China

El Partido abre la puerta a que Xi Jinping se perpetúe en el poder

El líder chino se equipara a Mao, que fue quien puso límites a la continuidad de los dirigentes para evitar abusos de poder

Carteles de Xi Jinping y de un moderno tren de alta velocidad en una calle de Pekín
Carteles de Xi Jinping y de un moderno tren de alta velocidad en una calle de Pekínlarazon

El líder chino se equipara a Mao, que fue quien puso límites a la continuidad de los dirigentes para evitar abusos de poder.

Ya es oficial. Los rumores que desde hace tiempo apuntaban a los deseos del presidente chino, Xi Jinping, de mantenerse en el poder más allá de su segunda legislatura se vieron ayer confirmados. La agencia estatal de noticias Xinhua informó de que el Comité Central del Partido presentó una propuesta que pretende eliminar el límite de dos mandatos de cinco años que impone la Constitución al cabeza de Estado y al vicepresidente del país, lo que le daría barra libre para seguir en el poder más allá de 2023. La cláusula a suprimir, que indica que ambos «no pueden ejercer más de dos mandatos consecutivos», se discutirá en el Tercer Pleno del Comité Central que hoy comienza para debatir el nombramiento de nuevos altos cargos del Gobierno.

Más tarde será presentada –y seguramente aprobada– en la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional, que empezará el 5 de marzo. Con la eliminación de esta barrera, Xi podría pasar a ser el líder más durarero y con mayor poder desde los tiempos del fundador de la República Popular, Mao Zedong.

Precisamente, el Gobierno chino también propuso ayer inscribir en la Carta Magna del país la ideología de Xi bajo el nombre de «Pensamiento de Xi Jinping sobre Socialismo con Características Chinas para una Nueva Era», otro importante gesto que le equipara a Mao, cuya ideología también fue incluida cuando el Gran Timonel todavía vivía. El actual presidente de China es, a día de hoy, secretario general y «núcleo» del PCCh, presidente de la Comisión Militar Central y, además, encabeza numerosas comisiones que supervisan las políticas del país en diferentes ámbitos. Esa acumulación de cargos, sumada al hecho de que en el XIX Congreso del PCCh celebrado el pasado octubre Xi no nombrara a ningún futuro sucesor, supusieron la antesala a la propuesta ayer conocida. Paradójicamente, ésta elimina la medida impuesta tras la muerte de Mao que buscaba evitar la acumulación de poder en una persona con el fin de que no se repitieran episodios como el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural, en los que el país quedó sembrado de cadáveres.

En el texto de la agencia oficial se destaca que las ideas de Xi refrendan una sociedad en la que los chinos «seguirán adheridos a la dictadura democrática popular y al camino socialista» mientras «perseverarán en la reforma y apertura al mundo exterior, mejorarán constantemente las instituciones socialistas y desarrollarán la economía de mercado socialista».

Para llegar hasta aquí, Xi ha allanado el terreno haciendo uso de su guerra contra la corrupción. De la mano de su hombre de confianza, Wang Qishan, ha castigado a más de un millón de personas, eliminando posibles opositores y enemigos políticos y ganándose el favor de una población cansada de la extorsión. Ahora, diversos analistas aventuran que Xi podría nombrar como vicepresidente a Wang, quien, pese a haber superado los 68 años –edad para la jubilación de altos cargos– podría romper también esta norma no escrita.

Mientras se suceden las conjeturas, numerosos líderes de opinión ya han apuntado al inicio de una nueva era en la que todo girará en torno a Xi, un presidente que ha recrudecido las violaciones de derechos humanos a activistas y disidentes. Ahora, habrá que ver si en «la era del emperador Xi», como ayer la definió Joshua Wong, líder prodemocrático de Hong Kong, la mano del régimen sigue quedando impune.