Cumbre de Glasgow
La UE y EE UU se alían contra el cambio climático
John Kerry, el enviado especial de Biden para el clima, visita Bruselas para coordinar con los Veintisiete la próxima Cumbre de Glasgow de noviembre
EE UU y la UE vuelven a mirar en la misma dirección. Tras cuatro años de sobresaltos con Trump, el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, se afana en desbaratar el legado de su predecesor e insuflar nuevos aires a la relación transaltlántica.
El último capítulo de este proceso tuvo lugar ayer con la visita por parte del enviado de EE UU para cuestiones de clima, John Kerry, a la capital comunitaria. Desde este pasado 19 de febrero. EE UU volvió a incorporarse oficialmente al Acuerdo de París contra el cambio climático, tres años después de que Trump decidiera abandonar el pacto. Ese mismo día, Biden participó por primera vez como flamante presidente en la Conferencia de Seguridad de Múnich, foro en el que aprovechó para anunciar la vuelta de EE UU al multilateralismo bajo la atenta mirada de la canciller Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron.
Kerry fue recibido este martes por el vicepresidente de la UE Frans Timmermans, que lidera la lucha contra el cambio climático a través del plan conocido como Pacto Verde (”Green Deal”) y participó en la habitual reunión del colegio de comisarios que tiene lugar todas las semanas, además de mantener una entrevista privada con la presidente de la Comisión, Ursula von der Leyen. El objetivo de este viaje persigue aunar voluntades y sumar esfuerzos de cara la cumbre sobre cambio climático que tendrá lugar en noviembre en Glasgow y que pretende sentar las bases para que el Acuerdo de París no quede en papel mojado.
Kerry conoce bien el terreno que pisa. Fue secretario de Estado con Barack Obama y durante esos años se encargó de convencer a los socios europeos de la necesidad de hacer frente de manera conjunta al calentamiento global. «Vine para renovar las conversaciones con nuestros amigos en Europa sobre cooperación sobre el clima, que fue extraordinaria en el periodo previo a París. Ahora, tendrá que ser aún más fuerte», aseguró ayer en una breve intervención.
El Ejecutivo de Von der Leyen ha hecho de la lucha contra el cambio climático una de sus señas de identidad, con el objetivo de que en el 2050 los Veintisiete emitan cero gases con efecto invernadero. La debacle económica ocasionada por coronavirus ha reforzado estos planes, ya que los fondos que recibirán los países más golpeados por la pandemia están supeditados a la transición energética y digital. En la cumbre del mes de diciembre, los Veintisiete se comprometieron a elevar hasta el 55% la reducción de los gases contaminantes respecto a 1990 para 2030. El acuerdo fue posible tras maratonianas negociaciones de madrugada después de vencer las reticencias de los países del Este, los más dependientes del carbón.
«Estoy convencido de que cuando EE UU y Europa trabajen juntos, podemos mover montañas y asegurar un clima en el que nuestros hijos y nietos puedan vivir», declaró ayer Kerry. Como muestra de que la Administración Biden considera este tema prioritario, el nuevo inquilino de la Casa Blanca ha convocado una cumbre telemática sobre cambio climático el 22 de abril.
Tras el portazo de Trump, los Veintisiete se afanaron en buscar alianzas alternativas con China y, a pesar de las creciente tensiones con Rusia, también pretender convencer al Kremlin de las bondades de unirse a esta lucha.
A pesar del jarro de agua fría que supuso el abandono del Acuerdo de París por parte de Washington, la UE ha seguido tendiendo puentes con numerosos Estados y autoridades locales de EE UU que sí han seguido poniendo en marcha medidas contra el cambio climático. Bruselas siempre ha sido consciente de la necesidad de buscar aliados para este empresa, ya que los gases contaminantes del club europeo no llegan al 10% de los emitidos en todo el planeta.
En las últimas semanas han sido constantes los gestos de acercamiento entre Bruselas y Washigton. El viernes, las dos partes decidieron suspender de manera temporal las represalias comercialesderivadas del conflicto por los subisidos ilegales a Boeing-Airbus y también decidieron actuar de manera coordinada en la imposición de sanciones a Rusia tras el intento de asesinato de Alexei Navalni. Se espera que la buena sintonía con Biden cristalice en una visita diplomática a Bruselas a finales de año que podría coincidir con una cumbre con los aliados de la OTAN.
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