"Impeachment"
Cacería dentro del Partido Republicano a los senadores que votaron a favor de la condena a Trump
Los conservadores de Carolina del Norte censuran al senador Richard Burr por votar a favor de la condena al ex presidente en el juicio político por el intento de insurrección
Un fantasma recorre el espinazo del Partido Republicano, y no es precisamente el del anhelado viraje hacia la centralidad.Más bien una parte importante de sus altos cargos empuja para depurar a los elementos más significados contra la deriva populista abanderada por Donald Trump. Los últimos casos no pueden ser más llamativos e icónicos. Así, el senador Richard Burr, representante por Carolina del Norte, uno de los siete que votó para condenar al ex presidente en el “impeachment”, ha sido censurado unánimemente por la sección estatal de los republicanos.
En un comunicado, el comité central de los republicanos de Carolina del Norte justifica al senador, que acumula tres periodos en la Cámara Alta y está cerca de jubilarse, porque considera que el intento liderado por los demócratas de acusar a un ex presidente se encuentra fuera de la Constitución de los Estados Unidos. Lo curioso es que Burr había votado en un principio en contra del “impeachment”, precisamente, por anticonstitucional, pues consideraba que el senado carecía de jurisdicción sobre un civil.
Una vez solventada aquella cuestión, engrosó las filas de los partidarios de condenar. Por lo demás, para el comité del partido en Carolina del Norte, «ahora que el Senado votó a favor de la absolución del presidente Trump, esperamos que los demócratas dejen de lado su agenda partidista y divisiva y se centren en las prioridades estadounidenses de abordar la pandemia de covid-19, reabrir escuelas de manera segura y reiniciar la economía».
Burr ha respondido que «es un día realmente triste para los republicanos de Carolina del Norte» y que «el liderazgo de mi partido ha elegido la lealtad a un hombre sobre los principios fundamentales del Partido Republicano y los fundadores de nuestra gran nación».
Otro republicano que pugna con los suyos es el congresista por Illinois Adam Kinzinger. En su día ya dejó claro que apoyaba, «con gran pesar» y «por el bien de nuestra democracia, que se invoque la Vigésimo Quinta Enmienda». Una vez quedó claro que Trump no sería apartado, apoyó sin ambages el “impeachment”. Desde entonces su nombre es anatema de cara a sus correligionarios más alineados con el expresidente.
Aunque no hay nada que Kinzinger, teniente coronel de la Fuerza Aérea, no haya repetido una y otra vez. Ya su comunicado de principios de enero lo convirtió en uno de los primeros republicanos en tomar partido. «El miércoles sentí una maldad literal y real durante la insurrección», dijo, «no es algo que suceda a menudo, y nunca lo he sentido con más fuerza que ese día». Estaba en sintonía a lo expresado por pesos pesados como el ex presidente George W. Bush, cuando afirmó que el asalto del 6 de enero fue un «espectáculo repugnante y desgarrador» y declaró su consternación por el «comportamiento imprudente de algunos líderes políticos desde las elecciones». No hacía falta mucha imaginación para saber a quien señalaba.
Repudiado por su propia familia
Kinzinger, por su lado, sufre una auténtica cacería dentro de su partido. No sólo ha sido públicamente censurado y desautorizado por los suyos. También once miembros de su propia familia le ha enviado una carta en la que lo acusan de haberse alineado con «el ejército del diablo». En la misiva, que reproduce el New York Times y que enviaron a numerosos medios y, por supuesto, a otros miembros destacados del comité central republicano en Illinois, lo acusan de alta traición y de haber ensuciado el apellido familiar. «¡Oh, qué decepción eres para nosotros y para Dios!», puede leerse.
En declaraciones al Washington Post cita diálogos de Band of Brothers, la serie de HBO sobre los combatientes de la 506º Regimiento de Infantería de Paracaidistas, 101.ª División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos, tras el Desembarco de Normandía. «Tu única esperanza pasa por aceptar que ya estás muerto», comenta al periódico de la capital. Cuando le preguntan por los diez senadores que votaron en su momento en favor de proceder al “impeachment”, sostiene que «deben saber que existen bastantes posibilidades de que pierdan sus trabajos el próximo año».
La hija de Cheney y la viuda de McCain
Su guerra es la congresista Liz Cheney, hija de uno de los antiguos capos del partido, perseguida ahora por apoyar sin fisuras la condena de Trump. Comparten trinchera con la viuda del senador John McCain, Cindy McCain, el gobernador de Arizona, Doug Ducey, y el ex senador Jeff Flake. El gobernador fue públicamente señalado por negarse a cambiar el resultado del colegio electoral. Su suplicio no ha sido muy distinto al del gobernador de Georgia, el también republicano Brian Kemp, o al de su secretario de Estado, Brad Raffensperger, paseado en las redes sociales y amenazado por no plegarse a buscar los 11.000 votos que necesitaba Trump para ganar las elecciones. En cuanto a Cindy McCain, censurada por su partido igual que Ducey y Flake, pidió en Twitter el voto para Joe Biden, pues, dijo, «mi marido vivió con arreglo a un código: el país lo primero. Somos republicanos, pero por encima de todo somos americanos».
Cuando supo de la actuación del comité central del partido en Arizona afirmó que asumía la reprobación como quien recibe una «medalla». Kinzinger, que votó contra el primer “impeachment” de Trump, conservador a favor del derecho a portar armas, partidario de revocar el Obamacare y contrario a financiar con dinero público el aborto, dejó escrito en un comunicado que no tiene «ninguna duda de que el presidente de los Estados Unidos rompió el juramento de su cargo e incitó a la insurrección» y «usó su posición en el ejecutivo para atacar al legislativo». «Si incitar a una insurrección mortal contra el legislativo no es digno de impeachment, ¿qué clase de delito puede serlo?».
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