Europa

Retirada de Afganistán

Dos soldados suecos devuelven sus medallas por la resistencia del Gobierno a dar asilo a los intérpretes afganos

La oposición y sus socios presionan a los socialdemócratas para que tengan un gesto humanitario con los trabajadores locales

Un soldado sueco durante la misión de la OTAN, la ISAF, en Afganistán
Un soldado sueco durante la misión de la OTAN, la ISAF, en AfganistánOTAN

Por su labor durante su misión en Afganistán, el soldado sueco Tommy Wahlman recibió dos medallas que ahora ha devuelto al Gobierno por su actitud “cobarde y antipática” por no proteger a los intérpretes y trabajadores locales afganos que colaboraron con las tropas de la OTAN durante dos décadas.

“Quiero que la gente asuma un liderazgo de política humanitaria, pero también de seguridad. Estos intérpretes han asumido un gran riesgo para Suecia al trabajar para los intereses suecos sobre el terreno. Ese trabajo significa que reciben una amenaza contra toda su familia”, asegura Wahlman en una carta remitida al primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven. Según el veterano de guerra, las condecoraciones recibidas no “valen ni un pedazo de salchicha”.

Patric Bottne, quien sirvió en Afganistán en 2004, envió una carta similar. “El Gobierno demuestra que no quiere ayudar. Los intérpretes están expuestos a riesgos extremadamente grandes y no solo ayudan con la traducción. También ayudan a atar los nudos en el terreno. Están en situaciones de combate, en entornos de negociación difíciles,” explica el soldado.

Bottne lamenta que Suecia haya cambiado su actitud con respecto a los colaboradores afganos ahora la retirada de las tropas occidentales y el avance militar de los talibanes le ponen en el punto de mira de la venganza de los integristas. “Hace unos años, a muchos se les permitió venir a Suecia y recibieron la protección que merecen”. “Para el presidente de Estados Unidos, ha sido obvio ayudar a los intérpretes, porque saben los riesgos que conlleva para ellos”, echa el cara el veterano.

La protección de los trabajadores locales en el país asiático se ha convertido en un asunto de política interna. el principal partido de la oposición, el conservador Partido Moderado, reclama al Gobierno que brinde protección en Suecia a los intérpretes afganos.

El lunes el ministro de Justicia y Migración, Morgan Johansson, admitía que dar asilo a todos los intérpretes no resulta viable, dado que “serían unos miles, tal vez 10.000 personas”. Con todo, Johansson declaró ayer que el Gobierno está trabajando para resolver la situación de estos trabajadores. El Gobierno está siguiendo los acontecimientos en Afganistán y, a través de las “autoridades pertinentes”, vigila más a los “grupos particularmente vulnerables” con vínculos con la fuerza sueca de Afganistán, declaró el ministro al diario “Expressen”

“Lo que hemos dicho es que el Gobierno no puede decidir a quién se le permitirá venir aquí. Porque entonces estaríamos rompiendo la forma de gobierno”. “Las autoridades, junto con la Agencia Sueca de Migración y las Fuerzas Armadas, pueden manejar este tema, y esa es también la forma en que se hace”, añadió Johansson en un intento de diluir la responsabilidad entre varias instituciones.

En respuesta, el Ejército sueco informó este jueves, a través de un comunicado en su página web, que desde que finalizó la misión de la OTAN en Afganistán, conocida como Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), en 2014 ya no contratan a intérpretes locales, sino que alquilen los servicios de otros que trabajan para contingentes de países aliados como Alemania. Suecia brindó protección a 69 intérpretes que colaboraron con la ISAF.

Pero la presión no solo llega desde la oposición y los veteranos que han servido en Afganistán. El Partido Verde, socio de Gobierno de los socialdemócratas, se suman al coro de voces que reclaman un gesto humanitario. “Suecia tiene la obligación moral de resolver esto: ofrecer protección a las personas que ayudaron a la defensa sueca en el lugar”, subrayaba Rasmus Ling, portavoz de inmigración de los ecologistas.

Asimismo, los centristas, aliados del Gobierno rojiverde de Löfven, abogan por proteger a los empleados locales que colaboraron con el contingente sueco de la ISAF. Su líder, Annie Lööf, habla de asumir la responsabilidad humanitaria contraída por Suecia. “Es completamente obvio para nosotros que Suecia, como país, debería actuar y asumir nuestra responsabilidad humanitaria. La situación es sumamente grave y aguda. Se trata de salvar vidas humanas y proteger a aquellos que han participado codo a codo con nuestros soldados suecos y han realizado grandes esfuerzos “, escribe Lööf en Twitter.