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China

Contribución de China a un mundo turbulento

Iniciativa para la gobernanza global propuesta por el Presidente Xi Jinping

Yao Jing Embajador de China en España LR

Por Yao Jing

Embajador de China en España

En la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai celebrada en Tianjin, el presidente de China, Xi Jinping, presentó solemnemente la ʺIniciativa para la Gobernanza Global (IGG)ʺ, una nueva y significativa propuesta de cooperación internacional impulsada por China.

Este año marca el 80º aniversario de la victoria del pueblo chino en la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa y de la victoria mundial sobre el fascismo, así como los 80 años de la recuperación de Taiwán y de la fundación de las Naciones Unidas. En 1945, tras profundas reflexiones sobre las dolorosas lecciones de dos guerras mundiales, la comunidad internacional decidió establecer la ONU e iniciar una nueva etapa de gobernanza global. Durante estas ocho décadas, el sistema internacional con la ONU en su centro, el orden basado en el derecho internacional y las normas fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas han contribuido de manera histórica a la paz y el desarrollo mundiales.

Hoy, en un escenario internacional caracterizado por cambios e inestabilidad, el unilateralismo, el hegemonismo y el proteccionismo persisten, el déficit de gobernanza global se amplía y los mecanismos tradicionales muestran crecientes limitaciones. La IGG se centra en una cuestión clave de nuestro tiempo: ʺqué tipo de sistema de gobernanza global para construir y cómo reformarlo y perfeccionarloʺ, y ofrece así una respuesta estratégica a los desafíos comunes que enfrentan todos los países.

El presidente Xi definió cinco principios fundamentales de dicha Iniciativa:

Primero, afirmar la igualdad soberana. Es la premisa esencial de la gobernanza global. La igualdad soberana constituye la norma más importante en las relaciones entre Estados y el principio rector de la ONU y de todas las organizaciones internacionales. Significa que todos los países, sin distinción de tamaño, poder o riqueza, deben ver respetadas su soberanía y dignidad, libres de injerencias en sus asuntos internos, con derecho a elegir de manera independiente su sistema social y su camino de desarrollo, y a participar en pie de igualdad en los procesos de gobernanza, toma de decisiones y beneficios compartidos. Se debe avanzar en la democratización de las relaciones internacionales, reflejando mejor los intereses y aspiraciones de la mayoría de los países, y reforzando la representación y la voz de los países en desarrollo.

Segundo, defender el estado de derecho internacional. Es la garantía fundamental de la gobernanza global. Los propósitos y principios de la Carta de la ONU son reconocidos como normas básicas de las relaciones internacionales y deben preservarse con firmeza. En los nuevos ámbitos, las reglas internacionales han de formularse sobre la base de un amplio consenso. Es imprescindible que el derecho y las normas internacionales se apliquen de manera uniforme y justa, sin dobles raseros ni imposiciones. La autoridad y la seriedad del derecho internacional deben ser respetadas, y las grandes potencias, en particular, tienen la responsabilidad de ser ejemplos como promotoras y defensoras del orden jurídico internacional.

Tercero, practicar el multilateralismo. Es la vía fundamental de la gobernanza global. El sistema y el orden internacionales actuales tienen en el multilateralismo su núcleo esencial. Se debe promover la consulta, la construcción y los beneficios compartidos: los asuntos mundiales se deciden conjuntamente, el sistema de gobernanza se construye entre todos y sus frutos se reparten de manera equitativa. La ONU es la plataforma central para practicar el multilateralismo y promover la gobernanza global. Su papel debe ser fortalecido, no debilitado. Otros mecanismos multilaterales globales y regionales deben aprovechar sus ventajas propias y desempeñar un papel constructivo, evitando todo esquema discriminatorio o excluyente.

Cuarto, abogar por el enfoque entrado en el pueblo. Es la orientación de valor de la gobernanza global. Los pueblos de todos los países son los actores fundamentales y los beneficiarios de este proceso. Solo si se busca mejorar el bienestar de la gente y ofrecer confianza y expectativas estables, el sistema de gobernanza global podrá obtener un respaldo amplio y funcionar eficazmente. La reforma y el perfeccionamiento de la gobernanza deben traducirse en un mayor bienestar mediante el desarrollo compartido, en una mayor seguridad frente a los desafíos comunes de la humanidad y en una mayor felicidad a través de la promoción de intereses comunes entre naciones y comunidades.

Quinto, exigir acciones reales. Es un principio clave de la gobernanza global. Su éxito se mide en la capacidad de resolver problemas reales. Como las distintas agendas de gobernanza global están interrelacionadas, se requiere reforzar la coordinación, la planificación integral y el avance conjunto. Hay que abordar tanto los problemas inmediatos como los desafíos de largo plazo, buscando soluciones sostenibles. Los países desarrollados deben cumplir con responsabilidad, aportando más recursos y bienes públicos, mientras que los países en desarrollo deben unirse y contribuir en la medida de sus capacidades.

Los cinco principios de la IGG son coherentes con los propósitos y principios de la Carta de la ONU y responden a las expectativas de la mayoría de los países. Reformar y perfeccionar la gobernanza global no implica desmantelar el orden internacional existente ni crear un sistema paralelo, sino reforzar la eficacia de los mecanismos actuales para que se adapten mejor a los cambios de la época y respondan de manera oportuna y efectiva a los desafíos globales.

Si la ʺIniciativa para el Desarrollo Globalʺ se centra en la cooperación económica, la ʺIniciativa para la Seguridad Globalʺ pone el acento en el diálogo en materia de seguridad, y la ʺIniciativa para la Civilización Globalʺ llama al entendimiento mutuo entre culturas, la IGG se sitúa en un plano de ʺdiseño estratégicoʺ y propone ideas para una reforma integral del sistema internacional. Estas cuatro iniciativas en conjunto constituyen el marco central de la estrategia exterior de China y sirven a la gran visión de construir una ʺcomunidad de futuro compartido de la humanidadʺ. Puede afirmarse que la IGG integra y eleva las tres anteriores, presentándose como una propuesta sistemática y precisa ante la incertidumbre actual del mundo.

La gobernanza global no es un juego de suma cero. Los desafíos comunes de la humanidad requieren la sabiduría y la fuerza de todos los países. La iniciativa de China es abierta e inclusiva, e invita a la participación conjunta de todas las naciones afines. España defiende el multilateralismo, respalda la autoridad de la ONU y promueve la solución de conflictos y diferencias mediante el diálogo y la consulta. Este año se cumple el 20º aniversario del establecimiento de la Asociación Estratégica Integral entre España y China. Ambos países comparten amplios consensos en el ámbito de la gobernanza global. Se espera que España responda activamente y apoye esta iniciativa, trabajando junto a China para promover la construcción de una comunidad de futuro compartido y edificar un futuro más pacífico, estable y próspero.