Estados Unidos

Las claves del discurso de la Unión de Joe Biden en el que puede lanzar su precampaña para la reelección

El presidente de Estados Unidos se dirige este martes, en la madrugada de España, al Congreso para vender su agenda. Entre los invitados estará la familia de la última víctima de la violencia policial, Tyre Nichols

FILE PHOTO: The U.S. Capitol building is seen on Capitol Hill in Washington
FILE PHOTO: The U.S. Capitol building is seen on Capitol Hill in WashingtonLoren ElliottReuters

Las horas previas del discurso más esperado del presidente Joe Biden dejaba ayer en Washington un paisaje desolador en el Capitolio precitado para garantizar su seguridad. Con la herida del histórico asalto del 6 de enero de 2021 todavía abierta, el despliegue policial puesto en marcha con días de antelación deja en evidencia las secuelas del traumático suceso.

Y es que el perímetro de este año excede incluso el que se activó en 2022, cuando los efectos de la pandemia de covid aún estaban presentes en las solitarias calles de la capital estadounidense. Aunque las medidas para evitar cualquier contratiempo son prácticamente las mismas y se ha rescatado el material de protección que durante meses decoró la turística zona de Capitol Hill: altas vallas metálicas y barricadas de cemento para evitar cualquier tipo de intromisión. También la asistencia de cientos de agentes locales, estatales y federales de las fuerzas del orden, incluyendo la Guardia Nacional.

Las palabras del presidente de Estados Unidos desde el interior del Congreso marcarán el fin de su primer ciclo de mandato al frente de la Administración y, como manda la tradición, Biden las aprovechará para recalcar sus logros personales y partidistas en la Casa Blanca, así como para adelantar las prioridades de su agenda durante la segunda mitad de su presidencia.

Intervención televisada, en horario de máxima audiencia, a las 21 hora local (3 de la madrugada en España). El primer discurso de estas características de la historia se remonta a 1789 con las 833 palabras de George Washington; en 1923, el presidente Calvin Coolidge ofreció el primero radiofónico y, ya en 1933, Franklin Roosevelt acuñó el término “estado de la Unión” para su mensaje anual ante la sede del Poder Legislativo.

Segunda vez de Biden ofreciendo este discurso, pero primera vez que lo hace ante un Congreso dividido desde que los republicanos retomaran, el pasado 3 de enero, el control de la Cámara de Representantes. Su nuevo presidente, el republicano Kevin McCarthy, junto a la vicepresidenta Kamala Harris, presiden el discurso del estado de la Unión dirigido al 118 Congreso de Estados Unidos en calidad de presidentes de las Cámaras Baja y Alta, respectivamente.

“Hoy me alegra informar que el estado de la nación y el estado de nuestra economía es más fuerte”, adelantó Biden el pasado viernes. “Los empleos han aumentado, los salarios se han incrementado, la inflación ha descendido y el covid ya no controla nuestras vidas”, declaró el mismo día ante el Comité Nacional Demócrata. “Pero ahora los republicanos extremistas del grupo MAGA en la Cámara de Representantes han dejado muy claro que pretenden ponerlo todo en riesgo. Pretenden destruirlo”, añadió.

Biden ha preparado un discurso realista, pero unificador y con miras de futuro. Así lo confirmó Brian Deese, director del Consejo Económico Nacional de EE UU: “El mensaje central será que todavía queda mucho por hacer, pero el pueblo debe sentir optimismo”.

Resaltar una economía resistente con la histórica inflación ya de salida y en la que las cifras de desempleo se sitúan en el mejor desempeño presidencial de la historia reciente será sin duda un buen comienzo para arrancar el discurso de Biden, que también tenderá una mano a la oposición para alcanzar acuerdos bipartidistas en el Congreso.

Aunque lo cierto es que algunas de sus reformas estrella en materia de infraestructura, cambio climático o sanidad, se verán empañadas por el reciente escándalo de los documentos confidenciales, cuya la investigación abierta por la misma causa contra Donald Trump y Mike Pence contrarrestan importancia al asunto.

Biden superó hace pocas semanas el ecuador de su mandato. Dos años, 48 meses, en los que el presidente demócrata se ha visto obligado a enfrentar un desafío tras otro: tomó posesión del cargo pocos días después del mayor ataque contra la democracia en la historia reciente del país, bajo el contexto las devastadores consecuencias económicas y sanitarias causadas por la pandemia y con una sociedad estadounidense más dividida que nunca.

Este último año de mandato también ha estado marcado por la guerra de Ucrania y las tensas relaciones a nivel internacional protagonizadas por Rusia y China, que han derivado en una búsqueda continua de consenso y apoyo por parte de Estados Unidos con sus socios y aliados europeos y de la OTAN.

Si en el pasado los estados de la Unión ya destacaron los esfuerzos de varias Administraciones para combatir las diferencias con el gigante asiático, esta vez la reciente polémica del globo espía chino y su posterior destrucción en territorio estadounidense serán los protagonistas.

En cualquier otro discurso del estado de la Unión no se esperarían sorpresas, pero en esta ocasión cabe la posibilidad de que el presidente de Estados Unidos anuncie oficialmente su candidatura a la reelección. A sus 80 años, Biden ya se convirtió en los anteriores comicios en la persona de mayor edad en llegar a la Casa Blanca, dando a entender recientemente que volvería a presentarse.

Aunque su avanzada edad, cuyo segundo término culminaría a los 86, así como sus continuos deslices, fuerzan el debate nacional en torno al tema. Las encuestas tampoco favorecen al líder demócrata. Mientras su popularidad no supera el 52% de desaprobación, el 62% de los estadounidenses piensa que “no ha hecho mucho, poco o nada”, según una reciente encuesta de Washington Post/ABC, y sólo un 36% cree que “ha hecho mucho" durante su gestión. El mismo sondeo desvela que el 38% de los encuestados demócratas quieren otro candidato para las elecciones presidenciales de 2024. Por ahora, sólo Trump ha anunciado su candidatura oficial.

Con semanas de antelación, el equipo del presidente de Estados Unidos al completo ha trabajado sin descanso para preparar cada detalle. Los invitados, que tomarán asiento en el palco superior, serán la cara visible de los temas más destacados de la agenda del presiente demócrata al frente de la Administración.

Los padres de Tyre Nichols, el joven de raza negra que murió en Memphis tras la brutal agresión de cinco agentes de la Policía, estarán sentados en las gradas como invitados de honor juntoa Brandon Tsay, el “héroe” asiático-americano que evitó una tragedia mayor en California al desarmar al autor de la matanza durante la celebración del Año Nuevo Lunar.

En la lista de invitados de la primera dama, Jill Biden, destacan los padres de una niña sobreviviente de cáncer; una inmigrante mexicana defensora de la reforma integral; una superviviente del Holocausto; Nancy y Paul Pelosi, que sufrió recientemente un violento ataque en su vivienda; el cantante de U2, Bono, activista del VIH; familiares de víctimas de sobredosis por opiáceos; y una mujer cuyo embarazo se complicó y el retraso de la atención médica tras las restricciones del aborto casi le cuestan la vida.