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El Ejército de Nicaragua toma las calles

La vicepresidenta, tras otro día de disturbios, dice que la reforma fiscal no es definitiva y ofrece diálogo

Un joven camina junto a varios neumáticos ardiendo en una calle de Nicaragura durante las protestas
Un joven camina junto a varios neumáticos ardiendo en una calle de Nicaragura durante las protestaslarazon

La vicepresidenta, tras otro día de disturbios, dice que la reforma fiscal no es definitiva y ofrece diálogo.

Nicaragua inició ayer su cuarto día consecutivo de protestas cívicas por las reformas de la Seguridad Social, con las calles llenas de piedras y varios edificios destruidos tras una larga noche de movilizaciones y enfrentamientos que han dejado al menos diez muertos y decenas de heridos contra la reforma de la seguridad social. En este contexto, el Gobierno desplegó decenas de militares en torno a la Alcaldía de Managua para proteger esas dependencias. También llegaron militares en la ciudad de Estelí, a 149 kilómetros al norte de la capital, donde custodian instituciones públicas.

El Gobierno denunció la víspera la destrucción de dependencias estatales y del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), supuestamente por manifestantes que se oponen al mandato de Daniel Ortega. El caos reina en el país. Por ejemplo, la terminal de autobuses del mercado Ernesto Fernández de Masaya se encuentra sin autobuses para transportar a los usuarios. En la catedral de Managua, decenas de jóvenes se encontraban dentro de las instalaciones y anoche el servicio de energía eléctrica fue suspendido. Los mismos jóvenes, autores de las últimas revueltas en el continente, aseguran que seguirán su protesta hoy domingo.

En un intento por apaciguar las marchas, Ortega aceptó un diálogo con el sector privado para abordar diversos temas, incluida la reforma de la Seguridad Social. La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo –esposa de Ortega–, dijo que estas reformas no son un tema cerrado, y sostuvo que su marido acepta instalar una mesa de negociación. La patronal nicaragüense solicitó por su parte al Gobierno que no anule los canales de televisión que informan sobre los brotes de violencia, y que «los estudiantes universitarios arrestados por manifestarse puedan salir libres de manera inmediata».

El pasado lunes, el Gobierno anunció nuevos impuestos para costear la Seguridad Social, de tal manera que los empleados pasarán a aportar el 7% de su salario en lugar del 6,25% actual. Los empresarios subirán su contribución del 19% al 22,5% de los salarios de sus trabajadores, y los jubilados ahora tendrán que aportar el 5% del monto que reciben como pensión.

Estas medidas fueron tomadas con el fin, dijo el Gobierno, de sanear las finanzas del seguro social que, según datos del Banco Central, está en déficit desde hace varios años. No sólo los empresarios están en contra de la decisión del Ejecutivo. Gran parte de la población nicaragüense no está de acuerdo con estas medidas y, por ello, se ha lanzado a la calle con manifestaciones. El sector más violento son jóvenes estudiantes encapuchados que recuerdan a los «escuderos» de las pasadas protestas de Venezuela.

En más de 11 años de Gobierno de Ortega, ésta es la primera vez que hay revueltas masivas en diferentes puntos del país. En las manifestaciones, los opositores a la medida se han encontrado con simpatizantes del Ejecutivo que sí están de acuerdo con las modificaciones y han intentado reprimir las protestas.

Aunque esas reformas fueron el desencadenante de las manifestaciones, en los últimos meses ya se notaba un ambiente de protesta contra el Gobierno de Ortega, reflejado en la escasa participación en los comicios presidenciales de 2016 que dieron la reelección al mandatario con su esposa como vicepresidenta. También hay malestar por el alza del coste de la vida, los casos de corrupción y acciones contra la libertad de expresión en el país, entre otros.