Guerra contra el terrorismo
Cierra la base española de Koulikoro y se reduce el contingente en Mali
La base, que abrió en 2013, ha servido para entrenar a más de 5.000 militares malienses
Hoy es un día gris para la seguridad de Europa. Tras diez años con una presencia permanente en la base de Koulikoro, en Mali, diez años adiestrando a militares malienses, repeliendo ataques terroristas, contribuyendo a hacer del mundo uno más seguro, las tropas españolas han echado hoy el cierre para replegarse a Bamako y limitar su presencia a 170 soldados instalados en la capital del país. Lejos queda el verano de 2021, cuando tres helicópteros NH90 de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra participaban en misiones de transporte y las tropas españolas engrosaban la misión europea EUTM Mali.
Hubo un tiempo, no muy lejano, donde 530 soldados españoles se encontraban en el país africano para seguridad de todos. El número fue rebajándose de manera paulatina hasta alcanzar los 335 efectivos en febrero de 2023, número que hoy se reduce todavía más y que pone en peligro la continuidad de la misión en los próximos meses.
Cerrar Koulikoro ha sido casi irremediable. La misión de entrenamiento de la Unión Europea, que ofrecía instrucción militar y asesoramiento a las Fuerzas Armadas malienses (FAMA), llevaba suspendida desde abril de 2022, siendo Koulikoro una base cuyo fin era precisamente colaborar en una zona más próxima a los combates contra yihadistas que se libran en el centro del país.El deterioro de las relacionesentre Europa, con Francia a la cabeza, y la junta militar liderada por el coronel Assimi Goita, motivó una falta de interés por parte del maliense a la hora de proseguir su asociación con los europeos, prefiriendo a cambio a un partenariado con el Grupo Wagner y Rusia. La colaboración entre Wagner y las FAMA ha derivado además en un creciente repertorio de acciones violentas contra la población civil, donde la masacre de 500 personas en la localidad de Moura (perpetrada por militares malienses en compañía de mercenarios rusos) es el mejor ejemplo disponible.
La violación de los derechos humanos por parte de las FAMA puso en una difícil situación a la Unión Europea. Entrenar a soldados malienses que luego saldrán con los nuevos conocimientos aportados por militares europeos para asesinar a sangre fría a 500 civiles no comulga precisamente con los valores que pretende la UE. Josep Borrell, Alto Representante de la UE para la política exterior y de seguridad, concluyó tras conocerse las cifras de Moura que “la violencia perpetrada por las fuerzas estatales y elementos del grupo Wagner contra la población civil […] es injustificable”, habiendo señalado en ocasiones previas las reticencias de la Unión Europea a la hora de entrenar en tácticas de guerra a sujetos que luego se asociarían a mercenarios rusos.
Mali ha elegido una nueva vía militar y Europa no tiene otro remedio que acatarla. En la ceremonia de clausura de la base del pasado , el coronel maliense Issa Kaloga confirmó a los medios de comunicación reunidos que los españoles de Koulikoro habían entrenado con éxito a más de 5.000 efectivos de las FAMA, a la vez que no puso en duda la utilidad que procuró este entrenamiento a la hora de combatir al yihadismo que atenaza la región. Sin embargo, los malienses han anunciado varias veces que su objetivo consiste en levantar un nuevo ejército independiente y que no precise del apoyo de Europa para la defensa de la nación. Añadido a las reticencias europeas a la hora de entrenar a potenciales violadores de derechos humanos, el cierre de Koulikoro ha sido un suceso previsible.
El Comandante de la EUTM, el General Santiago Fernández Ortiz-Repiso, sugirió durante la ceremonia que “las Fuerzas Armadas de Malí son una punta de lanza en la que se apoya la sociedad para mejorar la situación de seguridad; su competencia profesional y su respeto por los Derechos Humanos constituyen elementos fundamentales que justifican su confianza”, a la vez que recordó que “seguiremos trabajando en estrecha colaboración con las autoridades malienses”.
La amenaza yihadista no hace sino crecer en África. Sólo el Estado Islámico cobra impuestos a lo largo de un área aproximada de 483.000 km² en África Occidental, una extensión similar a la de España. A esto habría que sumarle la presencia de grupos como Boko Haram o filiales de Al Qaeda, además de otras zonas ocupadas por los yihadistas en Somalia, Mozambique o República Democrática del Congo.
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