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Rusia

Detenido en Rusia un traficante de órganos humanos buscado por la Interpol

Boris Wolfman, con doble nacionalidad ucraniana e israelí, lideraba una red que conectaba donantes vulnerables con compradores en países como EE UU, Alemania e Israel

La Policía rusa detiene a un manifestante en Moscú YURI KOCHETKOVEFE

Interpol ha capturado en Moscú a Boris Wolfman, un ciudadano de 40 años con doble nacionalidad ucraniana e israelí, acusado de dirigir una de las redes de tráfico de órganos humanos más sofisticadas de las últimas décadas. El arresto se produjo en el aeropuerto de Vnúkovo, tras su deportación desde Turquía, y marca un punto clave en una investigación internacional que involucra a múltiples países.

Las autoridades rusas acusan a Wolfman de haber operado entre 2006 y 2008, conectando donantes vulnerables, principalmente refugiados y personas en situación precaria de países como Rusia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Moldavia, con compradores en Estados Unidos, Canadá, Israel y Alemania, donde un riñón podía alcanzar hasta 150.000 libras.

La red utilizaba como fachada la empresa In the Name of Heaven, que se presentaba como una organización altruista con eslóganes como “It’s God’s work”. Sin embargo, los procedimientos de extracción se realizaban en una clínica privada en Pristina, Kosovo, y causaban graves lesiones a los donantes, según revelaron las investigaciones.

La Major-General Irina Volk, portavoz del Ministerio del Interior ruso, confirmó que la detención fue resultado de una operación coordinada por Interpol, con colaboración de agencias en Europa y Medio Oriente. Wolfman ya había sido detenido previamente en Turquía, Albania e Israel, y estaba siendo investigado por intentos de extracción de órganos a refugiados sirios.

Pese a las acusaciones, el sospechoso ha negado cualquier implicación en actividades ilegales, afirmando: “En nuestra empresa no tenemos ningún contacto con el órgano... Todo lo que podemos hacer es obligar al cliente a asegurarse de que esto no tiene que ver con el tráfico de órganos”.

Las autoridades rusas señalan que Wolfman podría enfrentar hasta 15 años de prisión por trata de personas y lesiones graves derivadas de trasplantes ilegales. La investigación sigue abierta, y se espera que los procesos judiciales internacionales permitan desarticular completamente esta red transnacional de tráfico de órganos.