Terrorismo

¿Podría el Estado Islámico ocultar el nombre de su nuevo jefe para evitar acciones militares contra él?

Los cabecillas yihadistas tratan de descubrir los fallos se seguridad que han conducido a la localización y muerte de sus dos “califas”, Baghdadi y Hashimi

Ibrahim Hashimi. (CTC Sentinel via AP)
Ibrahim Hashimi. (CTC Sentinel via AP)larazonAgencia AP

El Estado Islámico (Daesh, Isis)guarda silencio, al menos por el momento, sobre quién será el sucesor como jefe de la banda terrorista de Ibrahim Hashimi, que se suicidó para no ser capturado por las tropas de élite USA. Algunos expertos, dado que el anterior a Hashimi, Abu Bar Bagdahadi, tuvo el mismo final, se plantean, como hipótesis, que Isis haya ya nombrado al nuevo “califa” y no lo haga público por razones de seguridad. O que, materialmente, no haya podido reunir o establecer contacto con los encargados de designarlo.

De momento, en el último boletín semanal, los yihadistas se limitaban a propugnar el desarrollo de “armas” para sembrar el terror entre los incrédulos europeos.

“Cuántos días y noches negros vivieron los cruzados como resultado de los benditos ataques lanzados por los héroes del Islam en el corazón de la Europa cruzada en el apogeo de la intensificación de la Cruzada contra la Casa del Califato, y cómo estas benditas operaciones se saldaron con pérdidas económicas y una gran sangría de seguridad (…) pagando millones de dólares para aumentar la preparación de seguridad de sus fuerzas y fortificar sus aeropuertos, centros urbanos y sus servicios de inteligencia”.

Recuerdan que “el muyahidín de las redes sociales también tiene un papel y una participación en aterrorizar a los incrédulos y sembrar el terror en sus pechos si hace buen uso de los medios en sus manos. La guerra de los medios y el arma del terror son pares inseparables, y caminos de éxito en todas sus acciones, especialmente la yihad”.

En las últimas semanas, algunos medios han dado como probable que el sucesor de Hashimi sea un terrorista de su entorno, sirio o iraquí, con una larga experiencia en Al Qaeda y, posteriormente, en Daesh. Lo que ocurre es que muchos de ellos han perdido la vida, el último de ellos hace unos días en una operación desarrollada en Irak.

Lo que sí se da como seguro, es que el Estado Islámico, como ocurrió cuando se suicidó Baghdadi, están analizando los fallos de seguridad que llevaron a los servicios de inteligencia norteamericanos a localizar a Hashimi. Son dos operaciones en poco tiempo y algo no funciona en el entramado de clandestinidad de la banda yihadista.

Sería entonces, cuando los cabecillas se reunirían para designar el sucesor (si es que no lo tenían previsto y está ya en activo, sin que se dé a conocer su nombre, precisamente para no convertirle en objetivo; otra hipótesis).

Se recuerda que tanto como Baghdadi y Quraishi, ambos miembros de Al Qaeda en Irak, estuvieron detenidos por los norteamericanos en ese país y lo lógico sería buscar a uno que no fuera conocido por los servicios de información internacionales. El perfil sería más “militar” frente al “ideológico” en el que se había concentrado Hashimi en los últimos tiempos.