Pasarelas

Los trapos sucios de la moda italiana

Los trapos sucios de la moda italiana
Los trapos sucios de la moda italianalarazon

«Ha sido intervenida por el Gobierno de Italia». Nunca antes se había escuchado en los relajados círculos de la moda una afirmación tan grave. Pero estas palabras, respuesta esgrimida por la agencia de comunicación de Gianfranco Ferré en España, servían para explicar la ausencia en su «showroom» de la colección de la firma italiana para la próxima temporada. Diseñada por el tándem formado por Tommaso Aquilano y Roberto Rimondi, la colección debería haber estado allí junto a otras firmas de lujo representadas por Área Comunicación Global como Hogan, Gucci, Etro y Burberry. Pero no fue así. Aunque tampoco sorprendió. Vender, la primera necesidad Llevamos meses oyendo hablar de la precaria situación de la industria de la moda en Italia: el repentino despido de Alessandra Facchinetti (Valentino); la no renovación de Matthew Williamson (Pucci)... Por encima de la creatividad, vender es ya la primera necesidad en el mundo del lujo. No hay tiempo -ni dinero- que perder. Por eso, si un diseñador no funciona (este «rendimiento» ya no se mide por las críticas, sino por los millones de euros facturados), va a la calle sin contemplaciones. ¿Y qué pasa cuando los diseñadores «funcionan», pero no la empresa, como ocurre con Gianfranco Ferré? IT Holding, grupo que cotiza en la bolsa de Milán desde 1997 y a la que pertenece Ittierre (la propietaria de Gianfranco Ferré), se ha declarado en quiebra. La suspensión de pagos se hizo efectiva en febrero y hasta el Gobierno italiano ha tenido que tomar cartas en el asunto. No parece dispuesto a permitir que su industria de moda, una de las más importantes del mundo (800.000 trabajadores directos e indirectos y 30.000 empresas de distribución) acabe fulminada por la crisis. No han trascendido las ayudas que el gobierno de Berlusconi ofrecerá al desesperado «fashion system» italiano, pero la situación en el «holding» presidido por Tonino Perna es preocupante para los casi 3.000 empleados que dependen de él. Sobre todo, porque el descalabro no se queda en la agonía de Ferré. Ittierre posee otras firmas (todas licencias) que, como Galliano o Versace Jeans, también se han visto perjudicadas. Aunque la peor parte se la ha llevado Just Cavalli, la línea joven de Roberto Cavalli quien canceló, por decisión personal -«y unilateral», según la acusación de la empresa propietaria-, el desfile de la pasada pasarela milanesa. Los problemas de Versace Las razones las explicaba el excéntrico creador en un comunicado: «Ante la ausencia de garantía de que mi línea joven pueda conservar su filosofía de libertad, innovación y modernidad, he decidido cancelar el ¿show¿». En su lugar, y ante el enfado de Ittierre -que llegó a emprender acciones legales contra él-, apenas una decena de «looks» fueron presentados en una desastrosa rueda de prensa. Pero el enfado ya está superado. Ambas partes acaban de renovar su contrato por 5 años más y Cavalli se ha justificado afirmando que «ha sido un catarro temporal. Just Cavalli ya está sana, fuerte y preparada para sorprender a aquellos que se esperaban lo peor». Ahora, con las segundas líneas de Versace, como Versus y Versace Jeans, al borde del precipicio, la duda sigue presente: ¿se recuperará satisfactoriamente la etiqueta «made in Italy»?