Frente común

Biden vuelve a dejar a Sánchez fuera de la llamada con sus aliados

EE UU baraja incluir a Rusia en la lista de países que patrocinan el terrorismo

11 March 2022, US, Washington: US President Joe Biden holds a phone call with Ukrainian President Volodymyr Zelenskyy to discuss the ongoing crisis in Ukraine, from the White House. Photo: Adam Schultz/Planet Pix via ZUMA Press Wire/dpa Adam Schultz/Planet Pix via ZUMA / DPA 11/03/2022 ONLY FOR USE IN SPAIN
11 March 2022, US, Washington: US President Joe Biden holds a phone call with Ukrainian President Volodymyr Zelenskyy to discuss the ongoing crisis in Ukraine, from the White House. Photo: Adam Schultz/Planet Pix via ZUMA Press Wire/dpa Adam Schultz/Planet Pix via ZUMA / DPA 11/03/2022 ONLY FOR USE IN SPAINDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Lo anunciaba la Casa Blanca con horas de antelación y sucedía ayer en EE UU: «El presidente Joe Biden convoca una videollamada segura con aliados y socios para discutir nuestro continuo apoyo a Ucrania y los esfuerzos para hacer que Rusia rinda cuentas como parte de nuestra estrecha colaboración». La llamada virtual daba comienzo a las 9:57 y finalizaba a las 11:21 hora estadounidense, coincidiendo con los últimos ataques de las tropas rusas en el este de Ucrania y ante la expectativa del anuncio de posibles nuevas sanciones adicionales contra Rusia.

La reunión telemática fue atendida por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg; el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; los grandes aliados europeos, una vez más bajo la ausencia de España: Francia (Emmanuel Macron), Alemania (Olaf Scholz), Italia (Mario Draghi); el primer ministro británico, Boris Johnson y los líderes de Polonia (Andrzej Duda), Japón (Fumio Kishida), y Rumanía (Klaus Iohannis).

Con la finalidad de que Rusia rinda cuentas ante los últimos esfuerzos de Vladimir Putin de conformarse con alcanzar el control de Donbás, Biden y el resto de los líderes mundiales se reunían para determinar los próximos pasos y dar respuesta conjunta a esa persistente creciente amenaza.

Mientras, Putin hacía oídos sordos a las acusaciones de crímenes de guerra, negando la evidencia y honrando públicamente a sus soldados, acusadas de cometer crímenes de guerra en Bucha. Por esas y otras atrocidades en las que se ha atentado contra la población civil ucraniana, el Departamento de Estado baraja etiquetar a Rusia como un «Estado que patrocina el terrorismo», una denominación con la que hasta ahora tan solo otros cuatro países del mundo.

Además, un alto funcionario del Pentágono reconocía que Rusia estaría llevando a cabo un «preludio» de operaciones ofensivas de mayor envergadura en el este de Ucrania al ver frustradas sus intenciones de invadir durante semanas el resto del país. Con el objetivo de capturar las dos provincias prorrusas, Putin incrementó sus esfuerzos militares en la zona fronteriza de su país vecino, apoderándose de la primera ciudad del este en la batalla de Donbás.

En un intento de limitar el uso de veto del Consejo de Seguridad de la ONU, Liechtenstein convocaba a 193 miembros de la Asamblea General para debatir un proyecto de resolución, apoyado por EE UU, con la finalidad de obligar a los cinco miembros permanentes del Consejo a justificar su recurso de veto para garantizar su uso en el futuro, después de que la reciente actuación de Rusia pusiera en duda el mecanismo.