Irlanda

La tormenta perfecta que aupó al Sinn Féin y cambió el mapa político irlandés

Los nacionalistas de izquierdas han sabido capitalizar el descontento de los jóvenes por la crisis de la vivienda. Quieren negociar un gobierno de coalición a falta de los resultados definitivos

General elections aftermath
La presidenta del Sinn Féin Mary Lou McDonaldAIDAN CRAWLEYEFE

Fueron bautizadas como las elecciones del cambio. Y el electorado ha actuado en consecuencia. Los irlandeses han iniciado un nuevo capítulo en la historia de la República de Irlanda enterrando, por primera vez en un siglo, al bipartidismo y otorgando al Sinn Fein un respaldo nunca visto hasta ahora en las urnas. El antiguo brazo político del ya inactivo IRA irrumpe con fuerza en el Dáil, como se conoce a la Cámara Baja del Parlamento de Dublín.

Debido al sistema electoral del Tigre Celta, uno de los más complejos del mundo, al cierre de esta edición, el recuento de votos de las elecciones celebradas el sábado aún continuaba. Pero los nacionalistas de izquierda nunca han estado más cerca de formar gobierno.

Desde su independencia del Reino Unido en 1921, las formaciones de centro derecha -el Fine Gael y Fianna Fáil- se habían ido alternando el poder. Sin embargo, se han visto sorprendidas ahora por el histórico auge de las filas liderados por Mary Lou McDonald. En 2018, esta dublinesa de 50 años tomó el testigo del histórico Gerry Adams, quien abandonaba la presidencia del Sinn Fein tras más de 34 años en el cargo, en los que pasó de defender la violencia del ya inactivo IRA, a involucrar a todo el movimiento nacionalista en el proceso de paz.

La formación no partía ni mucho menos como la favorita en el inicio de campaña. No obstante, McDonald ha sabido atacar los puntos flacos de la boyante economía nacional, que registra la tasa de crecimiento más alta de Europa y el pleno empleo, y ha transformado en votos el descontento de una gran parte de la ciudadanía, sobre todo los más jóvenes, con la crisis de la vivienda, el encarecimiento del alquiler o el deterioro de la sanidad pública.

El objetivo histórico del Sinn Féin siempre ha sido la celebración de un referéndum de unificación de la isla. Por lo tanto, el hecho de que su auge coincida ahora con la era post Brexit es más que significativo. Con todo, el propio Sinn Féin es el primer sorprendido con el éxito cosechado en las urnas. Prueba de ello es que presentó poco más de 40 candidatos para los 160 escaños que estaban en juego, frente a los más de 80 que presentaron los partidos mayoritarios. Y eso ha jugado en su contra en el complejo sistema electoral irlandés, donde hay una transferencia de votos entre aspirantes, procedentes de segundas y posteriores opciones expresadas en la papeleta.

El Sinn Fein cosechó ayer el mayor porcentaje de votos en primera opción. No obstante, al cierre de esta edición, el Fine Gael del primer ministro irlandés, el democristiano Leo Varadkar, y el centrista Fianna Fáil de Micheál Martin, líder de la oposición, se disputaban la victoria al poder conseguir más número de escaños.

Con todo, todas las formaciones se quedarán lejos de la mayoría absoluta, lo que les obligará ahora a buscar apoyos entre los partidos minoritarios e independientes. “Quién sabe, quizá sea la próxima ‘taoiseach’ (primer ministro en gaélico)”, fue la respuesta que ofreció McDonald cuando fue preguntada en la calle por sus opciones para liderar el próximo Gobierno.

La dirigente nacionalista quiere un Ejecutivo progresista y, aunque no descarta una coalición con democristianos o centristas, recalcó que preferiría gobernar sin ellos, por lo que sus primeros contactos fueron con otras formaciones minoritarias, como verdes, laboristas, socialdemócratas o diputados antiausteridad.

El Fine Gael del primer ministro irlandés y Fianna Fáil podrían explorar ahora la opción de una gran coalición. Durante la campaña, ambos partidos habían cerrado la puerta a una coalición con el Sinn Féin, por su pasado violento y sus políticas económicas, que tachan de populistas y radicales.

Sin embargo, el Fianna Fáil -que podría terminar con el mayor número de escaños- ya no se mostraba tan tajante en su discurso con la posibilidad de comenzar a hablar con los nacionalistas, que no quieren renunciar a su gran demanda de celebrar un plebiscito de reunificación.

La frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte ha sido el principal escollo en las negociaciones del Brexit. Para evitar controles físicos, de momento, la provincia británica se queda ahora más alineada para bienes con las reglas del sur de la isla que con las que Gran Bretaña. Los protestantes norirlandeses siempre han temido que este escenario acabara dando alas a los nacionalistas, por lo que la irrupción ahora de las filas de Sinn Féin supone un gran desafío.