Consulta popular

Daniel Noboa fracasa en el impulso de su paquete de reformas ante la imposición del “No” en el referéndum

La pregunta más emblemática, relacionada con la posibilidad de instalar bases militares extranjeras en el país, terminó con un 60,64% por el No frente a 39,36% por el Sí. Fue junto a la negativa a convocar una constituyente, la de mayor rechazo

MADRID, 16/11/2025.- Un votante ecuatoriano deposita su voto en el centro de votación instalado en el centro de convenciones IFEMA de Madrid, este domingo. Más de 196.000 ecuatorianos participarán en el Referéndum y Consulta Popular 2025 en 19 recintos de España. EFE/Daniel González
Ecuador celebra un inédito referéndum convocado por el presidente Daniel Noboa Daniel GonzalezAgencia EFE

El rechazo ciudadano al paquete de reformas impulsadas por el presidente Daniel Noboa en el referéndum y la consulta popular del domingo ha redefinido el escenario político de Ecuador. Con más del 91% de las actas escrutadas, los resultados muestran una derrota clara y uniforme del Gobierno en las cuatro preguntas sometidas a votación: desde las bases militares extranjeras hasta la convocatoria a una Asamblea Constituyente. El mensaje de las urnas bloquea la hoja de ruta institucional que Noboa pretendía activar, y lo obliga a plantear algunas nuevas para su mandato recién iniciado.

La pregunta más emblemática, relacionada con la posibilidad de instalar bases militares extranjeras en el país, terminó con un 60,64% por el No frente a 39,36% por el Sí. Fue junto a la negativa a convocar una constituyente, la de mayor rechazo.

La derrota fue aún más significativa en Manta y Salinas, los dos territorios donde se había anunciado la eventual ubicación de estas instalaciones. En ambos cantones, el rechazo se impuso por márgenes cercanos a tres a uno. Ese comportamiento revela un rechazo territorialmente concentrado y políticamente simbólico: incluso los lugares donde se esperaba mayor apoyo a la propuesta la desestimaron categóricamente.

La segunda pregunta –que proponía eliminar el financiamiento estatal a las organizaciones políticas– también fue rechazada, con 58,07% por el No frente a 41,93% por el Sí. La ciudadanía se mostró reticente a desmantelar un mecanismo que, pese a su impopularidad, es considerado por diversos sectores como una garantía básica de pluralidad electoral, y hasta cierto punto de transparencia en campañas. Para muchos analistas citados por la prensa ecuatoriana, este resultado sugiere que la gente percibió la medida como una posible herramienta para debilitar a la oposición, más que como un ajuste administrativo.

La reducción del número de asambleístas, tercera pregunta de la consulta, obtuvo una diferencia algo menor pero igualmente decisiva: 53,47% por el No frente a 46,53% por el Sí. Esta era, en principio, la propuesta con mayor aceptación entre quienes defendían una racionalización del aparato legislativo. Según reacciones posteriores a conocerse los resultados, algunos votantes consideraron que reducir el número de curules no resolvería los problemas estructurales de representación, transparencia y eficacia del Parlamento.

La derrota más contundente del Gobierno llegó, sin embargo, en la cuarta pregunta: la convocatoria a una Asamblea Constituyente. El 61,65% por el No frente al 38,35% por el Sí cerró la puerta a cualquier intento de reinicio del orden constitucional.

Según el análisis del diario local El Telégrafo, esta respuesta no solo frena el plan institucional de Noboa, sino que evidencia un rechazo directo a lo que amplios sectores percibieron como un riesgo de inestabilidad y concentración de poder. La ciudadanía no mostró disposición a abrir un proceso constituyente que se asociaba, en parte, con episodios pasados de tensión política en el país.

Tras conocerse los resultados, Noboa declaró: “nosotros respetamos la voluntad del pueblo ecuatoriano”. Lo hizo en un tono sobrio, consciente de que el revés obliga a una recalibración estratégica. Desde el oficialismo se ha insistido en que la consulta cumplió el objetivo de escuchar a la ciudadanía, pero lo cierto es que el presidente pierde su apuesta por un mandato claro para emprender cambios estructurales acelerados.

La lectura de los analistas, recogida ampliamente en la prensa ecuatoriana, coincide en que este resultado no es un rechazo frontal a Noboa como figura –cuyos porcentajes de aceptación siguen siendo elevados–, sino al ritmo y la naturaleza de las reformas propuestas. Se trata, más bien, de un voto que exige una pausa, una revisión del método y una redistribución de prioridades.

La opositora Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que celebró la victoria del No como un “triunfo del pueblo movilizado”, interpretó el resultado como un límite a la pretensión de reordenamientos institucionales sin participación social suficiente.

A partir de ahora, el Gobierno deberá gobernar con la Constitución vigente, sin reformas estructurales y con la expectativa social de soluciones concretas en seguridad, economía y gestión pública pero no a través de transformaciones de alto calibre institucional.

Ecuador entró, desde este lunes, en una fase política distinta. Noboa deberá demostrar que puede pasar del anuncio a la ejecución y recalibrar su estrategia de gobierno para lograr los objetivos de mejorar la seguridad, acabar con el crimen organizado y darle mayor agilidad al aparato del Estado, mientras lidia con las estructuras de la burocracia y el poder que seguirán vigentes hasta el final de su mandato en 2029.