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Benjamín Netanyahu

Netanyahu se somete al juicio de la militancia

Este jueves el Likud celebra primarias para elegir líder. El exministro Gideon Sa’ar será su rival

Benjamin Netanyahu el pasado domingo junto al Muro de las lamentaciones Sebastian Scheiner / POOLEFE

En lo que podría suponer su primera reválida interna tras hacerse oficial la imputación en tres casos por fraude, soborno y abuso de confianza, el primer ministro en funciones de Israel, Benjamin Netanyahu, afronta este jueves unas primarias internas donde está en juego quién será el cabeza de lista del Likud en la tercera repetición electoral en Israel en menos de un año, prevista para el 2 de marzo. La estrategia del «premier» más longevo de la historia del Estado judío es aferrarse al control del partido –las quinielas apuntan a una cómoda victoria ante su rival, Gideon Sa’ar– e intentar ganar las elecciones para promover una ley de inmunidad judicial en el Parlamento, a pesar de que el Tribunal Supremo y el asesor legal del Gobierno siguen sin esclarecer si un primer ministro imputado por corrupción es apto legalmente para formar una coalición.

Gideon Sa’ar, exministro de Educación y de Interior en Gobiernos del propio Netanyahu y que «dejó» el partido cuando el líder empezó a considerarlo una seria amenaza interna en 2014, regresó en una de las posiciones de salida de la lista elegida por la militancia en las primeras elecciones de abril, y ha sido el primer «likudnik» que ha criticado abiertamente al primer ministro, insistiendo en que ya ha fracasado en dos intentos de formar coalición. A pesar de defender posiciones de la derecha más dura, Sa’ar goza de buenas relaciones con parlamentarios de todo el espectro político, y las primeras encuestas indican que para un Likud bajo su dirección sería mucho más viable alcanzar un Gobierno de unidad nacional con el centrista Azul y Blanco de Benny Gantz.

Ante los agresivos debates internos desatados en las últimas semanas, Saar llamó ayer al civismo en el Likud y pidió frenar «los ataques racistas» tras los comentarios de la conflictiva ministra de Cultura, Miri Regev, que aseguró ante un grupo de militantes que «no permitiremos que los bukharis manden aquí», en referencia a los orígenes familiares centroasiáticos de Sa’ar. Su equipo denuncia también irregularidades en la organización de las primarias, porque presuntamente cientos de militantes pro-Saar fueron eliminados de los registros.

Pero en un intento de cerrar fisuras e intentar atraer votos, el opositor anunció que en caso de convertirse en líder de la histórica formación de la derecha israelí y ser elegido como primer ministro, propondría a Netanyahu como próximo presidente del país, para aprovechar lo que considera sus «excelentes relaciones» con líderes de grandes potencias. Como respuesta, la oficina de campaña de Netanyahu replicó que «esto demuestra que se ha alineado con los intereses de la prensa y de la izquierda para desplazar al primer ministro del liderazgo del país».

Una figura de peso que hasta el momento había mantenido un escrupuloso silencio, el ministro de Seguridad Interior, Gilad Erdan, finalmente anunció ayer que se decantará por Netanyahu: «Como integrante del gabinete de seguridad, conozco los enormes retos que afronta el país. Por ello, llegué a la conclusión de que el primer ministro Netanyahu es la persona indicada para liderar al Likud y al país».

Por otra parte, el comité judicial del partido emitió finalmente un dictamen anulando las elecciones para la conformación de la lista, por lo tanto la militancia vota hoy únicamente para decidir quién será su líder, cuyo principal reto será mantener la hegemonía de la derecha en el poder de Israel.

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