Nacionalismo mexicano
López Obrador arremete contra el “exterminio español”
El presidente mexicano insiste en que aún no se ha escrito “la historia de la represión en México, pero sin duda sería un relato sumamente cruel”
La bandera mexicana se ha dibujado en el cielo de Iguala doscientos años después de que se firmara allí la independencia del país de la Corona española. Nueve cazas han volado sobre una bandera inmensa del país azteca. Los pilotos militares han diseñado el blanco, símbolo de la religión, el verde, independencia, y el rojo que representa la unión. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y su homólogo argentino, Alberto Fernández, levantaban el cuello y achinaban los ojos para observar el vuelo de los militares en una soleada mañana en Iguala.
A 200 kilómetros al oeste de Ciudad de México, López Obrador ha asegurado que “la independencia de nuestra nación y de otros países hermanos de Latinoamérica se consiguió por el debilitamiento del poder de la Corona española y por el empeño y la lucha de los pueblos de América por abolir la esclavitud y hacer valer la justicia”. El mandatario argentino ha agradecido la invitación de López Obrador. Fernández ha destacado que “México y Argentina lograron la independencia en tiempos y circunstancias similares”.
Ambos presidentes han recordado la firma del Plan de Iguala. El jefe del ejército de la Corona española, Agustín de Iturbibe, y el líder del movimiento insurgente, Vicente Guerrero, sellaron el Plan de Iguala que convierte a México en una nación independiente de Españ. El Plan de las Tres Garantías, como también era conocido, puso fin a once años de guerra. La alianza acordó una nueva Constitución, hacer oficial la religión católica y reconocer la igualdad de los pueblos nativos y los criollos, descendientes de españoles nacidos en la colonia. España tardó quince años en reconocer a México como país independiente con la firma del Tratado de Santa María de Calatrava el 28 de diciembre de 1836.
López Obrador ha señalado que la independencia se produjo “por el debilitamiento de la monarquía española”. Aunque ha destacado “la lucha de los pueblos americanos por su independencia”, ha preferido no insistir en su petición de que España se disculpe por los abusos cometidos durante la Conquista. El líder mexicano crítica a menudo la colonización que comenzó en México hace 500 años. El mandatario progresista ha solicitado en múltiples ocasiones a España y al Vaticano “pedir perdón”.
Alcántara Marlene, doctora en Ciencia Política por la Universidad Sorbona de París y profesora de Política Internacional en la Universidad Iberoamericana, explica a LA RAZÓN que “está muy mal colocada esta idea de pedir perdón de España y el Vaticano.” La académica explica: “La historia está hecha de vencedores y vencidos. Sería como pedir a Estados Unidos o Francia que se disculpen por los conflictos del siglo XIX. Estados Unidos quitó a México la mitad del territorio. O mil situaciones más”.
El líder mexicano ha definido su proyecto político como la Cuarta Transformación. Sitúa su Gobierno a la altura de los tres hitos fundamentales de la historia mexicana: la independencia, el movimiento revolucionario y el nacionalismo mexicano de los años 30 iniciado por Lázaro Cárdenas. El expresidente mexicano nacionalizó el petróleo.
Tampoco los descendientes de los pueblos originarios ven sentido al ruego de López Obrador. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha rechazado contundentemente la idea del presidente. “No tienen que pedirnos perdón de nada”, aseguraron en un comunicado en octubre
del año pasado. El zapatismo denuncia que el mandatario mexicano “quiere sembrar el rencor racial y pretende alimentar su nacionalismo trasnochado”. El EZLN insistió que lo importante es reconocer la discriminación durante los 200 años de independencia y reparar su situación actual.
Las peticiones de López Obrador también han sido rechazadas por el Gobierno y España. En un viaje relámpago a México en noviembre la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, confirmó que Madrid no pedirá perdón por la colonización.
El Plan de Iguala comenzó a gestarse cuando el jefe del ejército de la Corona española decidió armarse con una pluma. El 10 de enero de 1821, tras 10 años de Guerra de la Independencia, Iturbibe envía una carta al líder del movimiento insurgente, Guerrero, ofreciendo cesar las hostilidades y establecer una alianza. La Corona española había designado a Iturbibe la misión de organizar una campaña para acabar con los rebeldes. Planeaba vencer a toda costa. Pero todo cambió. Iturbibe se abre a la posibilidad de una independencia con condiciones.
Guerrero responde la misiva. Las cartas entre ambos fueron y vinieron. El 10 de febrero de 1821 los jefes de ambos ejércitos sellan la alianza en el histórico “Abrazo de Acatempan”. Ambos acuerdan la independencia de la Nueva España a condición de que estuviera regida por una nueva constitución y reconociera la igualdad de los pueblos nativos y los criollos, descendientes de españoles nacidos en la colonia. Doscientos años después López Obrador afea la colonización a España mientras prepara otras celebraciones próximas como los 700 años de la fundación de la ciudad azteca de Tenochtitlán, actual Ciudad de México, y los 500 años de la conquista española.
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