Alianza

China, reacia a dejar caer a su “mejor amigo” Putin

Xi Jinping se ofrece a mediar entre Moscú y Kiev, pero parece poco probable que abandone la “alianza sin límites” con el presidente de Rusia

Vladimir Putin y Xi Jinping
Vladimir Putin y Xi JinpingAlexei DruzhininAgencia AP

En su condición de defensora de la soberanía de los Estados y del principio de no injerencia en los asuntos internos de los demás, China se ha mostrado reacia a criticar a su socio estratégico, Rusia, por su “operación militar” -Pekín elude referirse a ella como invasión de Ucrania-, culpando a cambio a Estados Unidos de obligar a Moscú a defenderse ante la perspectiva de que Ucrania entre algún día en la OTAN.

A medida que se intensifica la guerra ruso ucraniana,China apuesta en su ambigüedad por salir ganando. Pekín ha calibrado cuidadosamente su posición hasta ahora, abriéndose a la neutralidad y apostando por Moscú. Pero cuando se cumple una semana del inicio de la guerra, el gigante asiático se ha mostrado dispuesto a desempeñar un papel de mediación en el conflicto. El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, durante la primera conversación telefónica que mantuvo con su homólogo ucraniano desde el estallido de la guerra, Dmytro Kuleba, se lamentó del estallido del conflicto y se mostró sumamente preocupado por los daños causados a la población civil.

China ha emitido una serie de declaraciones de contención. No ha apoyado la invasión, pero tampoco la ha condenado. Ha repetido que la situación es compleja, que las sanciones son inútiles y que Occidente es en gran parte responsable de la guerra porque arrinconó a Rusia al ampliar laOrganización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a zonas que antes estaban bajo control ruso.

Aunque China quiere posicionarse como esencialmente neutral y aboga por el diálogo, al final lo que refleja es el fortalecimiento de los lazos sino rusos. Ambas potencias, dotadas de armas nucleares, se han acercado en los últimos años, haciendo surgir el espectro de una alianza de estados autoritarios que podría desafiar a un Occidente democrático liderado por Estados Unidos en una nueva Guerra Fría.

Tanto Xi como Putin comparten un rechazo visceral a Occidente y los dos temen las “revoluciones de colores” democráticas. Ambos ven una significativa convergencia estructural en sus intereses nacionales que abarcan el suministro de energía, la gobernanza de Internet, los derechos humanos, la legitimidad de los estados autoritarios y su común adversario estadounidense.

El frágil equilibrio de Pekín entre Rusia y Occidente

A pesar del acercamiento entre Pekín y Moscú en los últimos años, hermanados por el autoritarismo y la enemistad común con el poderío militar estadounidense y el liberalismo occidental, hay expertos que sostienen que la asociación dista mucho de ser incondicional, ya que China se muestra reacia a profesar un apoyo inequívoco a Rusia.

De hecho los intereses económicos de China siguen estando profundamente ligados a Occidente, e incluso a Ucrania. China se convirtió en el mayor socio comercial de la UE en 2021, y el país desbancó a Rusia en 2019 para convertirse en el mayor socio comercial de Ucrania.

En respuesta a la invasión, Washington, Gran Bretaña, la Unión Europea de 27 países y otros aliados occidentales han anunciado o prometido sanciones contra bancos, funcionarios, líderes empresariales y compañías rusas, así como controles de exportación destinados a privar a las industrias y al ejército de Rusia de productos de alta tecnología.

A medida que los rusos comiencen a sentir el dolor de las sanciones mundiales destinadas a paralizar su capacidad de financiar la guerra, es posible que recurran a China para que les ayuden a amortiguar su impacto. En cambio, China ha asegurado que continuará con la “cooperación comercial normal” tanto con Rusia como con Ucrania. Xi Jinping tampoco da señales de estar dispuesto a arriesgar su propio acceso a los mercados estadounidenses y europeos haciendo demasiado.

El gobierno de Xi podría apoyar a Putin dentro de esos límites y las empresas chinas podrían aprovechar la situación para buscar mejores acuerdos, pero se resistirán a violar abiertamente las sanciones y ser objeto de penalizaciones, aseguran los expertos.

La Ruta de la Seda en peligro.

No obstante, la invasión rusa de Ucrania se ha cobrado otra víctima colateral: el ferrocarril de la Ruta de la Seda. Los 11.000 kilómetros de vías férreas permiten que largos convoyes de contenedores unan China con Europa a costa de una buena veintena de días de viaje. El tráfico está en auge desde hace algunos años. Las principales rutas pasan por Kazajistán, Rusia y luego Bielorrusia, por lo que se salvan de la guerra en Ucrania. Sin embargo, las recientes sanciones impuestas por los europeos a las empresas estatales rusashacen que la situación sea insostenible.

Cuando fue recibido en el Gran Salón del Pueblo de Pekín el 6 de febrero con motivo de los Juegos Olímpicos, el presidente polaco Andrzej Duda habló con el presidente chino Xi Jinping sobre la antigua visión de transformar Polonia en la “puerta de entrada a Europa” de China.

Polonia alberga rutas ferroviarias que conectan a China con Europa a lo largo del Nuevo Puente Terrestre Euroasiático. Este corredor ferroviario, que atraviesa toda Eurasia y pasa por Kazajistán, Rusia y Bielorrusia, se ha convertido en una importante rama de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta (BRI), apodada la ruta de la seda de hierro. La imagen de los trenes chinos que atraviesan Eurasia y llevan productos chinos a los consumidores europeos ha sido intensamente promocionada por Pekín y se ha convertido en una parte importante de la marca BRI. Pero casi la mitad de esas rutas pasan por Rusia y podrían verse afectadas masivamente por las sanciones europeas tras la invasión rusa de Ucrania.