Vandalismo

Los destrozos del patrimonio cultural en Brasilia: cuatro horas de furia en el palacio de Niemeyer

El Gobierno federal distribuye una lista preliminar de obras de arte y objetos de valor que fueron atacados, mientras expertos siguen trabajando para hallar piezas entre los escombros

«Esto es una cosa criminal. Son obras de arte, caos y caos. Es increíble lo que pasó aquí en el Palacio. Miren el estado de las salas», manifestó en un vídeo con las imágenes de los locales invadidos el ministro de la Secretaría de Comunicación del Gobierno, Paulo Pimenta. El segundo piso del Palacio do Planalto quedó destrozado y los manifestantes radicales llegaron hasta el pasillo que conduce al despacho del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en el piso tercero. La sala de la primera dama fue destruida.

En las afueras y pasillos del Congreso, quedaron esparcidos sillas, mesas, impresoras, cuadros, televisores quebrados y pedazos de equipos y muebles. Dentro del recinto, fue incendiada la alfombra del Congreso, que tuvo que ser inundado para apagar el incendio; así como robadas las banderas de los 27 Estados. También quedaron destruidas las salas de la primera planta ocupadas por algunos de los parlamentarios.

El Gobierno federal distribuyó una lista preliminar de obras de arte y objetos de valor que fueron atacados, mientras expertos continúan los trabajos para encontrar piezas entre los escombros. Allí se cuenta un reloj fabricado por el francés Balthazar Martinot, diseñado por André-Charles Boulle, que fue destruido de manera irreparable. Fabricado a finales del siglo XVIII y obsequiado a la familia real por Don João VI a nombre de la corte de Luis XIV en 1808. El objeto estaba en la tercera planta, donde se encuentra la oficina del presidente. En todo el mundo, solo había dos piezas. El otro reloj está en exhibición en el Palacio de Versalles en Francia.

El lienzo «Mulatas», de Di Cavalcanti, fue perforado por los invasores en seis lugares. La pieza data de 1962 y se estima su valor en alrededor de un millón y medio de euros. La escultura «La bailarina», obra en bronce de Victor Brecheret, uno de los exponentes del modernismo, fue retirada del lugar donde estaba expuesta en la Cámara de Diputados. Está desaparecida.

«Araguaia» la obra de 1977 de Marianne Peretti instalada en el hall de la Sala Verde de la Cámara de Diputados fue destruida. El escritorio del expresidente Juscelino Kubitscheck «fue utilizado como barricada por los terroristas», según información del Palacio. El histórico mueble fue diseñado por los arquitectos Oscar y Anna Maria Niemeyer.

La escultura «A Justiça», de Alfredo Ceschiatti, fue pintada. Los asaltantes inscribieron en la pieza la frase «Perdeu, mané» –«perdido, tonto»–. La escultura «O flutista», del artista Bruno Jorge, fue completamente destruida. La pieza de bronce, fechada en 1962, estaba expuesta en una de las salas del Congreso. En el edificio del Supremo Tribunal Federal (STF), el escudo de armas de la República fue arrancado y fueron destrozadas las sillas de los once ministros.