó, durante toda la ceremonia, sin avalanchas y con sumo respeto.