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Matanza frustrada contra los fans del Bélgica-Irlanda
Las autoridades belgas intentan tranquilizar a la población tras una macrooperación policial

Las autoridades belgas intentan tranquilizar a la población tras una macrooperación policial
Lo peor podría haber vuelto a suceder. Según aseguró ayer la cadena flamenca VTR, la macrooperación policial celebrada en la madrugada del viernes al sábado y que se saldó con 12 detenidos, 40 interrogados y 152 registros en varios barrios de la capital comunitaria tuvo como objetivo evitar un atentado previsto para el día de ayer. Al cierre de esta edición, tres de los doce detenidos, fueron acusados de intento de asesinato. Los presuntos terroristas tenían la intención de cometer otra masacre aprovechando las aglomeraciones en las calles, con pantallas al aire libre, durante la retransmisión del partido entre Bélgica e Irlanda en la Eurocopa. A pesar del trauma vivido tras la pesadilla de los ataques yihadistas del 22-M, ayer el Ejecutivo de Charles Michel después de reunir al Consejo de Seguridad Nacional, decidió mantener inalterable el actual nivel de amenaza (tres de un máximo de cuatro) lo que significa un riesgo «grave, factible y posible», pero no «inminente». «Queremos enviar un mensaje de tranquilidad», aseguró el primer ministro arropado por los dos vicepresidentes de su Gobierno, Kris Peeters, Jan Jambom y el titular de Justicia, Koen Geens, en un intento de transmitir una imagen de unidad. Michel reconoció que algunas personalidades tendrán que aumentar su seguridad particular. Peeters no descartó poner en marcha dispositivos adicionales, aunque hizo un llamamiento a «no entrar en pánico».
El jueves, la prensa belga («La Dernière Heure» y el grupo SudInfo) alertaron de una nota interna policial en la que se aseguraba que un grupo de los denominados como combatientes extranjeros habrían partido desde Siria, hace una semana y media, con el fin de llegar a suelo europeo desde Turquía y Grecia, en barco y sin pasaporte. Este comando se habría dividido en dos para atentar en Bélgica y Francia. Las autoridades belgas, sin embargo, calificaron estas informaciones como «descontextualizadas» y, al igual que ayer, también decidieron mantener el nivel de alerta. Según informaciones de la Fiscalía Federal, no se encontraron ni armas ni explosivos y los registros transcurrieron sin incidentes. El periódico «Le Soir» aseguraba que fue una escucha telefónica, en la que se hablaba de un ataque inminente, el desencadenante de esta operación.
A todo esto se suma que siguen apareciendo nuevas piezas del puzle de la matanza perpetrada el 22-M. El viernes también se produjo la detención Youssef E. A., el octavo sospechoso de los ataques. Fuentes policiales han confirmado que trabajaba en el aeropuerto de Zaventem. El juez le acusa de ser jefe de actividades terroristas, tentativa de asesinato y asesinato. Nació en Bélgica en 1985 y era amigo íntimo de Khalid El Brakaoui, uno de los hermanos kamikazes.
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