Coronavirus

Las diferencias dentro de la Administración Trump retrasaron el combate contra el virus

El presidente tenía miedo de adoptar medidas drásticas por el impacto que tendría en los mercados financieros

Trump and Pence visit FEMA headquarters
Donald Trump durante una reunión de la Agencia de Gestión de EmergenciaContactoContacto

La respuesta de Donald Trump a la amenaza del coronavirus ha generado fricciones entre la Casa Blanca y el Pentágono, así como en otros departamentos. Los grandes ministerios de Estados Unidos quedaron en una situación de incertidumbre durante días a la espera de que el presidente estableciera una estrategia clara sobre cómo enfrentar esta crisis. Así lo han contado medios como The New York Times y Politico. Ha habiod “una desconfianza generalizada hacia los profesionales del gobierno y el desprecio por sus recomendaciones”, explica el primero de los medios citados.

Los vaivenes de Trump en torno al coronavirus -llegó a decir que era una simple gripe- han intensificado “la fractura en la cadena de mando”. Trump tenía miedo de reconocer el peligro del virus y la consiguiente toma de medidas drásticas por temor a la reacción de los mercados, la brújula recurrente del mandatario. En este contexto, Kathleen Sebelius, un alto cargo en asuntos sanitarios bajo la presidencia de Barack Obama, ha dijo que "las agencias fueron dejadas a su suerte”.

“Trump ha rechazado reiteradas advertencias para confiar en los expertos o para neutralizar parte del poder que le ha dado a su yerno, Jared Kushner, a favor de una estructura de personal tradicional”, explica el New York Times.

Otro frente abierto dentro de las estructuras de poder se libró entre el Pentágono y la Casa Blanca. Al parecer, el Departamento de Defensa no estaba de acuerdo con la respuesta ofrecida al virus por parte del equipo de Trump. Bajo su visión, el Gobierno tuvo que haber tomado medidas antes, como restringir el viaje de las tropas para contener el virus, sin embargo, en la Casa Blanca pensaron que cualquier medida “precipitada” podría tener ramificaciones políticas y de gran impacto económico.

Solo cuando el presidente declaró la emergencia nacional el 13 de marzo comenzó a perfilarse una estrategia de unidad en todas las divisiones de la administración estadounidense. Esto hizo, por ejemplo, que el Pentágono diseñara un plan para atender no solo a los soldados sino a a población entera. En los últimos días, los funcionarios han preparado barcos hospital de la Marina, como el USNS Comfort y el USNS Mercy, para ayudar a aliviar la presión sobre los centros sanitarios civiles.

Además, el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca se quedó desde 2018 sin el equipo dedicado a la lucha contra las pandemias. La gestión ante esta crisis ha recaido en Alex M. Azar II, actual Secretario de Salud y Servicios Humanos, quien creó un equipo de trabajo conformado por 12 personas del que se dejó fuera a figuras clave en temas sanitarios, lo que dio pie a muchas críticas.

Por su parte, los republicanos del Congreso instaron a Trump a dar una respuesta más agresiva. Tras descartar a Chris Christie, ex gobernador de Nueva Jersey, como máximo jefe ante el coronavirus, se recurrió al vicepresidente Mike Pence, criticado también por ser una simple correa de transmisión de Trump. Según el Times, Pence ha dado la talla y se ha convertido en buen capitán en quien confiar en esta crisis. Pero quien mejor lo ha hecho, según el propio presidente, es él mismo, que se ha dado una puntuación de 10 en la gestión de esta crisis.