Colombia

Así fueron el secuestro y la liberación del agrónomo español

Jesús Quintana García ha contado a sus hijos que “tenía miedo” y estaba “en condiciones muy básicas pero dignas”

La familia del ingeniero malagueño liberado en Colombia, Jesús Quintana García, atiede a los medios de comunicación junto a los responsables de la investigación y del equipo de negociadores
La familia del ingeniero malagueño liberado en Colombia, Jesús Quintana García, atiede a los medios de comunicación junto a los responsables de la investigación y del equipo de negociadoresÁlex ZeaEuropa Press

La Policía española ha destacado este miércoles la rapidez con la que fue liberado el ingeniero agrónomo malagueño Jesús Quintana García, tras permanecer algo más de dos días secuestrado en Colombia, ya que no esperaba disponer hasta enero de información para su resolución.

Teníamos sospechas por la praxis, no porque tuviésemos noticias, de que esto iba a ser para largo”, ha afirmado el comisario principal Tomás González de la Oliva, jefe de la Unidad Central de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), que ha comparecido en rueda de prensa junto a la familia del ingeniero.

El mando policial se ha congratulado de que haya “salido todo muy rápido” porque se trata de un hecho delictivo que “destroza no solo a la víctima sino a todo su entorno”.

Jesús Quintana García
Jesús Quintana GarcíaCIAT / HANDOUTEFE

Ha indicado que Quintana García, director para las Américas de la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) fue secuestrado el pasado sábado “al azar” por un grupo organizado violento.

Estos grupos, ha explicado, realizan controles aleatorios en zonas donde hay poca presencia policial o militar para detectar a personas con las que puedan “sacar un rendimiento”.

El jefe de la UDEV ha eludido pronunciarse sobre si se ha pagado un rescate para la liberación del agrónomo -que a la familia “no le consta”- y ha apuntado que “hay algunos detalles que no pueden trascender”, ya que la operación sigue abierta.

La Policía colombiana está “sobre la pista” de este grupo para proceder a su desmantelamiento y la detención de sus integrantes, ha señalado.

González de la Oliva ha subrayado la importancia de la colaboración internacional porque permite enfrentarse al problema “desde dos puntos”, ya que el modus operandi que utiliza este grupo es ponerse en contacto con familiares del país de origen del secuestrado, no con la empresa o familia que reside en la zona.

Asimismo, ha destacado que Quintana es “muy querido” por la población indígena en Colombia, a la que va dirigida la labor que realiza para introducir cultivos distintos de los que estaban subsistiendo.

Los hijos del agrónomo liberado, Jesús y Pablo Quintana, de 24 y 22 años, respectivamente, han agradecido el apoyo que les han brindado las autoridades colombianas y españolas, así como las muestras de cariño que les han llegado de todas partes del mundo.

Jesús ha dicho que su padre, con el que pudieron hablar este martes por primera vez tras el secuestro, les ha relatado que “tenía miedo” y estaba “en condiciones muy básicas pero dignas”, y que no hubo violencia.

Ha reconocido que se tomaron las primeras noticias de su liberación "con cautela" y no fue hasta que recibieron una foto suya y la confirmación por parte de las autoridades que empezaron a "celebrar".

Ambos esperaban que el agrónomo, que llegó a Colombia el pasado marzo, regresase a Málaga por Navidad, pero confían en que pueda volver "más pronto" tras lo ocurrido.

En estos momentos difíciles, la familia de Jesús Quintana ha contado con la ayuda de un equipo de negociadores, que se encarga de dar apoyo emocional y resolver sus dudas, así como darles pautas ante los posibles escenarios que se pueden dar.

Fuentes de este equipo han explicado a los periodistas que, por la zona -el suroeste de Colombia- experiencias previas y los grupos que funcionan allí, estos secuestros suelen ser “más largos y tediosos”, lo que hacía pensar que las primeras noticias se produjesen pasados unos días o semanas, por lo que “la cosa pintaba peor”. EFE