El dramático aislamiento de Carrie Symonds, la novia de Johnson, embarazada y con síntomas de Covid-19

La pareja de inquilinos de Downing Street vive un auténtico calvario a cuenta de la pandemia del coronavirus. La primera dama de Reino Unido, Carrie Symonds, de 32 años, embarazada, tiene los síntomas del Covid-19 y está aislada desde hace días. Su pareja, el primer ministro Boris Johnson, fue ingresado en la UCI este domingo al agravarse su situación después de que diera positivo por coronavirus hace casi diez días.

Ella misma contó lo que está viviendo en un mensaje en las redes sociales enviado el fin de semana: “Pasé la semana pasada en la cama con los principales síntomas del coronavirus. No tuve que hacerme la prueba y, después de siete días de descanso, me siento más fuerte y estoy en plena recuperación. Estar embarazada y tener Covid-19 es obviamente muy preocupante. A las mujeres embarazadas, por favor, leed y seguid esta guía actualizada que es de lo más tranquilizadora”, dijo refiriéndose a una publicación con consejos.

Poco después de que Johnson anunciara que había sido contagiado con coronavirus, Symonds, que habitualmente vive en el 10 de Downing Street, compartió una fotografía de ella en aislamiento posando con el perro de la pareja, Dilyn, en Camberwell, al sur de Londres.

La pareja, que espera a su bebé para este verano, tenía previsto contraer matrimonio en los próximos meses después de un año de relación, según anunció en un comunicado un portavoz de Downing Street. Symonds había sido asesora en el equipo de comunicación del Partido Conservador británico. Para ella será su primer hijo, mientras que para Boris Johnson, 23 años más mayor, será el quinto.

Las consecuencias del Covid-19 en mujeres embarazadas son inciertas, según aseguran expertos. Ante la falta de evidencia científica, The Lancet ha publicado un protocolo de gestión para los profesionales sanitarios. Sobre la posibilidad de que mujeres infectadas puedan transmitir el coronavirus a los recién nacidos, un estudio realizado en un hospital de Wuhan con nueve embarazadas, concluyó que ninguno de los bebés había sido contagiado.