Asesinato mafioso en Malta

Nuevas revelaciones arrojan luz en el asesinato de Daphne Caruana Galizia

Vincent Muscat, condenado a 15 años por matar a la periodista de investigación maltesa en 2017, revela que colocó una bomba en su coche porque el fusil que le proporcionaron estaba defectuoso

Una cartel frente a la embajada maltesa en Berlín exige justicia por el asesinato de Daphne Caruana Galizia
Una cartel frente a la embajada maltesa en Berlín exige justicia por el asesinato de Daphne Caruana GaliziaCLEMENS BILANAgencia EFE

Daphne Caruana Galizia había salido de su casa poco antes de las tres de la tarde. Llevaba un coche alquilado, sabía que su nombre estaba en el punto de mira. Unos minutos después, su hijo escuchó a kilómetros una fuerte explosión. La bomba era tan potente que el vehículo voló desde la carretera al campo que la circundaba. Ocurrió el 16 de octubre de 2017. Desde entonces, la Justicia no había resuelto nada. Su vida se desarrolló como una de esas películas intrépidas de periodistas en las que el personaje principal lucha por encontrar la verdad. Lejos de tener un final feliz, el desenlace se convirtió en un serial «noir» con miles de puntos oscuros. Todo muy cinematográfico y tan lleno de lugares comunes que parece una ficción.

Ocurrió, sin embargo, en territorio europeo. En Malta, uno de los patios traseros de la UE, donde la reportera se dedicaba a investigar la red de corrupción que conectaba los «papeles de Panamá» con empresarios y el Gobierno de su país. Quién sabe si más allá.

Esta semana, por fin, el caso ha comenzado a desenmarañarse. Un tribunal de Malta ha condenado a 15 años de prisión a Vincent Muscat, previamente imputado, como autor material del asesinato. En cuestión de días, todo ha cambiado por completo. Muscat, que hasta ahora se había declarado inocente, reconoció su culpabilidad para intentar beneficiarse de una reducción de la pena.

En su testimonio aseguró que el primer plan era disparar a la periodista con fusiles de mira telescópica, pero las armas que les suministraron estaban defectuosas, con lo que optaron por una potente bomba accionada a través de un teléfono móvil. El asesino confeso no estaría solo, sino que junto a él habrían actuado los hermanos Adrian y Robert Agius, Jamie Vella y Alfred Degiorgio, también imputados. Todos ellos defienden su inocencia, como lo hacía Muscat. Pero su cambio de versión da un vuelco al caso.

El condenado había pedido el pasado enero un indulto total a la Fiscalía, que le fue denegado, aunque decidió seguir cooperando con la Justicia. Sin embargo, según el periódico «Times of Malta», esa gracia le podría llegar si el acusado aporta detalles relevantes en el caso de Carmel Chircop, un abogado que también fue asesinado en extrañas circunstancias en 2015. Los cómplices de Muscat en el asesinato de Daphne también podrían estar implicados.

La familia de la periodista ha celebrado la decisión como un primer paso que «conduzca a una justicia plena». Mientras que organizaciones como Reporteros Sin Fronteras también reclaman la «urgente necesidad de esclarecer totalmente este crimen deleznable». Un día después de la primera condena, la Policía maltesa compareció para asegurar que todos los implicados en el caso habían sido arrestados y tenían ya cargos abiertos. Sólo falta que se desencadenen las sentencias. En total, son siete los imputados, entre los que se incluye el empresario Yorgen Fenech, detenido pocos días después del asesinato, como uno de los presuntos financiadores de la operación.

«Hay delincuentes donde quiera que mires. La situación es desesperada», fueron las últimas palabras que Daphne Caruana Galizia escribió en su célebre blog antes de que su coche saltara por los aires. Ahora han empezado a perder las caretas, pero los criminales de los que hablaba la periodista existían.

Siempre se especuló con que el entonces primer ministro, Joseph Muscat, fuera uno de los peces gordos de los «papeles de Panamá» en los que estaba indagando la reportera. Probablemente nunca se sabrá, aunque al menos su carrera política se derrumbó hasta que en diciembre de 2019 cedió su puesto al laborista Robert Abela. Al nuevo jefe de Gobierno le toca poner fin a un caso que destapa una época muy oscura no solo de su país, sino de la propia UE. Llevar a los culpables a la cárcel debería ser el último triunfo de Daphne.