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Fallece un médico chino que se volvió negro tras un tratamiento por coronavirus

Hu Weifeng, de 42 años, trabajaba en el mismo hospital que Li Wenliang, el oftalmólogo silenciado por la Policía tras alertar de un nuevo virus. Ambos fueron tratados con cloroquina tras ser contagiados en enero

Al urólogo Hu Weifeng le cambió el color de la piel tras ser tratado con cloroquina para curar el Covid-19
Al urólogo Hu Weifeng le cambió el color de la piel tras ser tratado con cloroquina para curar el Covid-19La RazónLa Razón

Ayer por la mañana, la televisión estatal china informó de que el Covid-19 se había cobrado la vida de otro sanitario más del Hospital Central de Wuhan. En concreto, la de Hu Weifeng, el urólogo de 42 años cuya imagen dio la vuelta al mundo después de que su piel se oscureciera tras recibir un tratamiento contra la enfermedad. Su muerte se convertía en la primera del gigante asiático en semanas y en la quinta de un sanitario de la clínica en la que también trabajó el fallecido Li Wenliang, el oftalmólogo que fue silenciado por la Policía tras alertar de la existencia de un nuevo virus.

En el mes de abril, las imágenes del antes y el después de contraer el virus de Hu y su compañero, Yi Fan, captaron la atención internacional debido al radical cambio de color que había experimentado su piel, algo que, según los especialistas, se originó por ciertos desequilibrios hormonales derivados de un fallo hepático a causa de la medicación que se les administró.

Ambos doctores contrajeron el virus en enero cuando estalló la epidemia en Wuhan mientras atendían pacientes infectados por coronavirus. Al parecer, tras contagiarse y caer enfermos, se les administró cloroquina, un medicamento que se usa habitualmente contra la malaria. Dicho tratamiento se recomendó para tratar a estos pacientes aunque, al igual que la hidroxicloroquina, otros estudios los desaconsejan por sus efectos adversos.

Si bien Yi se recuperó totalmente, el doctor Hu no corrió la misma suerte. Después de infectarse, a principios de febrero los médicos recurrieron a la oxigenación por membrana extracorporal u OMEC, una técnica que brinda soporte vital a los pacientes que sufren insuficiencia respiratoria y cardíaca. Tras retirarle esa máquina a finales de marzo y notar cierta mejoría, en abril le quitaron el tubo de respiración y lo trasladaron fuera de la unidad de cuidados intensivos, donde había estado durante casi tres meses.

Incluso apareció en televisión con un tono de piel mucho más claro y sin vías en el cuerpo asegurando que estaba “prácticamente recuperado”. Pero entonces su condición empeoró tras sufrir unas hemorragias cerebrales que aceleraron el trágico desenlace.

La muerte de Hu se conoció ayer después de que las autoridades chinas informaran de cinco nuevos casos confirmados de Covid-19, todos ellos importados y de 10 nuevos pacientes asintomáticos. El gigante asiático ha registrado, según los datos oficiales, 4.634 muertes y más de 83.000 infectados. En cuanto al número de sanitarios infectados, la Comisión Nacional de Salud indicó en febrero que la cifra sumaba 3.387 casos.

Mientras, en Wuhan, el epicentro donde se desató el brote, ayer se publicaron los resultados de las pruebas que durante 10 días se han hecho a casi diez millones de habitantes de la ciudad. Según las cifras oficiales, hay un total de 300 pacientes asintomáticos, lo que supone toda una victoria de la nación sobre el virus a ojos de otros países que ahora batallan contra el patógeno.

Las pruebas, que han costado unos 126 millones de dólares, significan que la ciudad ha superado con creces la epidemia. “Wuhan está a salvo y la gente de Wuhan está sana, por lo que tenemos que cuidarles y darles mayor apoyo”, apuntó al diario “Global Times”, Li Lanjuan, un reconocido epidemiólogo chino.