Crisis política

El Gobierno francés, de nuevo en el precipicio

Los socialistas amenazan con una moción de censura si Lecornu no acepta una tasa para los ultrarricos en los Presupuestos de 2026

Francia.- Macron contempla disolver la Asamblea Nacional si cae el Gobierno de Lecornu
Francia.- Macron contempla disolver la Asamblea Nacional si cae el Gobierno de LecornuEuropa Press

La cuenta atrás para obtener una ley de presupuestos en Francia deja cada vez un margen más estrecho para que el primer ministro, Sebastien Lecornu, evite la quema de su Gobierno y la convocatoria de unas nuevas elecciones legislativas. Tiene que haber un texto antes de final de año y en caso de que las negociaciones descarrilen, algo que cada vez parece más próximo, las urnas serían prácticamente inevitables.

Lecornu intenta un equilibrio casi imposible: mantener dentro del perímetro de la no censura a los socialistas sin enfadar más de la cuenta a Los Republicanos. El rechazo de unos y otros a las urnas en beneficio de los extremos es el único pegamento que sostiene al Gobierno francés y a un primer ministro más expuesto que nunca a las jugadas del laberinto parlamentario. “Es una carrera de fondo muy incierta en la que uno puede caer en cualquier momento”, confesó Lecornu el pasado domingo a Le Parisien.

Ese laberinto parlamentario ha enseñado todas sus costuras en los últimos días. Los debates en la Asamblea Nacional han evidenciado la poca esperanza de lograr un compromiso ante la cantidad de líneas rojas que unos y otros exponen. La Asamblea rechazaba el viernes pasado la propuesta apoyada por la izquierda del llamado ‘impuesto Zucman’ que buscaba gravar a los ultrarricos y que debilita, sobre el papel, el frágil apoyo tácito del partido socialista al Gobierno. El ‘impuesto Zucman’, bautizado así por el economista Gabriel Zucman, prevé un gravamen del 2 % sobre el patrimonio de los que tienen más de 100 millones de euros, unos 1.800 contribuyentes en Francia. Una segunda versión considerada más “ligera” de ese impuesto también fue tumbada por el hemiciclo. En ambos casos, estas iniciativas que habían sido presentadas por los socialistas, que las consideraban imprescindibles para mantener su apoyo al Ejecutivo, fueron rechazadas por los votos del centro, de la derecha y de la extrema derecha. A cambio, y para tender un nuevo puente, Lecorn anunció que el Gobierno estará a favor de renunciar a la congelación de las pensiones y las prestaciones sociales en 2026, que son medidas que figuraban en el borrador de los presupuestos de la seguridad social. Tener atados a los socialistas es algo crucial para que el Ejecutivo francés no caiga en una nueva moción y han advertido de que decidirán la suerte del primer ministro en función de dichos presupuestos. El líder del PS, Olivier Faure, quiso poner algo de tranquilidad el lunes por la mañana anunciando que, aunque el camino sea “estrecho” hacia una adopción del presupuesto, aún es “posible” hallar una vía para eliminar las “atrocidades” que todavía contiene el texto. Faure quería matizar la tajante posición del presidente del grupo socialista, Boris Vallaud, que había afirmado que, en su estado actual, el grupo votaría en contra del texto.

Para añadir más gasolina a la inestable situación, los magistrados del Tribunal de Cuentas consideraron el lunes que, vistas las discusiones llevadas a cabo en el hemiciclo, “aumenta el riesgo de que el saldo de los regímenes sociales sea en 2026, una vez más, más deficitario de lo previsto”. De hecho, se prevé que será el mayor de la historia, el doble que el año pasado.

A falta de acuerdo parlamentario, a Lecornu se le abren dos escenarios posibles en el complejo horizonte. El bloqueo podría obligar al Gobierno a recurrir a ordenanzas, instrumento legislativo que dispone para dictar normas con fuerza de ley o bien presentar una ley especial para prorrogar, de forma transitoria, las disposiciones presupuestarias de 2025, mientras se espera un texto aprobado, algo que ya sucedió a finales del año pasado. El problema para Lecornu es que estos escenarios lo expondrían a una casi inevitable moción de censura con una complicada justificación para que los socialistas no voten a favor.

Lecornu, el tercer primer ministro del país en poco más de un año, prometió sacar adelante unos presupuestos, después de que el Parlamento hiciera caer a sus dos predecesores por las propuestas de recorte de gastos. El primer ministro evitó la censura de su gobierno a principios de este mes al aceptar suspender una reforma de las pensiones muy impopular bajo la presión de los socialistas. En caso de que el gobierno fuese derrocado por una nueva moción de censura, tampoco está claro que las urnas vayan a dar como resultado una solución parlamentaria pudiendo repetirse la actual configuración de tres bloques irreconciliables.

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