Kamala Harris
¿Fortalecer la figura de Harris?
El Papa Francisco le ha pedido al nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que trabaje por la reconciliación y la paz: «Pido a Dios, fuente de toda sabiduría y verdad, que guíe sus esfuerzos para fomentar el entendimiento, la reconciliación y la paz en EE UU y entre las naciones del mundo, a fin de promover el bien común universal». Por lo menos, desde el discurso de investidura, se han escuchado las primeras señales de lo que podría ser una Administración antagónica al discurso confrontativo de Donald Trump.
Sin embargo, no habían transcurrido seis horas desde la juramentación y Biden ya había firmado 17 órdenes ejecutivas para revocar, entre otras medidas impuestas por Trump, la salida del país de la Organización Mundial de la Salud (OMS). De la misma manera, ha firmado para volver al Acuerdo de París que plantea la necesidad de atender el cambio climático. Dada la situación y el discurso pronunciado, las medidas, por lo menos durante estas horas, resultan poco coherentes ante el llamado de unidad nacional y reconciliación.
Ya en el mediano y largo plazo, podemos esperar de Biden constantes muestras de acercamiento con los republicanos; quedan pendiente asuntos de política exterior e inmigración que necesariamente tendrá que abordar a través del diálogo. Allí, probablemente intente marcar un contraste extraordinario con respecto a su predecesor. Biden viene de allí, del trabajo legislativo, por tanto, no perderá la costumbre de negociar e intentar construir acuerdos.
Marcada por la vicepresidenta Kamala Harris, esta Administración probablemente emprenderá una agenda progresista importante: aborto y más derechos en las aspiraciones LGTBI. Durante su carrera política, Harris votó dos veces en contra de la Ley de Protección de Sobrevivientes del Aborto Nacidos Vivos, rechazó que se prohibiera el aborto a las 20 semanas de gestación y coescribió un proyecto de ley que atentaba contra la libertad religiosa. Para los conservadores, estas son quizás las peores noticias.
La posibilidad de ver a Harris como candidata a la presidencia en 2024 resulta real. Biden recibirá sus 80 años como presidente. Sus incongruencias y falta de agilidad mental son evidentes desde hace un tiempo. Queda esperar si estos serán cuatro años dedicados más a fortalecer la figura de Harris, o bien la antesala para construir un verdadero legado con la figura de Biden como protagonista e incluso distinto al de Obama. Por ahora, las opciones parecen abiertas en igualdad de probabilidades.
No será fácil sanar las heridas de una sociedad que parece revivir lo peor de la guerra civil norteamericana. La responsabilidad desde el poder es mucha. Sin embargo, para reconstruir el tejido social y cultural de EE UU harán falta más elementos integrales que el solo discurso de reconciliación; será indispensable la voluntad política de los dos partidos políticos y de la institucionalidad; así mismo, una mayor conciencia de unidad dentro de la propia sociedad norteamericana.
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