Irán
Elecciones en Irán: el descontento beneficia a los ultraconservadores
Las parlamentarias de hoy son cruciales para el futuro de Irán y de la región
Los iraníes eligieron ayer a los nuevos diputados que trazarán el undécimo Parlamento iraní desde la Revolución Islámica de 1979. Un total de 7.200 candidatos, la mitad de los que se registraron, compitieron por los 290 escaños de la Asamblea Nacional.
La premisa de que la baja participación iba a favorecer al sector de la línea dura marcó la jornada electoral. Sin demasiados sobresaltos de última hora, el resultado electoral estaba cantado. Sin embargo, aunque se espera que ganen los ultraconservadores, estas elecciones son cruciales para el futuro de Irán y la región.
Los colegios electorales abrieron a las 8:00 hora local y cerraron a las 22:00 horas, tras una prórroga de 4 horas. Uno de los primeros en votar fue el ayatolá Ali Jamenei, para animar a la población a acudir a las urnas. El líder supremo reiteró su llamamiento a que los 58 millones de electores participen masivamente para “garantizar el interés nacional” y a que voten “cuanto antes”.
En la misma línea, el jefe del poder judicial de Irán, Ibrahim Raisi, enfatizó que la participación del pueblo en las elecciones es un deber político, y dijo que “cada urna es una flecha dirigida al corazón de los enemigos”.
En este sentido, agregó que “en el sistema islámico, desde el punto más alto hasta todos los centros ejecutivos y legislativos del país, estamos contando con la voz del pueblo”.
Más de 300.000 agentes se desplegaron en todo el país para velar por la seguridad de las votaciones. Se vieron largas colas en los colegios electorales en zonas del sur de Teherán, donde los conservadores tienen una sólida base de apoyos, mientras que en los barrios exclusivos del norte, más afines a los reformistas, no se veía tanta afluencia de votantes.
De hecho, muchos habitantes del centro de Teherán se negaron a votar. Para muchos iraníes aún están presentes las mentiras para ocultar el derribo por error de un avión comercial ucraniano, donde murieron todos los pasajeros, y la represión en las manifestaciones de noviembre que acabó con cientos de muertos y miles de detenidos.
El golpe de gracia a los moderados lo asestó Estados Unidos al matar al general iraní Qasser Soleimania principios de enero. Sin duda su muerte benefició a los ultraconservadores, ya que se acervó el espíritu patriótico y la animosidad a Occidente.
Adiós al sueño de Rohani
El sector de la línea dura está ansioso por salirse del acuerdo nuclear, auspiciado por el presidente reformista, Hassan Rohani. Con un Parlamento liderado por los ultraconservadores se acabaría el sueño de Rohani que anheló que el acuerdo de Viena abriera una era de prosperidad para Irán, sacándolo de su aislamiento internacional.
Además, una Asamblea repleta de intransigentes podría favorecer a la expansión del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria, que ha sido sancionado por Estados Unidos. También podría inclinar la balanza de la política internacional hacia la línea dura que se opone a cualquier compromiso con Estados Unidos.
Precisamente, este jueves, previo a las elecciones, EE UU anunció sanciones contra cinco altos cargos iraníes, entre ellos el clérigo Ahmad Yanati, por haber impedido la participación de voces críticas en las elecciones parlamentarias.
El ministerio de Exteriores de Irán también se pronunció al respecto y advirtió que Washington teme “la democracia y la participación (electoral)” en el país persa.
“Aquellos que han sometido a sanciones a más de 83 millones de iraníes y no han logrado resultados, ahora se han dirigido a la institución de las elecciones en Irán con profunda desesperación y frustración, y esto muestra cuán temerosos están de la democracia y la participación popular”, manifestó su portavoz, Abbas Musavi.
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