Estados Unidos
Un debate de 150 años: la bandera confederada divide a Estados Unidos
El movimiento antiracista que recorre el país por la muerte de George Floyd ha revivido las malas compañías de la enseña pro esclavista
Un país, dos banderas. Estados Unidos todavía tiene un resquemor que tiene la solera de 150 años, y que tiene la esclavitud y la lucha norte-sur en su ADN. La demolición de estatuas por todo el país y las protestas tras la muerte de George Floyd han vuelto a poner de manifiesto un país distinto de punta a punta y entre estados contiguos. La utilización de la llamada bandera confederada ha reabierto heridas que son políticas y sociales y que están muy arraigadas en los norteamericanos. Para unos es la bandera que simboliza la esclavitud y el racismo; para sus defensores es herencia e historia de su país.
La raíz del problema parece estar en que enarbolar la bandera confederada con las 13 estrellas es una asociación directa con los seguidores políticos de la extrema derecha. Ya en 2017 durante un mitin de “Unite the Right” en Charlottesville, Virginia, los supremacistas blancos se reunieron para oponerse a la eliminación de una estatua de un general confederado, Robert E. Lee. Las banderas confederadas cubrían el cielo en esa ocasión y fueron parte del problema que se quiso eliminar quitando todas las estatuas confederadas. Realmente la bandera está modificada: la famosa “barras y estrellas” ha sido sustituida por una “bandera de batalla” porque aquélla se parecía demasiado a la de la Unión. La asociación con movimientos de extrema derecha ha hecho que los estados federales hayan ido abandonando paulatinamente esta enseña en sus actos públicos y edificios.
Ahora mismo, sólo Mississippi utiliza la confederada con 13 estrellas sobre fondo rojo en actos oficiales desde 1894. Georgia ha hecho una adaptación de la original y la adoptó en 2003 después de un referéndum público que cambió la que llevaba vigente desde 1956. La semana pasada, NASCAR prohibió la bandera confederada de sus eventos y carreras, y el Cuerpo de Marines ordenó la eliminación de las exhibiciones públicas de la bandera confederada de sus instalaciones militares.
Pero el problema subyace, y una encuesta de YouGov de enero de 2020 muestra que el 41 por ciento de los encuestados asocian la “bandera de batalla” con el racismo, y el 34% lo considera historia y herencia de Estados Unidos.
Masacre en 2015 en Carolina del Sur
En 2015 ya fue retirada de algunos sitios, como el Capitolio de Columbia, capital de Carolina del Sur, tras más de medio siglo de ondear como símbolo del pasado, aún no completamente digerido, de segregación y esclavitud en el sur de Estados Unidos.
Se hizo en una ceremonia ante miles de personas que aplaudían mientras se bajaba este símbolo de la Guerra Civil de Estados Unidos. «Take it down!» (!Retírenla!) y «USA», eran algunos de los gritos que pudieron escucharse durante la ceremonia. Carolina del Sur fue el primero en abandonar la Unión y pocos pensaban que realmente este paso fuera a darse en algún momento.
Ocurrió tras el asesinato de nueve afroamericanos mientras rezaban en la iglesia afroamericana de Charleston en junio de 2015. El asesino, Dylann Roof, un joven de 21 años, exhibía en fotografías en las redes sociales esta bandera, símbolo de movimientos supremacistas blancos. Además, había escrito un manifiesto racista contra los negros.
La entonces gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, presidió la ceremonia de bajada de la bandera de manera definitiva después de haber firmado la ley el día anterior, la cual desautorizaba el uso de este símbolo en el Capitolio. Firmó con nueve plumas en recuerdo de las víctimas que murieron asesinadas en la iglesia afroamericana. Después, le regaló una a cada una de las familias.
Haley prefirió no hablar durante la ceremonia. Había apoyado la bandera antes del tiroteo, pero, la política republicana cambió de opinión después de lo sucedido. Fue ella la que presionó a los legisladores para que aprobasen la ley que ordenase la bajada de la bandera. La quería antes del verano. Y así fue. «Somos todos grises», indicó el patrullero Rupert Pope, que participó en la ceremonia de la retirada del controvertido símbolo. Fueron dos soldados del estado de Carolina del Sur blancos los que doblaron la bandera y la ataron con un lazo blanco. Después se la dieron a un soldado afroamericano, que la depositó en las escaleras del Capitolio, donde había estado durante más de 50 años. El ejemplar quedó expuesto en un museo dando muestra de uno de los aspectos más tristes de la historia de Estados Unidos.
Fueron los líderes de Carolina del Sur los que decidieron izar este símbolo sobre la cúpula del Capitolio en 1961 en recuerdo del centenario de la Guerra Civil en Estados Unidos. Entonces, se mantuvo a pesar de la oposición de los líderes de los movimientos de los derechos civiles.
La bandera confederada, que desde el siglo XIX ha ondeado en casas y edificios de toda Carolina del Sur como símbolo de rebeldía y orgullo sureño, fue izada en lo alto del Capitolio de Columbia en 1961, en la conmemoración del centenario de la Guerra Civil.
Aquella izada, por la cual la bandera confederada compartía mástil con la de "barras y estrellas"de Estados Unidos y la bandera del estado, se realizó en pleno movimiento por los derechos civiles de los negros como contestación simbólica a esa lucha contra la segregación.
Estos sucesos son otro ejemplo de lo difícil que resulta para los estadounidenses digerir aún su pasado de segregación y discriminación y las divisiones entre los estados esclavistas y antiesclavistas de la Guerra Civil.
¿Es inconstitucional?
Realmente esa bandera es propiedad del Estado. Esto acrecienta el desencanto si un gobierno permite que se utilice asociado a la supremacía blanca una propiedad del propio estado. En casos legales anteriores en los que una determinada organización pedía exhibir de manera ostentosa la bandera confederada, e incluso en placas, los jueces han desestimado la necesidad de tales actos, con lo que algo de control sobre la enseña si existe a nivel federal.
Para algunos especialistas, tanto las banderas como las estatuas confederadas deberían responder a estas preguntas: ¿la bandera de batalla confederada o un monumento a la Confederación les dice a los ciudadanos afroamericanos que son inferiores? Y si es así, ¿eso viola la cláusula de igual protección de la Decimocuarta Enmienda? Sea cual sea la respuesta, parece que lo más importante es que una enseña histórica propiedad de todos los americanos por herencia no debería estar disponible para asociaciones voluntarias o involuntarias con cosas que pueden dar lugar a un error que ya tiene 150 años.
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