Conflicto en Libia

250.000 inmigrantes esperan en Libia para cruzar a Europa

En el viaje desde su país natal, niños y mujeres son explotados y violados

Varios niños en un campo de internamiento en Trípoli, Libia
Varios niños en un campo de internamiento en Trípoli, Libialarazon

En el viaje desde su país natal, niños y mujeres son explotados y violados

Las imágenes de inmigrantes hacinados que cruzan desesperados el Mediterráneo en barcas hinchables se ha convertido ya en una triste foto fija para los que desde lejos observan esta situación. Sin embargo, la tragedia de los miles de exiliados que buscan una mejor vida en el Viejo Continente comienza muchos kilómetros atrás, en Nigeria, Sudán, Somalia... La costa libia es tan sólo la punta del iceberg. Para hacer hincapié en esta crisis humanitaria, Unicef publica hoy un informe titulado «Una travesía mortal para los niños» en el que relata el tortuoso camino hacia El Dorado europeo. Los datos son estremecedores: hasta finales del año pasado se contabilizaron 256.000 emigrantes en la costa africana esperando para cruzar el Mediterráneo; más de 23.000 eran niños. Aunque, según explican desde esta organización, la cifra real podría ser hasta tres veces superior.

«Es un infierno que nadie debería vivir», sentencia Maite Pacheco, directora de sensibilización y políticas de infancia de Unicef, que describe cómo los menores son explotados sexualmente, maltratados y utilizados como armas de guerra. Las mujeres son violadas y torturadas. Es el «precio de la libertad», según los contrabandistas que negocian sus traslados desde su ciudad de origen hasta Libia, desde donde salen la mayoría de las embarcaciones con centenares de refugiados. «Cuando contactan con las mafias, les aseguran que el precio del viaje son mil euros, pero antes de llegar a mitad del camino, se dan cuenta de que era un engaño. Entonces, los exiliados se ven forzados a trabajar para ellos y así saldar la deuda», relata Pacheco a LA RAZÓN.

Hasta septiembre de 2016, nueve de cada diez niños que cruzaron el Mediterráneo no estaban acompañados, lo que supone un total de 25.846. Además, 700 de ellos perdieron la vida en el mar junto a otros 4.000 adultos en sólo doce meses. En lo que va de este año, los sueños de otros 40 menores se ahogaron en el Mediterráneo.

Casi la mitad de las mujeres y los niños entrevistados por Unicef había sufrido abusos sexuales durante su viaje. Los centros de internamiento, ya sean los controlados por el Gobierno (prácticamente inexistente tras la caída de Gadafi en 2011) o bien por las milicias que imponen su ley en el territorio, se han convertido en auténticos campos de concentración. «No había agua ni comida, era un lugar muy triste, nos solían pegar todos los días, golpeaban a los bebés», relata Kamis, de nueve años, que estuvo en una de estas «cárceles» cinco meses. «Mujeres nigerianas han llegado a acumular deudas con los traficantes de hasta 70.000 euros. Por eso se ven obligadas a seguir trabajando para ellos en Europa. Son víctimas de la trata de personas y las explotan en prostíbulos», insiste Pacheco, que teme que las autoridades europeas decidan aprobar una ley que permita devolver a Libia aquellos que tras el infierno pisaron tierra europea.