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Negligencia

1.862 bebés muertos o con daños cerebrales en el peor escándalo de la historia de la Sanidad británica

Un informe revela serias deficiencias en las maternidades británicas, que provocaron cientos de muertes “evitables”

Una madre con un bebé en brazos larazonLA SALUD

El sistema de salud británico se encuentra ante el mayor escándalo de su historia: la inexplicable muerte y los daños cerebrales de más de 1.800 recién nacidos, la mayoría en los hospitales de Shrewsbury y Telford NHS Trust (en el centro-oeste de Inglaterra) entre los años 2000 y 2019. Las autoridades tratan de saber si ha habido negligencia profesional en estos dos centros, que en las tres últimas semanas han visto como se disparaban en 496 el numero de casos.

Los padres de Kate Stanton-Davies y Pippa Griffiths, quienes murieron poco después de nacer en 2009 y 2016, sospechaban que algo extraño había ocurrido en los partos que habían acabado con la muerte de sus hijos. No eran los únicos. Comenzaron a investigar y vieron que había otras 21 familias en su misma situación.

Así, lograron que el secretario de Salud Jeremy Hunt ordenara en 2017 que se abriera una investigación sobre los 23 casos. Tres años después, el número de casos por muerte o daños “evitables” investigados asciende a 1.862.

La Policía de West Mercia también inició su propia investigación para establecer si existen motivos para un proceso penal.

Sin embargo, en lugar de abrir una investigación interna para determinar lo que estaba ocurriendo, uno de los hospitales culpó a las propias madres de la muerte de sus bebés. En un informe publicado ayer, queda patente que hubo actitud negligente de los hospitales y recoge varios ejemplos de lo que allí sucedía. Trataban a las futuras madres de “perezosas” y “Patéticas” y las dejaban gritando durante horas sin atenderlas. Uno de los casos que recoge es especialmente duro, porque narra la terrible experiencia de una mujer a la que trataron de extraer al bebé con forceps en varias ocasiones y que le provocaron al recién nacido una fractura de cráneo y que sería la causa de su posterior muerte.

El informe no desvela cuántos bebés murieron o sufrieron lesiones graves, pero entre 2013 y 2016, las tasas de mortalidad por maternidad fueron un 10 por ciento más altas que en otras maternidades similares. Un total de 13 madres murieron entre 2000 y 2019.

El informe, de 48 páginas, identifica siete “acciones inmediatas y esenciales” necesarias para mejorar la atención de la maternidad en Inglaterra. Entre ellas, denuncia la falta de compasión y amabilidad por parte del personal de maternidad, que no no escucharon ni atendieron a las preocupaciones mostradas por las familias sobre el cuidado de sus hijos.

Pero lo peor son los errores médicos, ya que las parteras no supieron identificar cuándo los embarazos no progresaban normalmente, los múltiples errores de comunicación al trasladar los problemas de las pacientes a los superiores médicos. Pero también se hizo un uso inadecuado de medicamentos como la oxitocina o los errores cometidos en la monitorización de los latinos de los nonatos y los problemas para decantarse por una cesárea a pesar de que los partos naturales podían poner en peligro la vida de la madre y su bebé.

El informe es tajante e indica que muchas de las muertes eran evitables. Como por ejemplo la de Kate, hija de Rhiannon Davies y Richard Stanton, y que murió a las seis horas de nacer por una atención médica deficiente.

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