Crisis política

El caos del Brexit aboca a Irlanda del Norte de nuevo a las urnas

Católicos y protestantes no han logrado formar Gobierno en el plazo previsto, por lo que se convocarán nuevas elecciones el 15 de diciembre

El ministro británico para Irlanda del Norte, Chris Heaton-Harris
El ministro británico para Irlanda del Norte, Chris Heaton-HarrisDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Irlanda del Norte se encamina a otras elecciones después de que los partidos hayan fracasado a la hora de formar un Gobierno de coalición tras los comicios de mayo, cuando los católicos del Sinn Fein -el que fuera brazo político del ya inactivo IRA- hicieron historia al convertirse, por primera vez, en la fuerza política mayoritaria.

Lo que acontece en la provincia británica evidencia el caos de un Brexit que a día de hoy sigue negociándose entre Londres y Bruselas, generando incluso preocupación del propio presidente norteamericano Joe Biden (de descendencia irlandesa), ante las posibilidades de llegar hasta una guerra comercial entre Reino Unido y la UE, en pleno conflicto en Ucrania.

El ministro principal para Irlanda del Norte, Chris Heaton-Harris, confirmó ayer que, tras superarse el plazo de 12 semanas sin conseguir llegar a un acuerdo para un Gobierno en Belfast, deberán convocarse nuevos comicios. Los detalles no se conocerán hasta la próxima semana. Pero todo apunta a que será el próximo 15 de diciembre. Se estima que tendrán un coste de 6,5 millones de libras, lo que ha generado grandes críticas por parte de varios sectores, entre ellos, los propios ciudadanos, que están sin Ejecutivo desde mayo en plena crisis económica por una inflación que supera ya el 10%.

Tras el acuerdo de Viernes Santo de 1998 que selló la paz entre católicos y protestantes, ambas comunidades deben de gobernar en coalición. Sin embargo, los unionistas del DUP se niegan ahora a hacerlo hasta que Downing Street no cambie los nuevos controles aduaneros que establece el Protocolo de Irlanda, pieza clave del Brexit que Londres y Bruselas siguen negociando pese a que el histórico divorcio se ejecutó a efectos prácticos el 31 de diciembre de 2020.

Las conversaciones se encuentran en un momento crítico. En su día, Boris Johnsonllegó a amenazar con violar unilateralmente lo pactado. Pero el nuevo “premier”, Rishi Sunak, que tomó posesión del cargo el pasado martes, apuesta por una postura más moderada a fin de evitar una guerra comercial.

El Brexit ha dejado ahora a la provincia británica de Irlanda del Norte con una situación diferente a la del resto de Reino Unido. Comercialmente, Belfast está ahora más alineada con Dublín que con Londres. A fin de respetar el mercado único, los productos provenientes de Gran Bretaña (Escocia, Gales e Inglaterra) deben pasar por unos controles aduaneros. Y los unionistas del DUP temen que esto acabe provocando la retirada de Irlanda del Norte del Reino Unido, especialmente después de que el Sinn Fein se convirtiera en mayo en el partido más votado. La reclamación histórica de los nacionalistas siempre ha sido la de convocar un referéndum de reunificación de la isla de Irlanda.

El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, insistió este viernes en que su partido no cambiará su posición hasta que no “se elimine” el protocolo del Brexit, un instrumento, dijo, que ha dañado “nuestra economía” y ha modificado el “estatus constitucional” de Irlanda del Norte dentro de Reino Unido “sin nuestro consentimiento”.

Por su parte, la vicepresidenta del Sinn Féin, Michelle O’Neill, acusó a Donaldson y al DUP de “vivir en un enfrentamiento constante con la ciudadanía”, con “una mayoría a la que no representa”. “Se presentó a las elecciones (de mayo) y ahora no da señales de vida. Esto es un desastre y un fracaso de liderazgo por su parte y la de su partido”, subrayó la líder republicana en la Asamblea norirlandesa y aspirante al puesto de ministra principal.

O’Neill también reprochó a Donaldson que sus acciones han dejado a la provincia a “merced” de un Gobierno británico “disfuncional y despiadado” al que “solo le importa su propia supervivencia”.

Por último, la tercera fuerza política, el Partido Alianza -liberal y no sectario- opinó que unos comicios “no resuelven la crisis, sino que la agudizan”, y sostuvo que Londres, en cambio, debe introducir una “legislación de emergencia” para suspender temporalmente las instituciones de Gobierno norirlandesas, hasta que la UE y el Reino Unido lleguen a un acuerdo “en cuestión de semanas preferiblemente”. Su líder, Naomi Long, recordó, asimismo, que es necesario reformar los acuerdos de paz del Viernes Santo (1998), a fin de evitar que los bloques unionista y nacionalista puedan ejercer su derecho a veto y provoquen una parálisis como la actual.