Barcelona

Joyas para olvidar la crisis

Oro rosa y diamantes. Es la receta que la modelo recomienda para dar esquinazo, aunque sea por un momento, a la temida recesión. 

Joyas para olvidar la crisis
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Dicen los economistas que la demanda de oro se ha disparado entre los inversores, pero que se ha frenado en seco para la joyería. Efectos de la crisis, que ayer, a pie de calle, frente al convento de la Encarnación, parecían esfumarse cuando Adriana Abascal apareció entre el asfalto con su vestido de Oscar de la Renta y sus zapatos de Yves Saint-Laurent. Se estrenaba como imagen de la colección Veris de Suárez y acertó con sortija y pendientes de oro rosa y diamantes de la firma. El precio: poco más de 3.600 euros el conjunto, en un esfuerzo mayúsculo de estos joyeros por dar esquinazo a la crisis. «Son reflejo de una mujer como yo: actual, moderna, dinámica, madre y profesional. Puedes lucirlas por la mañana para llevar a los niños al colegio, pero también en una fiesta como esta», comenta.«Todas las mujeres somos adictas a las joyas», reconoce a renglón seguido, aunque no sería capaz de hipotecarse por una de estas piezas, pero tampoco se atreve a asegurar si sería lo primero que empeñaría en caso de necesidad. «No tengo mucho apego a las cosas materiales, pero si es algo que tiene un significado especial, lo salvaría», sentencia. Mujer de Juan de Vilallonga, ex presidente de Telefónica, le cuesta echar cuentas, que no mirar al pasado, para recordar que hace 20 años fue coronada de Miss México. «Pero, ¿qué pretendes? Lo de los años lo llevo fatal», bromea, pero se congratula de «no ser la misma de entonces. Es algo bueno, lo mejor que nos puede pasar a los seres humanos es evolucionar». En su reaparición definitiva después de varios años dedicada en exclusiva al cuidado de sus tres hijos y fuera del circuito de «photocalls» habituales, ahora está decidida a unir sus dos pasiones, la moda y el arte contemporáneo, en un proyecto aún en ciernes. En este cometido, anteayer se dejó caer por el espacio de creación de Elena Ochoa, esposa del laureado Norman Foster, que ejerció de guía por la obra del artista chino Ai Weiwei. «Elena es una de las joyas de este país, un referente internacional que lleva el nombre de España muy alto por el mundo del arte», apunta. Entre Londres y MadridY entre tanto maridaje, ¿mexicana o española? «Soy México y soy España, me siento muy afortunada de ello. Llevo en la sangre el surrealismo y el colorido de la cultura mexicana, pero al enamorarme de un español, me he enamorado de este país. Imposible decidir». Quizá para no hacerlo, ha optado por la tercera vía: Londres. «Es como si viviera en Barcelona. Estoy en Madrid más que los que viven aquí. De hecho, mis hijos vienen este fin de semana, porque no quiero que crezcan ajenos a la cultura de este país».Anoche ejerció de madrina de tal manera que hubo quien no echó en falta a Isabel Preyler en esas lides. Adriana, prudente, echa balones fuera. «No eclipso a nadie, no puedo ser otra persona, sólo pretendo aspirar a ser yo. Si es un halago, lo agradezco, pero Isabel es Isabel». Incluso dice tenerla referente, como a Nati Abascal. «Tengo la fortuna de aprender de Nati, de trabajar con ella, Pero, al final, soy yo», concluye.