América Latina

«La Iglesia incomoda en Nicaragua»

"No nos vamos a dejar manipular, no queremos la violencia. Queremos cambios constitucionales y elecciones», asegura el arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, en una entrevista a LA RAZÓN

El cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, se dirige a los fieles y la Prensa tras el incendio en la Capilla de la Sangre de Cristo en la Catedral Metropolitana de Managua el pasado viernes
El cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, se dirige a los fieles y la Prensa tras el incendio en la Capilla de la Sangre de Cristo en la Catedral Metropolitana de Managua el pasado viernesJorge TorresEFE

El Vaticano pide al Gobierno del presidente Daniel Ortega en Nicaragua «una investigación seria, cuidadosa y transparente» sobre el incendio ocurrido en la capilla de la Catedral Metropolitana de Managua, donde quedó calcinada la venerada imagen de la Sangre de Cristo, suceso que la Arquidiócesis capitalina y el Papa Francisco calificaron como un «atentado».

Los templos de Nicaragua están ardiendo. El sandinismo declaró la guerra a la Iglesia. Hablamos con el arzobispo Leopoldo Brenes todo un emblema combativo que siempre estuvo al frente de las causas perdidas, o quizás, no tan perdidas.

Son cinco ataques en una semana contra distintas diócesis. ¿Hay alguna mano oculta? ¿Alguien orquesta la barbarie?

Pienso que la Iglesia incomoda, porque siempre desde la predicación tenemos un compromiso. Los obispos de Nicaragua somos gente sencilla, hemos sido párrocos. No somos sacerdotes de oficina, ponemos el dedo sobre la llaga. En este momento en Nicaragua el ambiente es bien difícil. En la catedral a medianoche entró una persona con una camioneta el 19 de julio, cuando se celebraba el triunfo de la revolución, e irrumpieron con una camioneta que quedó trabada, pero no se supo nada, rompieron portones. Y hubo impunidad. Es solo un ejemplo de los ataques que sufrimos.

¿Atentado o accidente?

Hablé con los empleados. Fueron los únicos testigos. Es un atentado. Desde el año 1979 hemos vivido muchos eventos como estos. La gente me contaba que hubo una persona encapuchada y hubo una explosión. De hecho, los testigos vieron el humo, 25 metros, el techo está ahumado, esto es extraño. No fue un cortocircuito. Es imposible que sea un accidente. Conversé con los bomberos y con la Policía. Yo fui custodio de la imagen de la Sangre de Cristo. Es la imagen de un cristo que vino hace 383 años, es una imagen venerada. El Viernes Santo recorremos el vía crucis con más de 6.000 personas, es un símbolo para todo el país y para todo el mundo. El Cristo, aunque calcinado, resistió en pie. La Policía todavía sigue investigando, no podemos valorar en este momento las pesquisas. Nos duele mucho que hayan tocado el corazón de la iglesia. La catedral, el Cristo, es sagrado.

¿Reitero quién piensa está detrás de los ataques?

Hay fanáticos sandinistas que se toman por su mano la justicia. No me gusta hacer juicios de valor sin pruebas, pueden ser fanáticos o que los haya enviado el Gobierno. Siempre la verdad sale adelante. Esperemos a que las investigaciones terminen. En cualquier caso, la gente está muy triste porque han tocado su corazón.

El pueblo en un 90% es cristiano, un 65% católicos –el resto evangelista–. Predicamos el evangelio, la palabra del Señor nos llama a la conversión. No somos enemigos del Gobierno, no queremos tomar el poder. Estamos para iluminar y acompañar desde el evangelio y, a veces, la palabra del Dios incomoda, cuando predicamos esa llamada a actuar.

¿Cómo calificaría la actualidad nicaragüense a nivel político y social? ¿Ve una salida?

En mayo pasado, me llamaron para que mediara, pero, con quién dialogar. Yo dije que no podía dialogar. Presentamos propuestas en común con el Gobierno, pero fueron saliendo otras cosas, y se pidió un proyecto de elecciones anticipadas. Un proyecto que presentamos y se respondió con una carta, nos acusaban de golpistas. Yo veo en el diccionario: «Dice que un golpista es el que usa armas para adquirir el poder». Sin embargo, nosotros no estamos por ese plan. Lo que tramamos es de evitar más muertes. En los noventa, ya medié en el desarme. En 2014 entregamos un documento al presidente Daniel Ortega en un ambiente de diálogo como parte de una reflexión. Pero sin afán de poder. No hubo respuesta. Siempre me fijo en el evangelio: «¿Quién podrá apartarnos del amor de dios?». Nos preparamos para las próximas elecciones del año que viene. Hay mucha tensión entre las facciones de la oposición nicaragüense. Estamos buscando el bien común. Que no se busquen cuotas políticas. Pienso que hemos ido en retroceso y desde las marchas de 2018 hay mucha gente desempleada. Veo niños en los semáforos, creo que la pobreza se ha incrementado. No nos vamos a dejar manipular, no queremos la violencia y queremos cambios constitucionales. Queremos garantías. Queremos elecciones libres.

¿Tuvo apoyo después de los ataques de la Santa Sede? ¿Del Papa Francisco?

El Santo Padre y la Santa Sede han estado muy cerca de nosotros y es gente muy seria. El Papa me mandó una nota de cercanía. El domingo en el Ángelus, mandó un mensaje: «Pienso en el pueblo del Nicaragua que sufre por el atentado a la catedral de Managua, donde ha sido dañada la imagen tan venerada de Cristo que ha acomodado y sostenido durante siglos la vida del pueblo fiel. Queridos hermanos nicaragüenses estoy cerca de vosotros, y rezo por vosotros».

Quisiera agradecer al episcopado de América Latina. Quiero agradecer al episcopado de España al cardenal Carlos Osoro. Nos une una amistad y el sábado estuvimos hablando por teléfono. Me manifestó su cercanía y su apoyo. Solo pedir al pueblo de España para que los pasos que tomemos, siempre sigamos el Evangelio y nos mantengamos inamovibles como la cruz de nuestro Cristo.