Conflicto en Ucrania
La UE golpea a la cúpula de hierro de Putin con fuertes sanciones
Bruselas retira los visados y congela los fondos al ministro de Defensa, al jefe de Gabinete y a altos mandos militares rusos, pero aún no apunta al presidente
Los Veintisiete han aprobado esta tarde un paquete de sanciones contra Rusia que incluyen al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, la portavoz de Exteriores, Maria Zakharova, el jefe de gabinete de Vladimir Putin, Anton Vaino y altos mandos militares, pero dejan fuera de este listado al propio mandatario ruso y a su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov.
Además, esta batería de castigos abarca a tres bancos rusos – Rossiya Bank, Promsvyazbank y VEB- y también a personalidades vinculadas con el poderosísimo aparato de propaganda del Kremlin como la editora jeja de la versión en inglés del canal de televisión RT Margarita Simonyan.
En total son 27 las personas y entidades sancionadas que se unen a los 351 miembros de la Duma que este pasado 15 de febrero votaron a favor de reconocer la independencia de las provincias separatistas rusas de Donetsk y Lugansk. Un paso, refrendado posteriormente por el Kremlin, que ha sido considerado por EE UU y la UE como una afrenta a la soberanía territorial de Ucrania y el preludio de una posible invasión del país, ya que este reconocimiento ha venido acompañado del envío de tropas a las zonas rebeldes.
Estas personas no podrán viajar a territorio comunitario y sus bienes en suelo europeo también les serán congelados. Tras este último listado, el total de individuos sancionados desde 2014 –fecha de la anexión de la península de Crimea- asciende a 554 a lo que hay que sumar 55 entidades.
Además, la decisión tomada hoy supone el bloqueo total de todas las importaciones procedentes de las zonas rebeldes y restricciones al comercio e inversiones relativas a ciertos sectores económicos así como la prohibición del turismo.
Cerco al Kremlin
Asimismo, las capitales europeas quieren cercar al Kremlin con la prohibición de acceso a los mercados financieros europeos tanto para la Federación rusa como su Gobierno y el Banco Central. Esto puede ser tan sólo el principio ya que las capitales europeas aún se guardan la artillería pesada si Putin no cede y decide invadir el país, tal y como temen desde hace semanas los servicios de inteligencia occidentales.
Si esto sucede, la UE está dispuesta a golpear el comercio de sectores clave para Rusia – aquellos que tengan que ver con la modernización de la economía y en los que no sea fácil encontrar una alternativa al suministro europeo como la alta tecnología o el armamento- e incluso también se baraja desconectar al país del sistema de transacciones financieras SWIFT, lo que dejaría al Rusia en la misma situación de ostracismo internacional que Irán.
Moscú es el quinto socio comercial de la UE
Aunque Moscú sigue teniendo la importante baza económica de cortar el gas al club comunitario (el 90 de esta fuente de energía que consumen los europeos proviene de terceros países y el 40% de Rusia), la exposición comercial del país de Vladimir Putin respecto a la UE no puede desdeñarse. Según los últimos datos del Ejecutivo comunitario del primer semestre de 2020, Moscú es el quinto socio comercial de la UE y representa el 4,8% de su comercio de mercancías. Al contrario, para Rusia la UE supone su principal socio y constituye el 37,3% de sus intercambios comerciales. El 36,5% de sus importaciones provienen de la UE y el 37,9 se dirigen a ella. El grueso de las importaciones rusas al club comunitario son el petróleo (70,6% del total); agricultura y materias primas (4,5%), químicos (4,3%) y acero y aluminio (4,1%). Por su parte, la UE exporta a Rusia maquinaria y equipamiento de transporte (44,1%); químicos (21,1%); bienes manufacturados (9,6%) y agricultura y materias primas (8,7%).
En cuanto a inversión, los Veintisiete suponen el mayor socio para Rusia y en 2019 este montante ascendió a 311.400 millones de euros.
En los últimas semanas, la UE y EEUU han hecho frente común para encontrar suministradores alternativos de gas licuado con los que hacer frente al boquete ruso con el objetivo de que puedan transportar esta fuente de energía a través de barcos metaneros. Se han producido contactos con Qatar, Azebaiyán, Nigeria y Corea del Sur. De momento, Japón ya ha ofrecido sus reservas a la UE y Noruega se comprometió ayer a seguir suministrando gas a la EU según su capacidad. “Rusia ha instrumentalizado la energía en los últimos meses, si no en los últimos años, para poner presión no sólo en Ucrania sino también en la Unión Europea”, aseguró ayer la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen en su encuentro con el primer ministro del país, Jonas Gahr Støre al que agradeció el comportamiento de Noruega como “proveedor fiable” que “ha reaccionado cuando ha hecho falta más gas”.
Aunque las autoridades europeas han hecho en las últimas semanas apelaciones a la calma sobre la situación del gas, otros no son tan optimistas. Según un informe de la consultora Wood Mackenzie de principios de febrero, las reservas europeas podrán resistir tan sólo seis semanas si Rusia decide cortar el flujo de gas .En un análisis realizado por el think tank Bruegel y publicado el pasado 27 de enero, sus expertos concluían que si Rusia hubiese decidido dar este paso a principios de febrero, las reservas europeas se hubiesen situado en mínimo de 140 TWH en el mes de abril y podrían haberse quedado vacías a finales de marzo con un clima especialmente frio.
Ante la gravedad de la situación, el presidente del Consejo, Charles Michel, convocó ayer una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete que tendrá lugar hoy en la capital comunitaria. “El uso de la fuerza y la coerción para cambiar fronteras no tienen lugar en el siglo XXI”, asegura en su carta dirigida a los líderes europeos Michel. “Es importante que continuemos unidos y decididos y que juntos definamos nuestro enfoque colectivo y nuestras acciones”, resalta también el político belga.
En las últimas días, los mensajes de alarma han ido in crescendo. “Hay mucho en juego en la crisis de hoy: el riesgo de conflicto es real. Rusia está utilizando su fuerza y ultimátums no solo para redibujar las fronteras en Europa, sino también para reescribir por completo la arquitectura de seguridad global”, aseguró ayer el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg.
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