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¿Urnas virtuales el 3-N o ya elecciones en 2021?

Trump rechaza la petición de los demócratas de votar por correo y alimenta la incertidumbre sobre las presidenciales previstas para este otoño

Trump meets with COVID-19 survivors
El presidente Donald TrumpContactoContacto

La pandemia del coronavirus amenaza las elecciones presidenciales de noviembre. Los comicios de 2020, programados para el 3 de noviembre, con 538 colegios electorales en juego, convocarán 120 millones de personas en lo que se adivina como un auténtico rompecabezas político y sanitario. Especialmente porque todos los modelos matemáticos predicen que el coronavirus volverá en otoño, si es que llega a desaparecer en verano, y porque todos los epidemiólogos alertan del peligro de organizar grandes reuniones de público.

Asumido el problema cabe actuar como si 2020 fuera un año electoral cualquiera o potenciar el voto por correo hasta el punto de conseguir que las urnas sean virtuales y no resulte imperativo abrir colegios. El partido demócrata apuesta por lo segundo. Pero Donald Trump avisa: «Los republicanos deberían de luchar duramente cuando se trata de votar por correo en todo el país. Los demócratas lo reclaman. Tiene tremendo potencial para el fraude electoral, y por alguna razón, no funciona bien para los republicanos».

El presidente Donald Trump
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En realidad nadie ha demostrado que el voto por correo en EE UU sea más susceptible de ser adulterado, pero la acusación encaja perfectamente con las (infundadas) denuncias de estafa electoral repetidas por Trump desde 2016. Para los demócratas resulta evidente que toca asegurar unas elecciones inéditas, para lo que será imprescindible revisar las normas, a nivel nacional y local. Los republicanos responden citando el caso de las primarias de Iowa, donde fallaron todos los controles y caos fue absoluto.

Los demócratas responden asegurando que es perentorio facilitar que los votantes, y en especial todos aquellos que encuentran complicado navegar el sistema, los pobres, los ancianos, los inmigrantes de primera generación, reciban las máximas facilidades posibles. Y avisan, no será posible si el Gobierno federal no asume su responsabilidad. Pero la tradición política estadounidense, eminentemente descentralizada, con una multiplicidad de normas a nivel estatal y local, complican sobremanera cualquier tentación de intervenir de forma panorámica. Y tampoco está muy claro que los asesores electorales republicanos vean la posibilidad con buenos ojos.

Por si fuera poco hay que tener en cuenta la crisis anunciada del Sistema Nacional de Correos, herido de muerte por el cierre de coronavirus y al que la Casa Blanca, de momento, parece empeñada en dejar caer: lo acusa de mimar a Amazon, a la que ofrecería unas tarifas demasiado ventajosas. Por supuesto, Amazon es propiedad de Jeff Bezos, dueño del “Washington Post”.

Pero el coronavirus seguirá ahí, y resulta impensable que no pueda afectar al normal desarrollo de las elecciones. Hasta el punto de que no está nada claro que el Gobierno de Trump logre ganarse para su causa a muchos gobernadores y legisladores republicanos, preocupados por un escenario que podría provocar un rebrote de la pandemia.

En un debate organizado por “The New York Times” sobre las incertidumbres y turbulencias generadas por el confinamiento, y sobre los dilemas de cuándo y cómo reabrir, Zeke Emanuel, vicepresidente de Iniciativas Globales y director del Instituto de Transformación Sanitaria de la Universidad de Pensilvania, explicaba que: «Abrirán antes algunos tipos de construcción, manufacturas y oficinas, donde puedes mantener la distancia de 2 metros».

Pero, añadía, «las grandes masas de público -conferencias, conciertos, eventos deportivos-, que la gente dice que van a reprogramar para octubre de 2020... No tengo idea de cómo pueden creer que se trata de algo plausible. Creo que serán las últimas cosas en regresar. Siendo realistas, hablamos del otoño de 2021, como muy pronto». Nadie duda de que las elecciones presidenciales son, casi más que ningún otro acontecimiento, una convocatoria que reunirá grandes masas de público.