Terrorismo

El Estado Islámico rechaza las teorías de la conspiración mundial y se ofrece como alternativa

Los terroristas prometen acabar con los occidentales para imponer el Islam en su versión más rigorista

El Estado Islámico suele utilizar la imagen de menores para ilustrar sus panfletos
El Estado Islámico suele utilizar la imagen de menores para ilustrar sus panfletoslarazonLa Razón

El Estado Islámico (Isis, Daesh) rechaza de plano las teorías “conspiranoicas” en función de las cuales el mundo está gobernado por fuerzas invisibles, que hacen y deshacen a su antojo. Dichas teorías han salido de nuevo a flote con el asunto de la pandemia del coronavirus. Ellos han llegado para imponer un “califato mundial” gobernado por el Islam.

Pueden parecer ensoñaciones, pero no conviene pasarlas por alto ya que son las teorías que mueven a los yihadistas, uno de los mayores peligros a los que se enfrenta la sociedad occidental, aunque muchos ciudadanos no lo interioricen. Los acertados y desgarradores testimonios de los supervivientes de los atentados contra la revista Charlie Hebdo, en el juicio que se celebra en París, deberían ser leídos con detenimiento. El peligro está ahí, más cerca de lo que suponemos.

Los terroristas, según han publicado en sus redes sociales, consideran que las teorías de la conspiración son análisis que convencen sólo a “los tontos”.

“Si discutimos las conspiraciones de los infieles hoy, encabezados por los judíos y los cruzados, contra el Islam, encontraremos que sus objetivos más importantes eran desterrar la ley de Dios de la existencia, consolidar la división entre los musulmanes, dividir su tierra y dividir su riqueza entre ellos. Para lograr esto, ocuparon países musulmanes y establecieron fronteras artificiales para dividirlos en regiones, quitaron la ley de Dios y aplicaron sus leyes hechas por el hombre”.

Pero nada de esto es irreversible, porque, según dicen, han llegado ellos, los del Estado Islámico que van a “erradicar todas estas constantes a través del establecimiento de la religión, el arbitraje de la Sharia (interpretación más rigorista del Islam), la aplicación de fronteras, la ruptura de las fronteras artificiales para unificar los países de los musulmanes, la declaración de la restauración del califato y la unificación de los grupos yihadistas en el mundo bajo su sombra”. Pura teoría como ha quedado demostrado desde 2014, en que se fundó la banda terrorista que lo único que ha logrado es darse a conocer por las atrocidades que ha cometido y comete. Pero ahí queda su teoría.

Los yihadistas pueden con todo, con el “gobierno mundial invisible, o los estados coloniales, o incluso el capital internacional y las empresas monopolísticas”.

“El Estado Islámico, con la gracia de Dios, en unos años de trabajo diligente y serio rompió el ídolo de las teorías de la conspiración que fueron hechas por las facciones, partidos y organizaciones, para ser un obstáculo para cualquier pensamiento serio sobre el establecimiento del gobierno de Dios en la tierra”, aseguran.

“Aquellos que creen en la teoría de la conspiración primero deben revisar su fe, para que sepan con certeza que todo el asunto está en manos de Dios Todopoderoso, y que todos los eventos que suceden en el mundo están determinados por Él, Gloria sea a Él”, subrayan.

“Deben mirar este mundo y saber que los acontecimientos del mundo están demasiado entrelazados para ser explicados por sus suposiciones ingenuas”. “El mundo está formado por muchos grupos en conflicto, cada uno de los cuales quiere ser dominador de todo o de una parte”. “Los musulmanes se benefician de este conflicto y lucha entre las naciones de la incredulidad al golpearlos a todos”.

Concluyen que el “Estado Islámico, a cuyos soldados Dios ha otorgado su gloria y empoderamiento, presenta el modelo claro, el ejemplo brillante de la posibilidad de establecer la religión, la victoria sobre los politeístas y la supresión de los apóstatas, independientemente de su fuerza y aumento en número. Y su realidad hoy es una contradicción de la teoría de la conspiración y la degradación de su idolatría sin Dios”.