Unión Europea

Europa pierde la carrera de las vacunas

La UE incumple los objetivos de la campaña de vacunación mientras EE UU y Reino Unido diseñan el regreso a la vida precovid y encaran la recuperación

Vacunación
VacunaciónPlatónIlustración

Suspenso. La Unión Europea ha incumplido los objetivos marcados de la vacunación en el primer trimestre de 2021. Tenía previsto inocular al 80% de la población mayor de 80 años y al 80% del personal sanitario, pero se ha quedado muy lejos. Los datos del Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) muestran que apenas el 27% de los mayores de 80 años han recibido las dos dosis de la vacuna necesarias para adquirir la inmunidad y que menos del 50% del personal sanitario ha sido vacunado. Las cifras son preocupantes porque del éxito o fracaso de la campaña de vacunación dependen las vidas de los europeos y la salida de la crisis sanitaria y económica. La credibilidad de las autoridades nacionales y europeas está en juego.

La epidemia ha agudizado el descontento ciudadano y ha desatado hilarantes teorías de la conspiración. A los políticos, aparte de ineficaces, se les acusa de intrusivos e innecesarios por su incapacidad de mostrar resultados. Crece el sentimiento de que la carga de esta crisis recae principalmente sobre el ciudadano. La autodisciplina en el uso de la mascarilla, el aislamiento y el cumplimiento de las medidas de seguridad facilitan el control de la epidemia, pero exigen que los políticos cumplan con su parte. La distribución y administración de las vacunas es su parte.

¿Otro verano perdido?

La Unión Europea confía en acelerar la campaña de vacunación en el segundo trimestre y alcanzar a «final de verano» el objetivo de inmunizar al 70% de la población adulta. «Existe el riesgo de un segundo verano perdido para Europa. Eso supondría un duro golpe para las economías del Sur ya impactadas por el coronavirus en 2020 y con altos niveles de endeudamiento, por lo tanto, menos capaces de financiar respuestas presupuestarias adicionales», ha advertido Morgan Stanley.

El sector turístico supone el 14% del PIB en España, el 18% en Portugal o el 20% en Grecia. El lucro cesante para el sector alcanza los 1.000 millones de euros y están en riesgo 100 millones de puestos de trabajo. El arranque de 2021 ha sido peor que en 2020 con una caída del 85% de las llegadas internacionales.

Morgan Stanley asegura que si se duplica la tasa de vacunación en primavera, la reapertura se producirá en el tercer trimestre, pero con un bajo nivel de actividad en verano «en línea con 2020». Por el contrario, si los contratiempos con la distribución de las vacunas se suceden, un escenario alternativo sería un «verano peor que en 2020».

Riesgo de quiebras

Los reconfinamientos de Italia y Francia en Semana Santa y la ampliación de las restricciones en España han hecho saltar las alarmas. Tourism Economics augura una oleada de quiebras si la vacunación no avanza lo suficientemente rápido. Se avecina una catástrofe.

Bruselas y los Estados miembros están trabajando en un «pasaporte covid» para garantizar una movilidad segura este verano. Tienen previsto que esté listo en junio, pero resultará discriminatorio y a la postre estéril si previamente no se ha dado a la mayor parte de la población adulta de la UE –365 millones de personas-–la posibilidad de ser vacunada. Eso, según las propias previsiones de la Comisión Von der Leyen, no ocurrirá hasta finales de agosto. ¿Demasiado tarde?

Mientras Estados Unidos y China han logrado reactivar el sector turístico con la demanda interna. Reino Unido trabaja en la creación de unos «corredores» con un número limitado de países entre los que estará Estados Unidos, Canadá e Israel. En un encuentro con diputados «tories» el primer ministro británico, Boris Johnson, resumió el éxito de la campaña de vacunación en dos palabras: capitalismo y codicia. Luego se retractó, pero fue un pensamiento sincero.

Washington y Londres se han asegurado sus dosis con la producción de vacunas en su territorio y el cierre de los canales de exportación. La UE, sin embargo, los ha mantenido abiertos. A pesar de la propiedad anglo-sueca, AstraZeneca no ha entregado las vacunas comprometidas a la Unión Europea. La desconfianza de los gobiernos europeos sobre los efectos secundarios del suero británico supone un revés adicional en la campaña de vacunación a Veintisiete. Alemania y Dinamarca dejarán de inocular con AstraZeneca a los menores de 60 años –mientras España no lo hace a los mayores de 65– y Francia se plantea directamente prescindir de la firma anglo-sueca en favor de otras farmacéuticas.

Capitalismo y codicia

Por su parte, la alemana BioNTech ha desarrollado la tecnología revolucionaria del mARN y, junto a la farmacéutica americana Pfizer, ha conseguido producir la vacuna hasta ahora más eficaz, pero ni Berlín ni Bruselas han sido incapaces de beneficiarse de este éxito.

El 25 de abril de 2020 publiqué una entrevista con el epidemiólogo surcoreano Yoo Byung Wook; él advertía de que habría que esperar entre dos y cinco años para alcanzar una inmunidad global. Decía que el SARS-CoV-2es un virus basado en el ARN por lo que es difícil pronosticar su variación. Yoo Byung Wook avisaba de que debido a esta mutación existía una alta posibilidad de que la covid-19 permaneciese entre nosotros como una gripe estacional más. La ventaja de la tecnología mARN es que las vacunas se pueden adaptar periódicamente a las variaciones y mantener los niveles de eficacia. La pregunta es si en este escenario la UE será capaz de garantizar con las grandes farmacéuticas europeas la producción y el suministro de las vacunas o si nos faltará (de nuevo) capitalismo y codicia.