Kunduz

Más de cien muertos y heridos tras un ataque suicida en una mezquita de Afganistán

La rama local del Daesh, en abierta lucha contra los talibanes, golpea en una mezquita frecuentada por musulmanes chiitas en la ciudad de Kunduz dejando al menos medio centenar de muertos

Al menos medio centenar de personas perdieron la vida y varias decenas resultaron heridas ayer en el atentado suicida perpetrado por un suicida del Estado Islámico en una mezquita de la ciudad de Kunduz, al noreste de Afganistán, durante las oraciones del viernes, el momento de mayor concurrencia de la semana. Otros cálculos menos optimistas elevan la cifra de víctimas mortales al centenar, incluidos los de la representación de Naciones Unidas en el país centroasiático.

Al falta de datos oficiales al cierre de esta edición, se trata del mayor crimen terrorista perpetrado contra el Emirato Islámico de Afganistán desde que un kamikaze, también vinculado al Daesh, se inmolara el pasado 26 de agosto dejando 170 muertos a la entrada del aeropuerto de Kabul –entre ellos 13 soldados estadounidenses- en plenas evacuaciones de personal extranjero y colaboradores. Y, desde luego, del mayor zarpazo desde la salida definitiva de las fuerzas y delegaciones extranjeras del país de Asia Central, sellada veinte años después de que la OTAN derrocara a los talibanes.

La matanza en el interior de la mezquita de Gozar-e-Sayed de Kunduz dejó imágenes dantescas, con decenas de cadáveres y heridos desparramados en el interior del templo frecuentado por seguidores del islam chiita. Las autoridades locales estiman que en el momento en que el terrorista suicida detonó el explosivo había en el interior de la mezquita unas 300 personas. “Vine a buscar a mis familiares, la mezquita estaba llena”, lamentaba a AP Hussaindad Rezayee, vecino de la zona.

Atentado en Kunduz
Atentado en KunduzAntonio Cruz

El viceministro de Información y Cultura del Gobierno talibán, Zabiullah Mujahid, confirmó la masacre terrorista en su cuenta de Twitter: “Esta tarde, en la zona de Khanabad Bandar de la ciudad de Kunduz, una explosión tuvo como objetivo una mezquita chiita y martirizó e hirió a compatriotas nuestros”. Los fieles chiitas pertenecen étnicamente al grupo hazara, minoría de habla persa concentrada fundamentalmente en las montañas del norte de Afganistán. En la provincia de Kunduz los hazaras no superan el 6% de la población.

Nuevo zarpazo de Daesh

Varias horas después del atentado, filial del Estado Islámico (ISIS-K) en Afganistán –'wilayat Khorasan’ (provincia de Jorasán), según la terminología del grupo yihadista- reivindicaba la autoría del ataque. El hecho de que el crimen fuera dirigido contra la comunidad chiita –en torno al 10% de la población afgana- apuntaba, con todo, con nitidez a la rama local del Daesh, en abierta confrontación con el régimen talibán, y protagonista habitual de este tipo de atentados contra la citada minoría islámica.

Sin ir más lejos, el pasado día 3 de octubre terroristas del Estado Islámico atentaron en el exterior de la mezquita de Eid Gah en la capital afgana –la segunda mayor de Kabul-, acabando con la vida de al menos diez de fallecidos además de provocar decenas de heridos. En una semana han sido tres los atentados contra lugares de culto o estudio religioso, según datos de AP.

Desde comienzos de 2021 hasta el 31 de julio pasado, la rama afgana de Daesh atribuyó la responsabilidad de 177 ataques
Desde comienzos de 2021 hasta el 31 de julio pasado, la rama afgana de Daesh atribuyó la responsabilidad de 177 ataquesSTRINGEREFE

“Le aseguro a nuestros hermanos chiitas que los talibanes están preparados para garantizar su seguridad”, afirmó en declaraciones a la web de la cadena catarí Al Jazeera el subdirector de la policía de la provincia de Kunduz Mohammad Obaida.

Por su parte, el clérigo chiita Sayed Hussain Alimi Balkhi instaba públicamente al régimen talibán a proteger a sus correligionarios. “Esperamos que las fuerzas de seguridad proporcionen seguridad a las mezquitas dado que se han quedado con las armas que se habían destinado a la protección de los lugares de culto”. Los talibanes, protagonistas a menudo de crímenes contra los chiitas afganos, tienen ante sí el reto, que se antoja cada vez más difícil, de garantizar el orden público en el nuevo Emirato. El momento es crítico.

Aunque la franquicia afgana del Estado Islámico lleva golpeando en el país desde 2015, el grupo incrementó su actividad criminal a partir de que los talibanes y Estados Unidos comenzaron a negociar en Qatar. Su objetivo han sido tanto las minorías étnicas y religiosas del país de Asia Central como los talibanes y sus socios de Al Qaeda.

Desde comienzos de 2021 hasta el 31 de julio pasado, la rama afgana de Daesh atribuyó la responsabilidad de 177 ataques, lo que contrasta con los 84 atentados de 2020. No en vano, la primera ejecución oficial del régimen insurgente en Kabul fue la de Abu Omar Khorasani, antiguo líder de Daesh en el sudeste asiático, encarcelado en Afganistán desde mayo de 2020.

Hasta la partida de las tropas estadounidenses, los talibanes lograron contener con éxito la amenaza del Daesh gracias a las operaciones militares desempeñadas conjuntamente por Washington y el Gobierno afgano. Todo apunta que el enfrentamiento entre los talibanes, que prosiguen el camino de la consolidación y el reconocimiento exterior de su régimen, y la organización yihadista se recrudecerá en los próximos meses.