Oriente Medio

Trump irrumpe en la campaña israelí con su Acuerdo del Siglo para Oriente Medio

El presidente de EE UU invita a Netanyahu y a Ganz a Washington. Malestar en el equipo de Azul y Blanco por si se trata de una maniobra de autobombo para «Bibi»

Israel's Netanyahu meets Argentina's President Fernandez in Jerusalem
El "premier" israeli, Benjamin Netanyahu, saluda al presidente argentino, Alberto Fernández, ayer en Jerusalén/ReutersPOOLReuters

Todo empezó con una nota de Stephanie Grisham, secretaria de prensa de la Casa Blanca. Publicada el jueves 23, anticipa que el presidente de EE UU, Donald Trump, dará «la bienvenida al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a la Casa Blanca el 28 de enero de 2020». Al encuentro, previsto para la semana próxima, se sumaría Benjamin Gantz, líder de la oposición, que «también aceptó la invitación del presidente de venir a Washington». Aunque la nota se limita a subrayar que «Estados Unidos e Israel son socios fuertes» y que la visita de Netanyahu supone «una oportunidad para discutir nuestros intereses compartidos de seguridad nacional y regional», poco después trascendió que la intención última pasa por presentar un plan de paz entre Israel y Palestina. Un tratado que Mike Pence, vicepresidente de EE UU, ha saludado como «la posibilidad de paz en la Tierra Santa».

Poco después Trump anticipó que el plan será presentado antes del jueves y confirmó la reunión «Estados Unidos espera dar la bienvenida a la Casa Blanca al primer ministro israeli y al líder de Blanco y Azul, Benny Gantz, la próxima semana». Entre los objetivos del plan, nada menos que reconocer la soberanía de Israel sobre los asentamientos judíos en Cisjordania y la anexión del valle del Jordán.

Pero casi inmediatamente comenzaron los problemas. Netanyahu sostiene que él propuso a invitar a su rival político porque «es importante que no perdamos esta oportunidad histórica, con el respaldo de la Casa Blanca». Pero desde el entorno del opositor comenzó a filtrarse que podría rechazar asistir. El motivo, según Barak Ravid, de la cadena israelí Channel 13 News, el miedo a que todo sea una operación de autobombo entre Trump y Netanyahu en la inminencia de las elecciones de Israel el próximo 2 de marzo. Gantz, de hecho, se habría reunido en las últimas horas con los principales líderes de su partido «para discutir si debería rechazar la invitación de Trump».

Primer motivo de discordia: el vicepresidente Pence sostuvo que «la Casa Blanca está actuando de acuerdo a las recomendaciones de Netanyahu». Para colmo, en la nota de prensa de puede leerse que Netanyahu ha sido invitado «a la Casa Blanca» y Gantz «a Washington». Al político israelí sólo le faltaba acabar humillado, en la grada o peor, mientras Netanyahu y Trump, urgidos de grandes golpes publicitarios, lo dejan fuera de una hipotética «gran ceremonia en torno al plan de paz».

Pero, por supuesto, tal y como explica Ravid, también hay miedo a que un posible rechazo sea tomado por la Casa Blanca como un insulto o una declaración de guerra, dada la tendencia del actual presidente a dividir el damero político entre amigos y enemigos. Claro que si la posición de Gantz resulta inestable aún es más comprometida la de los palestinos, y especialmente después de trascender que si bien conservarán las zonas que ya controlan, estas serían definidas como un «Estado desmilitarizado», así como una negativa podría conducir nada menos que a la «anexión unilateral». Desde la Autoridad Palestina advirtieron inmediatamente contra cualquier tentación unilateral. «Advertimos a Israel y a la administración estadounidense para que no crucen las líneas rojas», dijo, para a continuación pedir el fin de la «ocupación israelí de la tierra del Estado de Palestina en las fronteras de 1967, incluida su capital, Jerusalén Este».