Política

Luigi Di Maio

París pierde la paciencia con Roma

Francia llama a consultas a su embajador en Roma por el apoyo italiano a los "chalecos amarillos"

El presidente francés, Emmanuel Macron, se reunió ayer con un centenar de jóvenes en Etang-sur-Arroux (Bretaña) como parte de sus debates con la nación / Efe
El presidente francés, Emmanuel Macron, se reunió ayer con un centenar de jóvenes en Etang-sur-Arroux (Bretaña) como parte de sus debates con la nación / Efelarazon

Francia llama a consultas a su embajador en Roma por el apoyo italiano a los "chalecos amarillos".

París ha tomado una medida drástica y ha llamado a consultas a su embajador en Roma, Christian Masset. Una decisión sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, fruto de la crisis que atraviesan las relaciones entre Francia e Italia desde hace ya varios meses. En un comunicado, el Ministerio de Exteriores francés denuncia «acusaciones repetidas», «ataques sin fundamento» y «declaraciones excesivas », por parte de las autoridades italianas.

Esta reacción de Francia responde al anuncio del viceprimer ministro italiano, el «grillino» Luigi Di Maio, que ha revelado en las redes sociales un encuentro en la región parisina con varios responsables de los «chalecos amarillos», el grupo que desde noviembre protesta contra el Gobierno de Emmanuel Macron. El líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E) publica una foto en la que se felicita del «viento de cambio que ha franqueado los Alpes». Este comentario es, a los ojos de Francia, «una provocación suplementaria inaceptable» que no tiene precedentes « desde el fin de la guerra». París no exigía la vuelta de su embajador en Roma desde que la Italia de Benito Mussolini declaró la guerra a Francia en el año 1940.

Di Maio no es el único líder italiano que busca el enfrentamiento dialéctico con las autoridades francesas. También el vicepresidente y ministro del Interior transalpino, el utlraderechista Matteo Salvini, se ha lanzado en esta carrera de descalificaciones y ha llegado a hablar de Emmanuel Macron como un «presidente muy malo», esperando que el pueblo francés se libere pronto de él. El líder de la Liga ha intervenido igualmente en la crisis de los «chalecos amarillos» condenando «con firmeza» las violencias que han estallado en las manifestaciones que tienen lugar desde el 17 de noviembre de «ciudadanos honestos que protestan contra un presidente que gobierna contra su pueblo».

El comunicado de Exteriores recuerda la «historia común» que une a Francia e Italia, que «juntas han construido Europa y trabajado por la paz», pero las «injerencias » de las últimas semanas son «inaceptables». El Gobierno francés recuerda que una cosa es tener desacuerdos ,y otra «instrumentalizar» la relación entre los dos países «con fines electorales», al mismo tiempo que se «viola» el respeto que se deben los respectivos gobiernos entre sí.

Antes de llamar a consultas a su embajador en Roma, el 21 de enero el Gobierno francés convocó a la embajadora de Italia en Francia, Teresa Castaldo, por los comentarios «inaceptables y sin objetivo proferidos por las autoridades italianas». Estaba de nuevo en entredicho el vicepresLuigi Di Maio, que acusó a Francia de provocar el «empobrecimiento de Africa», obligando a los africanos a abandonar sus países. «Macron nos señala con el dedo mientras sigue financiando su deuda pública con el dinero procedente de la explotación de los países africanos», afirmó el líder del M5S, que prometió una iniciativa parlamentaria para que la Unión Europea sancione «a todos los países que no descolonicen Africa».

Francia quiere que Italia se retrate y defina claramente cuáles son las relaciones que quiere mantener con su país vecino y socio fundador de la Unión Europea. El Ministerio de Exteriores francés recuerda que estas injerencias italianas no respetan «la elección democrática hecha por un pueblo amigo y aliado» y acusa a los italianos de instrumentalizar las relaciones diplomáticas entre los dos países de cara a las elecciones europeas del 26 de mayo, pero recuerdan que la campaña electoral no justifica «la falta de respeto a cada pueblo y su democracia». Finalmente, tienden la mano esperando que Italia reaccione recuperando «la relación de amistad y respeto recíproco» entre los dos países.

Salvini, dispuesto a hablar

Desde Roma, Salvini respondió ayer a la llamada a consultas del embajador francés proponiendo hacer las paces con el presidente francés. «Estamos dispuestos a encontrar al presidente Macron y el Gobierno francés, a sentarnos en torno a una mesa para hablar de los asuntos importantes», indicó el líder de la extrema derecha italiana, asegurando que ellos no quieren enfadarse «con nadie», que «las polémicas no nos interesan», y que lo único que hacen es defender los intereses de los italianos.

A continuación, Salvini pasa a enumerar los temas «fundamentales» que, según el vicepresidente italiano, exigen una respuesta de París. En primer lugar, exige el fin de los rechazos en la frontera a los inmigrantes, «más de 60.000 desde 2017». También pide la entrega a Italia de una quincena de «terroristas italianos», antiguos militantes de la extrema izquierda condenados en Italia, «pero que se dan la buena vida en Francia». Y para terminar, Salvini quiere que Francia deje de «molestar» a los trabajadores que son «literalmente víctimas de vejaciones» cada día cuando atraviesan la frontera francesa para ir a trabajar. Lo cierto es que el dirigista liguista mantiene una alianza con la líder ultra francesa, Marine Le Pen, que ha hecho de las elecciones europeas un plebiscito sobre Macron.