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Putin: El señor de la guerra

El presidente ruso justifica ante los empresarios su campaña militar contra un país soberano: «No nos dejaron otra posibilidad» y se enfrenta al malestar en las calles

El rostro del presidente ruso, Vladimir Putin, es usado como diana en unas maniobras militares realizadas en Ucrania
El rostro del presidente ruso, Vladimir Putin, es usado como diana en unas maniobras militares realizadas en UcraniaKARINA SALOAgencia EFE

«Rusia se dispone a luchar por la desmilitarización y desnazificación de Ucrania y juzgará a aquellos que cometieron crímenes contra los ciudadanos pacíficos». Con estas palabras dirigidas al pueblo ruso en directo a las seis de la mañana, hora de Moscú, el presidente Vladimir Putin dio el pistoletazo de salida a la entrada de las tropas de su país en la vecina Ucrania. La sorpresa del ataque pilló a sus compatriotas despistados, seguros de que con el reconocimiento de la independencia de las repúblicas de Donetsk y Lugansk el Kremlin daría por finalizada su ofensiva. Conforme fueron pasando las horas, el ejército ruso avanzó desde varios frentes aprovechando la poca resistencia de los también sorprendidos ucranianos, que tampoco pudieron imaginar que las señales de alarma lanzadas por Occidente ya eran una realidad.

El presidente Putin, en sus palabras a la nación, quiso acreditar su decisión recalcando que va a «llevar a los tribunales a quienes cometieron numerosos crímenes sangrientos contra civiles, incluso contra ciudadanos de la Federación Rusa» y añadió que quiere «proteger a las personas que han sido objeto de genocidio».

A medida que la ofensiva rusa continúa su trayecto hacia Kiev, el mundo y los rusos se preguntan cuál será el siguiente paso, confusos por el devenir de unos acontecimientos que hasta ayer parecían ciencia ficción. Muchas son las teorías, aunque sólo el presidente ruso sabe qué pasará. La incertidumbre está servida. En un acto celebrado ayer ante grandes empresarios rusos Vladimir Putin quiso dejar claro que su orden estaba justificada. «No nos dejaron ninguna posibilidad», enfatizó el mandatario, que insistió en lo ya comunicado por su ministerio de Defensa unas horas antes cuando aseguró que «no infligirán ningún ataque a bienes civiles en el territorio de Ucrania, solo a la infraestructura militar, nada amenaza a la población civil».

Putin planeó un ataque a Ucrania para anularla militarmente como medida de castigo por algo que, en su opinión, cruza las líneas rojas de la convivencia sobre todo desde la anexión de la península de Crimea y el levantamiento del Donbás en 2014. Si esta es la base de su discurso, otro motivo no menos importante es el ya repetido por el presidente ruso en más de una ocasión, la amenaza de la OTAN.

Muy reticente con la relación de esta ex república soviética con Estados Unidos, Putin sabe que en un plazo no muy largo el gobierno de Kiev se postulará como candidato a integrar la OTAN pudiendo esta desplegar sus armas a pocos kilómetros de Moscú.

Si los planes de Putin se ciñen a su discurso, Rusia podría terminar su operación militar en breve para después devolverla a los ucranianos, algo que el portavoz oficial del Kremlin, Dmitri Peskov, anunció ayer, asegurando que «nadie habla de una ocupación, y en este caso esta palabra no es aplicable aquí». Para Peskov, un futuro cambio de gobierno en Ucrania sería «una elección del pueblo ucraniano», no descartando negociaciones entre Putin y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, al finalizar la operación militar.

En la retina queda el recuerdo de la guerra con Georgia en 2008, con la que guarda algunas similitudes. Fue el entonces presidente ruso, Dmitri Medvedev, el encargado de ordenar la acción militar contra sus vecinos del Cáucaso, aunque apoyado por Vladimir Putin, que en ese momento ocupaba el puesto de primer ministro. El motivo de la intervención no fue otro que el apoyo a las abiertamente prorrusas repúblicas de Abjasia y Osetia del Norte, declaradas en rebeldía y en las que habitaba una mayoría rusa.

El presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, llegado al poder después de la llamada «Revolución de las rosas», fue criticado por el Kremlin al forzar un cambio presidencial con el apoyo de Estados Unidos. A partir de ahí, su postura pro europea y de acercamiento a la OTAN fue vista como una amenaza por Moscú y el enfrentamiento militar, que duró nueve días, atribuyó a estas repúblicas una independencia no reconocida todavía por muchos países.

Mil detenidos en Rusia por las protestas por la guerra

Más de un millar de valientes protestó ayer en Rusia contra la ofensiva militar lanzada por su presidente, Vladimir Putin, contra Ucrania. Al grito de «No a la guerra» marcharon por ciudades como San Petersburgo o Moscú, donde, según los datos proporcionados por la organización humanitaria OVD-Info, un total de 1.234 personas fueron detenidas en un total de 49 ciudades rusas. Las autoridades rusas advirtieron contra la organización de acciones masivas no autorizadas y afirmaron que la infracción de la legislación puede acarrear distintos castigos, incluida la responsabilidad penal.