Análisis
El populismo de López Obrador a examen en México
Desafortunadamente, el centro de gravedad de la política mexicana tiene un nombre: Andrés Manuel López Obrador. Los problemas del país, que no son pocos, impactan tímidamente en su imagen; su legitimidad se mantiene casi intacta ante la mala gestión del coronavirus y ante los casos de corrupción dentro de su partido político Morena. Más del 60% de los mexicanos admiten seguir apoyándolo. La «luna de miel» sigue su curso a las vísperas de las elecciones intermedias que se celebrarán este domingo 6 de junio.
Su insistente presencia ante los medios de comunicación le permite marcar la agenda de la conversación ciudadana. De la misma manera, una oposición desgastada, a pesar de sus alianzas, alimenta la construcción de un mito en la figura de un presidente que haciendo poco o nada, mantiene su fidelidad al discurso cercano, a la promesa de un país mejor en el mediano plazo, a la crítica impiadosa en contra de sus detractores. Ciertamente, ese mito se sostiene en gran medida por la permanente aversión a unos políticos tradicionales que van fracasando en presentarle al país una agenda alternativa.
La polarización, sin duda, beneficia al populista López Obrador. Esta elección, en parte promovido por él y en parte por la carencia opositora para sembrar esperanza de que algo distinto es posible, se ha convertido en un plebiscito hacia el primer mandatario. La «ola obradorista» permitirá que Morena gane nuevos bastiones a nivel regional y que mantenga una mayoría relativa en la Cámara de Diputados. El partido de Gobierno, según la mayoría de las encuestas, mantiene un tercio en la intención de voto para el poder legislativo, seguido del partido Acción Nacional de centro derecha, con 15% aproximadamente.
Semanas atrás, el presidente mexicano descartó que se pretenda cambiar la Constitución para permitir su reelección en las presidenciales de 2024. Sin embargo, si esta elección resulta favorable para López Obrador, no habría que descartar dicho escenario, realizando una consulta popular, so pretexto -ilusorio al fin- de que «el pueblo me lo pide y el pueblo es el que manda». No hay que olvidar que AMLO negó dicha posibilidad en plena campaña electoral, un mensaje que suena como melodía dulce para los indecisos que en esta elección registran, al igual que la intención de voto por Morena, un tercio de los votantes. Dicho voto que podría ser oculto, estaría jugando en contra de López Obrador si en su mayoría decide participar.
Sin importar el resultado, el escenario político de México no parece alentador en el corto y mediano plazo. La oposición política tendrá que entrar en un período de reflexión que le permita reconducir el camino hacia las presidenciales de 2024. De lo contrario, con AMLO o sin él, Morena seguirá en el poder hasta el 2030 y, probablemente, el país seguirá estancado en lo económico, atrasado en lo social y entrampado en una maraña de complejidades políticas lejanas a las necesidades de la gente.
*Alejandro G. MOTTA NICOLICCHI Socio director y fundador de Thinko Consulting amotta@thinkoconsulting.com
@mottafocus
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