México

«Infectada»: ola de agresiones contra los médicos mexicanos

Unos son golpeados por los familiares de víctimas del Covid-19, mientras a otros le han rociado cloro en plena calle

Mexicanos esperan en una tienda noticias de sus familiares ingresados por coronavirus
Mexicanos esperan en una tienda noticias de sus familiares ingresados por coronavirusRebecca BlackwellAP

A Jovanna Torres le vaciaron una botella de cloro por encima. El líquido le llegó a lo ojos y la dejó sin visión por un momento. Se le irritaron la cara y el cuello, el uniforme de médico quedó descolorido y en el cuerpo se le instaló un profundo sentimiento de rabia y humillación. Su caso no es un hecho aislado en México. Desde que la pandemia del Covid-19 alcanzó al país se han multiplicado las agresiones físicas, insultos y actos discriminatorios contra el personal sanitario, visto por algunos como una amenaza y foco de contagio del virus.

El 13 de abril había salido temprano a atender una urgencia en Guadalajara. Hace dos años se tituló como médico otorrino y hace prácticas en la Clínica Médica del Valle, según a LA RAZÓN. Tras atender al paciente regresó a su casa y bajó a sacar a sus perros. «Yo volvía a mi apartamento cuando sentí que alguien llamaba a gritos, no sabía si era para mí, me giré y sentí que me rociaron con cloro». No alcanzó a distinguir a su agresor. Cuando se recompuso solo vio un coche blanco que arrancaba y se alejaba. Aunque tuvo que estar dos días de baja, las lesiones no fueron graves. Le duele más la decepción. «En ese momento me quedé en ‘shock’, fue muy humillante», admite. «Tengo compañeros que les están echando de sus apartamentos y no les dejan entrar al supermercado», cuenta indignada. «La gente no entiende que doblamos las medidas de higiene y desinfección. Vivo con mi hermana y cuidarme para no contagiarla es mi prioridad».

Casos similares están ocurriendo en todo el país contra personas que están batallando en primera línea contra la enfermedad. A Luis Gerardo Ramos también le atacaron del mismo modo. Estaba haciendo unas compras antes de empezar su turno como enfermero en un hospital de Reynosa, al norte de México, y una mujer le arrojó una botella con cloro después de señalar a su gremio por expandir el virus en la ciudad.

«Se me hace muy absurdo y me da mucha tristeza que la gente nos culpe de lo que está sucediendo. No somos un foco de infección, estamos para servir a la comunidad», denunció el sanitario a través de las redes sociales.

Desde que hace un mes México empezó a aplicar medidas de aislamiento social y «sana distancia» se han disparado las agresiones contra médicos, enfermeros, camilleros y todo el que parezca salir de un hospital. El Consejo nacional para prevenir la discriminación ha registrado 140 quejas relacionadas con el coronavirus en 30 días, de las cuales 35 fueron presentadas por trabajadores de la salud, blanco de acciones violentas desde el inicio de la pandemia, según la institución, que en un informe cita los baños de cloro, la prohibición de utilizar el transporte público e incluso golpes y amenazas de muerte.

Desde que sucedieron las primeras agresiones, México ha reforzado la vigilancia en los hospitales que atienden pacientes de Covid-19 con policías y militares y las autoridades sanitarias recomiendan a los trabajadores que eviten llevar el uniforme en la calle. Así lo hace Benjamín Ramírez, enfermero en una clínica del Instituto Méxicano del Seguro Social (IMSS), que da cobertura a 74 millones de personas, en la Ciudad de México, donde atienden a pacientes sospechosos de Covid-19. Ahora llega y sale del trabajo vestido de civil, una rutina que antes no seguía, nos explica. Aunque no ha sufrido ninguna agresión, desde la institución les insisten en aumentar la seguridad. «Esta discriminación es fruto de la ignorancia, los sanitarios tomamos estrictamente las medidas de higiene», se queja, molesto de que a las horas extra, la falta de material y la preocupación por su salud, el sector sufra actos violentos.

Hay más casos: un grupo de médicos golpeados por los familiares de un muerto por coronavirus al que exigían ver por última vez, una enfermera a la que arrojaron café caliente desde un coche y le gritaron «¡infectada!» en Mérida, otra enfermera a la que una familia le rompió dos dedos en San Luis Potosí tras señalarla como infectada. Las agresiones al personal sanitario se han convertido en un problema para los políticos. El presidente Andrés Manuel López Obrador pidió que cesaran las agresiones contra quienes son «los trabajadores más importantes:héroes, heroínas».