Historia

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“El cazador de mariposas”: así era el asesino en serie de travestis de la ruta Panamericana

Bautizado como “Travestilandia”, se trataba de un tramo ilegal de unos ocho kilómetros donde las travestis solían recibir las agresiones de los proxenetas o de la policía que protegía el comercio sexual

La revista ¡Esto! contabilizó 28 travestis muertas en distintos episodios ocurridos en la Panamericana en su edición del 18 de agosto de 1987
La revista ¡Esto! contabilizó 28 travestis muertas en distintos episodios ocurridos en la Panamericana en su edición del 18 de agosto de 1987larazon

Existe una historia aterradora que se remonta a la segunda mitad de la década del 80 en la famosa ruta Panamericana. Un total de 28 mujeres travestis fueron brutalmente asesinadas en días diferentes entre las zonas de Florida y San Isidro por un asesino que tenía un apodo: “Le llamaban el atrapa mariposas o el caza mariposas”, según el testimonio de Carla Pericles, superviviente de un ataque.

Por aquel entonces la policía no investigaba este tipo de sucesos y los casos quedaban archivados como “accidentes”. ”En la Panamericana se mezclaban en aquella época los supuestos accidentes de chicas que morían al cruzar la ruta, para escapar de la policía, con los asesinatos”, recuerda María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans. “Muchas fueron enterradas como NN (”nombre desconocido”) porque no tenían familiares y si las amigas iban a reclamar el cuerpo se exponían a caer detenidas”, agrega Correa.

Otra testigo de aquella época, Cintia Di Carlo Scotch, elevó el número de víctimas: “Esa ruta maldita se llevó a 60 compañeras”. Algunos investigadores no creen en la hipótesis de un solo asesino como único responsable y analizan otros aspectos en un contexto de violencia extrema. El período con mayor cantidad de muertes tuvo lugar entre 1986 y 1989, aunque hay algunos registros de 1993 donde Travestis Unidas, una de las primeras organizaciones de travestis, organizaron protestas en la Panamericana porque seguían produciéndose asesinatos.

Se trataba de un tramo ilegal, bautizado como “Travestilandia”, de poco más de ocho kilómetros. Las travestis solían recibir las agresiones de los proxenetas o de la policía que protegía el comercio sexual. También había veces que se trataba de personas que aleatoriamente disfrutaban del acto de matar a las travestis.

Una superviviente

Carla Pericles trabajó en la Panamericana hasta que las amenazas de muerte de un comisario la obligaron a abandonar el país, primero a Francia y después a Italia, donde vivió durante veinte años. Según un testimomio publicado en un reciente libro del Archivo de la Memoria Trans, que recopila fotografías y testimonios, afirma que el asesino de travestis circulaba en un Peugeot 504 de color crema y se le atribuye, entre otros crímenes, el de su compañera a quien llamaban la Robotina.

Estos relatos también describieron a un asesino rubio con una cicatriz en el rostro que se desplazaba en un vehículo blanco y negro, o en un Falcon verde. La noche en que lo conoció, Carla había tomado whisky antes de salir porque tenía miedo.

“Me desocupé de un cliente y me metí detrás de unos árboles para acomodarme la ropa. Cuando salí, vi un Peugeot con las mismas características del tipo del que hablaban”, explica la chica, quien observó que el conductor tenía una pistola en la mano. Nada más subir al coche, “me adelanté y le propiné una patada con tanta suerte que le hice caer el arma de la mano”. Si bien escapó después de darle una paliza al cazador, Carla no pudo volver a la Panamericana.