Malestar

Qué pasó en las dos protestas de 2013 y 2017 que Bolsonaro compara con el asalto en Brasilia

El ex mandatario ha condenado “las invasiones de edificios públicos así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017″

Agentes de policía toman posiciones mientras los partidarios del ex presidente de Brasil Jair Bolsonaro abandonan un campamento frente a la sede del Ejército en Brasilia
Agentes de policía toman posiciones mientras los partidarios del ex presidente de Brasil Jair Bolsonaro abandonan un campamento frente a la sede del Ejército en BrasiliaEraldo PeresAgencia AP

El ex presidente Jair Bolsonaro criticó las protestas de este domingo contra la sede de los tres poderes principales de Brasil (Congreso, Presidencia y Tribunal Supremo). “Las manifestaciones pacíficas, de acuerdo con ley, son parte de la democracia. Sin embargo, las depredaciones e invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla”.

Bolsonaro se refirió a esas protestas como si estuviera impulsadas por la izquierda, pero en realidad las marchas de 2013, que los brasileños llaman “jornadas de Juño”, eran manifestaciones en contra el gobierno izquierdista de Dilma Roussef y del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva. De esas manifestaciones surgirían más tarde movimientos de derecha, como Movimiento Brasil Libre y Vem Pra Rua.

Las protestas de 2017 sí tuvieron el sello de la izquierda. De menos alcance que las de 2013, la gente salió a la calle en contra de la reforma laboral y para protestar contra los cambios en el sistema de pensiones que intentaba aprobar el gobierno de Michel Temer, el político que sustituyó a Dilma Rousseff cuando ésta fue apartada del poder tras un proceso de “impeachment”.

Qué paso en 2013

Miles de personas de las principales ciudades brasileñas salieron a la calle para protestar contra el aumento de los tícket del transporte público. En Sao Paulo hubo enfrentamientos entre manifestantes, que quemaron autobuses, y la policía. Aquellas protestas se produjeron en un contexto de crisis económica con una inflación alta, la bolsa cayendo y en plena presidencia de Dilma Rousseff, quien dijo que Brasil “despertó más fuerte” tras las manifestaciones.

Fueron hasta la fecha las protestas sociales más grandes de los últimos años, sobre todo en un país que no estaba acostumbrado a protestar en las calles. La violencia de ciertos sectores llevó a buena parte de la clase media a pedir a las autoridades mano dura contra las movilizaciones. El entonces alcalde de Sao Paulo se vio obligado a paralizar la subida del transporte público.

Qué sucedió en 2017

Cuatro años después de la histórica movilización en Brasil por motivos económicos, los brasileños volvieron a salir a las calles para protestas contra la corrupción, la reforma laboral y el sistema de pensiones. Sucedió después de la caída de Dilma Rousseff, mientras gobernaba Michel Temer. En aquellas machas la gente quería apoyar la investigación de la Operación Lavajato sobre un escándalo de sobornos en la empresa estatal brasileña Petrobras. Desde la calle se lanzó un duro discurso contra los principales partidos políticos y muchos manifestantes revelaron que votarían en las elecciones presidenciales de 2018 a Jair Bolsonaro

Finalmente, el presidente Temer autorizó la ocupación de Brasilia por parte de las Fuerzas Armadas para contener las protestas que pedían su dimisión y la convocatoria inmediata de elecciones y que convirtieron algunas de las principales avenidas de Brasil en una batalla campal. La decisión se produjo después de que una marcha convocada por sindicatos y movimientos sociales de izquierda acabara con ataques contra diversos edificios ministeriales.